Prólogo.

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Yo vivía tranquila, solamente siendo la secretaria de Vladimir Peterson en el Grupo Hansen. Y no tenía de qué quejarme, mi sueldo era el indicado para mi trabajo, mi jefe era no tan amargado y una que otra vez me daba permiso para irme temprano a casa.

Mi vida era perfecta hasta que el dueño, el señor Alexander Hansen, murió y dejó todo en manos de sus hijos.

Sí, como todos querían, los tres Hansen ocuparon sus respectivos puestos en la empresa y, re acomodaron los puestos para cada uno de los asistentes.

Y desafortunadamente mi nuevo puesto quedó en ser asistente del junior, Nickolas Hansen.

Yo no estaba preparada para volver a empezar otra vez con un nuevo jefe, ni mucho menos estaba preparada para aguantar su mal humor y amargura.

¡Dios, ayúdame a no arrancarle la cabeza!

JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora