JEFE

Capítulo 32.

Parte narrada por Roxanne Bennet.

—No me vuelvas a hacer esto en tu vida —me señala mientras vamos en el taxi. Se ve realmente preocupado y un poco molesto también—. ¿Qué te pasó por la cabeza, Roxanne?

—Tranquilo, estoy bien —digo relajada y tomo su mano para acariciarla y trasmitirle tranquilidad.

—¡No me digas que estás bien cuando volviste a ponerte en riesgo con ese hombre! —su tono es duro, pero sé que dice esto porque se preocupa por mí—. ¡Te prohíbo que vuelvas a intentar obtener esos documentos!

—Claro, no volveré a intentarlo porque lo logré —digo sacando el folder con los documentos de pruebas de mi bolso—. No podía quedarme sin cumplir la promesa que te hice.

—¡No, Roxanne! ¡Te agradezco que lo hayas hecho pero fue ponerte en riesgo! ¡Ese hombre quería llevarte a su departamento! ¿¡Qué hubieras hecho si yo no llegaba!? ¡No podrías escapar de él!

—¡Nickolas, cálmate! —hablo en un tono más elevado—. No me sucedió nada y pude conseguir los documentos, relájate. Ya fue.

—Ya fue —repite mientras rueda los ojos y deja salir un suspiro de frustración. Mira el folder y me lo arrebata de las manos, comienza a romperlo y a deshacerse de todos aquellos papeles que contenían las pruebas del lavado de dinero.

—¿Tiene basura? —le pregunto al conductor del taxi y asiente extendiéndome una bolsa de basura. Nick deposita los papeles rotos ahí y devuelvo la bolsa.

Me acerco a Nick y tomo su mano para entrelazar nuestros dedos.

—Estoy molesto —suelta mi mano y gira su cabeza hacia la ventanilla del auto para evitar mirarme a los ojos.

Que inmaduro está siendo.

Me río por su actitud mientras niego con la cabeza.

—¿Quieres casarte conmigo? —le pregunto. Desliza su mirada a mí y frunce el ceño totalmente confundido.

Sonrío sin mostrar mis dientes.

—Era broma, sólo quería que me miraras —digo con diversión. Parece que a él no le causa gracia y gira su vista hacia la ventanilla nuevamente.

El taxi aparca frente al hotel en el que estamos hospedados, Nick paga lo debido y ambos bajamos del auto.

Camina sin esperarme hacia la entrada, y yo camino apresuradamente para alcanzarlo, pero de igualmanera va unos pasos más adelante que yo.

—Nick, espérame —digo caminando detrás de él—. ¡Lo siento! ¡Lamento si te preocupé y sí, me puse en riesgo pero fue para salvarnos de esa amenaza y terminar con esto!

No responde y entra al ascensor, entro y presiono el botón para que llegue al piso en donde está nuestra suite.

—Nick... —me acerco a él y acaricio su fina barba—. Perdón, ¿sí? Ya sé que te preocupaste pero si te lo hubiese dicho antes no me hubieses dejado hacerlo.

—Soy tu jefe —dice sin ninguna expresión—, y por lo tanto debes obedecer cuando te digo que no. Y esto no es por creerme un macho y prohibirte cosas, puedes hacer lo que tu quieras, menos ponerte en riesgo. Todo lo hago para protegerte, porque me importas.