Capítulo 33.

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Parte narrada por Roxanne Bennet.

—Regresaré a la oficina para ver cómo va todo —dice mientras conduce hacia mi departamento—. Si quieres, puedes tomarte el día para descansar.

El chofer de Nick fue al aeropuerto para dejarnos el auto y por ello ahora me lleva a mi departamento.

—No, estoy bien —respondo con media sonrisa—. He faltado lo suficiente. Mi jefe se molestará.

Carcajea.

—Nunca me molestaría contigo, bonita.

Su móvil comienza a sonar y lo pone en alta voz para responder.

—Hola —responde.

—¡Hola, Nick! —una voz femenina no conocida para mí, es la que habla del otro lado.

—¿Qué? ¿Ya me extrañas? —pregunta con un tono burlón y la chica se ríe. ¡Oh, claro! La he recordado, es su hermana, Valentine.

—No, realmente. La verdad te llamo para avisarte que Evah llegó esta mañana a la casa diciendo que se quedará por unos días aquí —menciona—, Christopher no viene con ella, creo que han peleado o algo así.

—Uff... —deja salir un suspiro—. ¿Es enserio? Tan bien que comencé mi día.

—Sí, bueno... —se aclara la garganta—. ¿Cuándo vuelves? ¿Por qué Vladimir volvió antes?

—De hecho, ya estoy en San Francisco —dice y me da una mirada rápida—. Tuve que resolver algo en Nueva York y... Lo demás te lo contaré luego.

—¡Uy! —expresa con un tono pícaro—. ¿Entonces saliste con alguien? ¡Vaya, vaya! ¡Nickolas Hansen ya tiene novia! ¿Quién es?

Vuelve a mirarme mientras permanece con una media sonrisa en el rostro.

—Te lo contaré después, hermanita —dice—. Ahora no puedo.

—Bien —responde—. ¿Vendrás a casa? ¿O te irás a la oficina?

—Iré a tomar una ducha, luego me voy a la oficina. Te veo en un rato.

—Okey. Te veo aquí.

Terminan la llamada y Nick suelta una risita.

—Estoy seguro que Valentine te aceptará —sonríe de lado—. Sólo se lo contaré a ella, te lo prometo.

—Está bien. Yo se lo contaré a Caroline.

—De acuerdo —aparca frente al edificio en donde está mi departamento—. Te veré en la tarde, bonita.

—Adiós —sonrío y abro la puerta para bajarme.

—Hey —me detengo cuando le escucho hablarme—. Te faltó algo.

Dicho eso, señala su mejilla varias veces con su dedo índice.

Sonrío y me acerco para besar su mejilla.

—Ahora sí —sonríe satisfecho y me lanza un beso.

Bajo del auto con una enorme sonrisa en el rostro, abro la puerta trasera y bajo mi maleta. Le hago una seña de despedida, entro al edificio y tomo el elevador para que me lleve a mi piso.

Estoy más que feliz. Este viaje arregló todo entre nosotros y hasta lo mejoró. Sinceramente jamás me imaginé que esto pasaría, pero está bien así, dejar que las cosas fluyan solas y no presionarnos.

El elevador se abre y al salir, me topo con alguien a quién jamás me hubiese imaginado ver.

—¿Roxanne? —el rubio expresa sorpresa al verme—. ¡Qué bueno verte! ¿Qué haces aquí?

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