Capítulo 20.

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Parte narrada por Roxanne Bennet.

—No puedo creer que con el dinero que te presté hayas comprado un rompecabezas como regalo para tu jefe. Y tampoco puedo creer que hayas aceptado ayudar a "Kitty" —Caroline me mira desde el sofá mientras niega una y otra vez con la cabeza.

—Lo hice por Nick —respondo a su última declaración y saco un vaso de cristal para servirme un poco de jugo de naranja.

—Ay, Dios mío —suspira—. ¿Lo hiciste por Nick o por lo que sientes por Nick?

Bebo del jugo.

—Mira, Caroline —me recargo en la barra y la miro—, técnicamente eso es lo mismo...

—No, no es lo mismo —se cruza de brazos—. Pero seguramente tú lo hiciste por ambas cosas... Sí, claro, porque tú misma lo afirmaste.

—¿Qué?

—Ya no te hagas, Rox —acaricia a Kitten—. Acepta que tu querido jefe te gusta.

Suspiro rendida.

—De acuerdo, me gusta —afirmo—, pero sólo un poco.

No sé cómo pasó y no se cuándo pasó pero ahora estaba más segura de lo que sentía por mi jefe.

—¡Aaaaay! —suelta un grito de emoción, deja a Kitten en el sofá y se levanta para brincar—. ¡Sí! ¡Era obvio! ¡Pero esperé tanto por este momento! ¡Tienes que decírselo!

—No —la miro raro. Definitivamente está loca.

—¿Por qué no? —deja de brincar—. ¡Roxanne, esta es tu oportunidad para estar con el amor de tu vida! ¡Tienes que decírselo!

—No se lo voy a decir...

—¡Tienes que hacerlo! ¡Es más! ¡Dícelo en la fiesta de esta noche!

—Estás loca si crees que voy a hacer eso. Si Catherine se entera, me saca de la fiesta aunque yo misma la haya organizado —voy hasta la sala y me siento.

—Entonces tendremos que pensar en un plan —imita pensar mientras se toca la barbilla y da vueltas por la sala.

Luego de segundos, alza sus hombros y se da por vencida.

—¿Me invitarás a la fiesta, verdad? —pregunta de la nada.

—¿De qué hablas? Se supone que sólo irán las personas más cercanas a Nick.

—¡Ándale Rox! ¡Invítame! Prometo no beber mucho —alza su mano en mi dirección—. Aunque la que debe prometer eso, eres tú.

—Cállate —me río y le lanzo una almohada del sofá.

—¡Oye, pero sí! ¿Me vas a invitar? —me mira suplicante—. Si irá David y sus amigos, ¿por qué no puedo ir yo?

—Porque David y ellos se encargarán de las bebidas —digo suspirando—. Pero está bien, no te quejes más. Estás invitada.

—¡Sí! —festeja mientras hace un extraño baile, a lo que yo me río a carcajadas.

Después me detengo, a mi cabeza entra aquel pensamiento diciéndome que no es una buena idea hacer una fiesta en estos momentos por los que está pasando Nickolas.

La muerte de su padre aún es muy reciente y por sobre todo está la culpabilidad que siente por lo del señor Henrik.

—¿Qué te sucede? —Caroline me mira preocupada.

Niego con la cabeza, pero aún sigo pensándolo.

Llego a la oficina de Nickolas, noto que aún no ha llegado y coloco la caja de regalo sobre el escritorio.

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