—Me enteré de que encarcelaron a tu artista favorito —dijo Garren, de pie en una esquina de la habitación, con las sombras de su atuendo ocultando su rostro.
—¿A Casper? ¿En serio? —preguntó Elizabeth.
—Al mismo Casper Bergeron.
—¿Cómo sucedió?
—Gracias a Érika Erbey.
—¿La diplomática hija de Fedric?
—La misma.
—Explícame, ahora.
—Está bien. Verás... algún líder del Sol, creo que Johanna, decidió organizar un banquete entre diplomáticos y nobles. Algo pacífico mientras el León y el Lobo Blanco se mataban mutuamente en el Norte Congelado...
Ningún León ni Lobo Blanco apareció. No sé si fue porque sus invitaciones nunca llegaron, o porque decidieron ignorarlas por estarse matando mutuamente. Con lo que acaba de pasar entre Ellery y Thorlak es... difícil saber.
La joven Érika vio unas esculturas de hielo de los Elegidos del Sol y la Luna, conoció a quien las hizo... y los jóvenes actuaron como jóvenes, aunque lo disfrazaron con que él la retrataría a ella en su lienzo.
La visitó varios días, disfrazado incluso. Puede que aún vivamos en la Paz Imperial, o al menos así es en el Reino del Sol, pero el castillo Erbey es otra cosa. Por muy noble que sean los Bergeron, dudo que cualquiera sea bienvenido en el castillo más importante de una de las familias guerreras más importantes del reino.
Y así lo comprobó Casper cuando Burke lo descubrió.
—¿El hermano de Érika?
—El mismo. Creo que cumplió veintiún años hace poco... y bueno, Casper tiene dieciséis según recuerdo, sólo un año menos que Érika... así que mucha pelea no hubo, si entiendes a lo que me refiero.
Casper fue apresado en el mismo castillo, una construcción bastante completa, debo decir, digna de una familia cuyos paladines resaltan en cada generación. Apresado por infiltrarse en un hogar familiar, y por sospechas de intento de secuestro. Formas elaboradas de decir "apresado por meterse con la hija de Fedric", pues ignoraron todo lo que dijo Érika, e ignoraron el retrato que pintaba de ella. Tiene suerte de que el afamado paladín no le haya roto la cabeza con sus manos, la verdad.
—¿Y sigue ahí? ¿Apresado todavía?
—Bueno, esto sucedió hace poco menos de un mes... así que los planes para su escape seguramente están efectuándose en este mismo momento. Tal vez pasó hace unos minutos, o tal vez pasará dentro de unos pocos, es cosa de esperar —la sonrisa del mercenario creció junto con los ojos impactados de la mercader.
—¿Qué plan de escape?
—Por la intensidad de tu pregunta, dama Elizabeth, creo que estás más que dispuesta a pagar ese costo extra. Tanto la misma Érika como algunos espías del Reino del Ciervo planearon escapes simultáneamente, sin tener idea el uno del otro, a pesar de que era algo bastante obvio. Una espadachina, una tal Claudine Benoit, liderará un pequeño escuadrón de espías, esperarán el momento exacto, mis apuestas están en que liberarán al artista sin mucho problema. Otros creen que los guardias del Sol los interceptarán y que podrían ganarles, considerando que esos espías no llevarán armaduras ni irán muy bien armados, mientras que los guardias del Sol están a pocos pasos de ser paladines, con sus armaduras de placas doradas, espadas y escudos. Otros creen que Érika actuará más rápido y liberará a Casper antes de que llegue Claudine, pero la niña es joven y es primera vez que pasa por algo como esto. Aunque sea una gran diplomática, no tiene la preparación para intrigas como esta.
—Hm... —la mercader suspiró, manteniéndose en silencio por un largo rato—... si quieres que pague ese costo extra, actualízame mañana con la resolución del conflicto, si es que realmente está sucediendo ahora mismo.
—¿Alguna vez te he defraudado, Eli?
—Sólo cuando me llamas así.
—No tendrás que esperar a mañana, tendré tu resolución esta misma noche —aseguro Garren, con una amplia sonrisa resaltando bajo el ala de su sombrero.
—Ya atardeció, ¿qué tan rápido crees que puedes correr?
—Más que cualquier otro mercenario —"sólo porque Atair ya ha muerto..." pensó al responder, y ese pequeño golpe de melancolía casi borró la sonrisa de sus labios—. Espérame despierta.
—¿Entrarás por la ventana nuevamente? —y en vez de responder, Garren salió por esa misma ventana.
En pocas horas, la amplia ala del sombrero volvió a asomarse en la habitación, cubierto por la oscuridad de la noche.
—Tuve toda la razón —dijo él, con Elizabeth mirándolo fijamente, su rostro sin cambio alguno.
—Te divierte entrar así, ¿cierto? Tienes a esos dos guardias de este palacio que ya saben quién eres, tienes el privilegio de poder conversar conmigo, tienes la seguridad de obtener mayores pagos que los que sueltas como soborno, así que ¿para qué entrar por la ventana? Deberías dejar de esperar encontrarme con alguien más en mi habitación, ¿tanto pagarían por algo así?
—Me conoces bien —admitió sonriente Garren—, aunque siendo sincero, el mayor pago por algo así no serían las estrellas, sino mi propia diversión.
—Al punto. ¿Qué pasó exactamente?
—Gané la apuesta. Los Ciervos liderados por la tal Claudine Benoit se infiltraron tranquilamente en el castillo Erbey, liberaron a Casper, escaparon... y ahora Fedric y Burke deben estar bastante molestos. Encontraron a uno de sus guardias inconsciente y una celda vacía. Sólo nos falta saber qué hará Érika ahora... porque ese legendario paladín es capaz de hacer estallar una guerra por su castillo, sin mencionar lo que haría por su hija.
—Lo que significa, además de no escuchar nada de lo que le diga ella al respecto.
—¿Alguna vez te pasó algo así con tu padre?
—Los mercaderes somos libres, a diferencia de ustedes los nacidos de los reinos.
—Huh, buen golpe bajo, Eli.
—Antes de que sigas defraudándome, respóndeme una cosa más.
—Estoy feliz por esa apuesta que gané, así que será gratis.
—Al León le tomó dos años lanzar finalmente su ataque contra el Lobo Blanco, por la muerte de un diplomático común y corriente. ¿Cuánto le tardará al Sol lanzar su ataque contra el Ciervo, por las pretensiones con una noble y la invasión de un castillo familiar?
—Sólo un poco menos de lo que le tardará al Ciervo lanzar un ataque, por el secuestro de un noble sin dar ningún aviso oficial, ni siquiera al imperio... dos meses, diría yo, y apostaría al respecto.
—¿Apostarías ese pago extra por traerme tan pronto la resolución del asunto? —entonces ella sonrió, tal como antes lo hacía él, imitando su expresión de forma casi perfecta.
—Por cosas así es que eres mi cliente favorita, Elizabeth.
Fin de la segunda parte del volumen cuatro
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El Último Relato
Fantasy¿Por qué contamos estas historias? Tantos habitantes de este mundo, tantos años de historia. ¿Solamente estamos llevando registros? ¿Por eso sobreviven nuestras historias? Muchas no tienen final, otras nadie sabe cómo empezaron... pero seguimos cont...