Parte narrada por Nickolas Hansen.
Scott conduce a toda velocidad mientras sujeta el volante con una mano y una botella de cerveza con la otra.
—Hermano, te aseguro, que nunca te olvidarás de la locura que haremos —dice antes de darle un trago a su bebida.
—¡Cuidado! —señalo hacia el frente cuando veo a una persona cruzar la carretera—. ¡Frena!
Él frena de golpe y por suerte no pasa nada. Sólo que me doy en la frente con el vidrio de la ventana.
Se ríe.
—Estuviste a punto, idiota —digo sobando mi frente, le doy un trago más a mi cerveza y él carcajea.
—Lo tengo controlado, no te alteres princesita —dice y deja pasar a la persona antes de seguir avanzando.
Cuando llegamos al dichoso lugar, bajamos del auto. Decido quitarme el saco y dejarlo dentro del auto porque el calor comienza a apoderarse de mí. El clima en Los Ángeles en estas fechas es un tanto caluroso.
—Toma esto —Scott llega a mi lado y me extiende una máscara negra—. Aquí comienza la aventura.
—¿Para qué la máscara? ¿Vamos a una fiesta de disfraces? —carcajeo e intento no caerme. Estoy un tanto ebrio.
—Sólo colócatela ya —me exige. Le hago caso y entramos a la lujosa licorería
—Todavía no entiendo lo de las máscaras —murmuro y estoy a punto de caerme pero él me jala del brazo.
—Estás muy ebrio —se ríe de mí—. Lo de las máscaras es sólo para divertirnos.
Lo miro extraño, pero después comienzo a reír.
—¡Vamos a disfrutar de esta noche! —dice extendiendo sus brazos—. Toma lo que quieras, tienes para elegir.
Veo los grandes estantes de vinos y licores que hay en el lugar. Por un momento pienso en que vinimos a comprar bebidas, pero ese pensamiento se va de mí cuando miro a Scott sacando un arma y apuntando al hombre que atiende.
—¿¡Qué carajos haces!? —le pregunto confundido e intentando que deje de apuntar al hombre.
—¡Dame todo el dinero que tienes! —le exige al hombre—. ¡Quiero el dinero ahora!
El hombre saca un arma por debajo del mostrador y apunta a Scott.
Entonces todo sucede muy rápido.
Scott dispara y el hombre cae detrás de la vitrina. Mi acompañante corre para tomar el dinero y yo me quedo paralizado.
¿Qué debo hacer ahora?
—¡Vámonos! —me dice y sale corriendo hacia afuera.
Yo no puedo moverme, estoy mirando al hombre desangrandose y no puedo hacer nada.
—¡Carajo, Nickolas! ¡Vámonos! —Scott vuelve y me jala del brazo.
Estoy sin poder asimilarlo mientras él entra al auto y lo enciende.
—¡Sube al maldito auto, Nickolas! —me exige y hace sonar el calxon—. ¡¿Quieres quedarte?!
—¡Scott! ¡Maldita sea! ¡¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer?! —grito cuando he reaccionado—. ¡Ese hombre se puede morir! ¡Tenemos que llamar a una ambulancia!
—¿Estás loco o qué? Si llamamos, nos van a descubrir. Sube antes de que alguien pase cerca y nos vea.
—¡Esto no es un maldito juego!
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JEFE
أدب المراهقين"Yo no tenía idea que desde que cambiarían mi puesto en el Grupo Hansen, mi vida daría un giro total. ¿Por qué? Porque me quedé con el jefe más insoportable, gruñón, amargado y engreído que jamás había tenido. Y de quién jamás pensé enamorarme." →Ba...