Capítulo 41.

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Parte narrada por Nickolas Hansen.

Mis manos temblaban y sudaban al ver mi móvil vibrando sobre la mesita de centro de la sala de Roxanne. Es el señor Shwetz, el detective del FBI.

Roxanne me mira con preocupación y después me decido por responderle en alta voz para que ella pueda escuchar.

—¡Señor Hansen! —pronuncia inmediatamente—. ¡Vaya! Hasta que finalmente lo encuentro, ayer lo busqué en su oficina, después en casa de su novia, hoy en su casa y nada, ¿es que acaso se está escondiendo de mí?

—No, por supuesto que no —murmuro un tanto nervioso—. ¿Qué es lo que pasa?

—Le tengo una buena noticia y una mala, ¿cuál es la que quiere escuchar primero?

—La buena —respondo. Algo me dice que no me está buscando por el tema del asalto.

—Bien, la buena es que tenemos a un sospechoso en la mira —habla—. Por el momento no voy a decirle quién es la persona que creemos que asesinó a su padre y que además, tuvo que ver con el secuestro de la señora Victoria, pero cuando lo tengamos más claro, tenga por seguro que usted será el primero en enterarse.

—Mhm... De acuerdo, me parece muy bien —murmuro—. Una pregunta, ¿el sospechoso es cercano a mi familia?

—No es tan cercano a su familia, pero a la empresa sí —afirma—. Mucho más a la señora Victoria.

Lo pienso, ¿quién rayos podrá ser?

—De acuerdo —relamo mis labios y miro a Roxanne—. ¿Y la mala noticia?

—Bueno, es que... Al parecer el sospechoso del que hablamos antes, salió de la ciudad y no sabemos si va a volver pronto —menciona—. Salió desde ayer por la mañana y no sabemos a dónde fue, lo más seguro es que regrese, no creo que deje las cosas así. De todos modos, estaremos al pendiente de ello.

—Vale, vale —suelto un suspiro—. Entonces, cualquier cosa, espero su llamada.

—Sí, claro —dice—. Y antes de buscarlo en alguna parte, lo llamaré primero.

—Sí porque estoy pensando en mudarme —suelto una risita—. Ya luego le avisaré.

—Claro... Hasta luego señor Hansen, le pido de favor que no le comente nada de esto a nadie, sólo usted lo sabe. ¿Bien?

—Está perfecto, no se preocupe —asiento—. Hasta luego.

Él termina la llamada y no me puedo sentir más relajado. Juro que estaba temblando.

—Me asusté mucho, Nick —Roxanne se sienta en mis piernas y me da un abrazo fuerte que enseguida correspondo—. No quiero que te pase nada malo...

—Mi Rox —tomo su cara en mis manos y acaricio sus mejillas—, quiero que sepas, por si algún día llega a pasar eso, que te amo, que en realidad me siento muy afortunado de tenerte y que te agradezco por todo lo que me haz ayudado con lo del señor Henrik.

—No hables como si fuera a pasar —me golpea levemente el hombro.

—Lo primero que tienes que hacer es llamar a mi tío, él es abogado y él podrá ayudarme —omito su anterior comentario.

—¿Y Evah?

—No, Evah no. Mi tío.

—De acuerdo, está bien —le resta importancia—. No va a ser necesario porque sé que tú no irás a la cárcel.

—Te amo —coloco su cabello detrás de sus orejas y ladeo mi cabeza para comenzar a besarla.

El beso es lento y apasionado. Admito que jamás creí que un beso me provocara todo esto. Pero es que es ella. Toda ella la que me atrae.

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