Capítulo 40.

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Parte narrada por Nickolas Hansen.

Una idea me rondaba por la cabeza desde ayer en la noche. Creo que sería bueno comprarme un departamento para vivir ahí y buscar un nuevo empleo.

Pero no estoy tan seguro de querer irme de mi casa por Valentine, y además, no estoy tan seguro de querer trabajar en algo que tenga que ver con empresas.
Podría considerar descartada, al menos en este momento, la idea de ejercer mi profesión, ya que no quiero salir del país por Roxanne; no quisiera tener que separarme de ella.

Por primera vez en la vida no sé qué es lo que voy a hacer.

Bueno, no, la verdad ya van varias veces que esto me pasa. Es como caminar sin un rumbo fijo, es realmente estresante.

Me pongo cómodo en mi cama y saco mi computadora, busco sitios web en donde pueda encontrar departamentos con las características que me gustan.

Cuando me entretengo mirando uno en especial, mi móvil vibra sobre el buró de mi habitación y me estiro para alcanzarlo.

—Hey —respondo a la llamada de Vladimir—. ¿Qué pasa?

—Hola, Nick —me saluda un tanto relajado—. ¿Estás ocupado? ¿Qué estás haciendo?

—Eh... Nada, viendo unos departamentos —presiono a la flecha hacia abajo para ver más opciones—. ¿Por qué?

—¿Departamentos? ¿Por qué? ¿Te irás de tu casa?

—Mhm... No lo sé, tal vez.

—Estás loco tú, en verdad —suelta una risa—. Nickolas estás desempleado. Los desempleados no buscan gastarse lo poco que tienen, al contrario. Lo que deberías de estar haciendo ahora es buscar un nuevo empleo, eso es lo que deberías hacer, idiota.

—Oye relájate, ¿quieres? —me río—. Estás más preocupado tú por mi estabilidad económica que yo.

—Acuérdate que ya no tienes a tu papi para que te de tus domingos —dice—. Ya debes hacerte cargo tú mismo de tus gastos.

—Ajá, lo que digas —ruedo los ojos—. ¿Qué te parece mejor, un departamento verde con blanco o azul con blanco?

—Azul —responde—, pero azul marino.

—Mhm... Vale, me agrada —asiento y me voy por buscar uno con ese color, aunque de igualmanera podría pedir cambiar el color de otro—. Bueno, ¿para qué llamaste? ¿Nada más para preguntar qué es lo que hago?

—No, de hecho tengo una noticia que siento que no te va a agradar mucho —murmura.

—A ver...

—Estamos en un serio problema porque The New York Times se enteró de que robamos el USB y sus documentos —dice un tanto relajado—. A eso le sumamos que vinieron ayer a mi propia casa y me amemazaron a mí, para que les de las pruebas, cosa que no hice, claro está. Ellos quieren las pruebas Nick, y seguramente no van a descansar hasta que se las demos, tienen miedo que usemos el contrato en su contra.

—¡Por supuesto que eso no lo vamos a usar! ¡Es ilógico! Nos traería más problemas —resoplo.

—Pues sí, pero... Ya sabes —suspira—. Le dije a Will que doblara la seguridad en la empresa y que para nada los dejase entrar a ellos.

—Me parece perfecto —muerdo el interior de mi mejilla—. Escucha, vamos a hacer esto, tú vas a trabajar por el interior de la empresa y yo por fuera. Si esos tipos vuelven a buscarte, me llamas y yo hablaré con ellos.

—De acuerdo, ¿pero qué es lo que vas a hacer?

—Tu déjalo en mis manos, no te preocupes por eso —le resto importancia, ya vería después cómo hacerle—. Tienes que asegurarte de cómo van las cosas en cuanto a la investigación, debemos acelerar el trámite.

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