Volumen Diez: Miedo - Tercera Parte

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—El Consejo Imperial convocó al fin una tercera reunión—comenzó a narrarle una figura encapuchada a Ratko el Persistente, un mercenario—, esta vez no hubo grandes comitivas. Sólo un diplomático de cada reino... diplomáticos preparados para una pelea, cada uno con armas, incluso la enviada del Reino de la Lechuza, y armadura, incluso el enviado del Reino del Lobo Blanco.

Los recibió un tal Ballard Bonham, aparentemente el más joven de la familia. Se presentaron como Josse Laurent, un niño bastante inexperto en la diplomacia a pesar de, aparentemente, ser dotado en la hechicería; Muiren Fantine, una hechicera de la luna cuyo vestido cubierto por placas metálicas era tan hermoso como imponente; Halfdan Vestein, el más alto y peludo de los presentes, siempre con la mano cerca del hacha a su cintura; y con sólo un "buen día", pues el enviado del Sol no dijo más que eso.

Entraron al palacio calladamente, y en un gran salón fueron recibidos por Elster Bonham, el juez imperial entrenado tanto en la diplomacia como en la guerra. Parece que los reinos no fueron los únicos en esperar lo peor... al mismo tiempo que miraban la situación con desinterés. Ballard presentó a los invitados, "estos son Josse Laurent, Muiren Fantine, Halfdan Vestein, y... perdón, creo que no escuché su nombre" dijo, y el sacerdote que el Sol había mandado respondió cortantemente, "nunca se lo dije, emisario. Soy Larkin Woods".

La conversación fue tensa. El emisario se sentó junto al juez, a una mesa redonda, y los cuatro enviados tomaron asiento a la misma. Hablaron de Louis Kelm, el prisionero de guerra. Hablaron de la aldea y la mina de hierro que el Ciervo le arrancó al Lobo Blanco. Hablaron de lealtades... y cada reino dijo que estaba con el imperio. Incluso el Ciervo, tras haber expulsado a Dimitri Bonham de su corte; Incluso el Lobo Blanco, tras la decisión de Han el Rojo de conquistar el imperio si este vuelve a requerir a uno de sus guerreros. Incluso el Sol, a pesar de lo enfurecido que estaba Larkin sobre el encierro de Garnet, y del hecho de que es un miembro de la Legión Eterna, seguidor del mismo Bergen que incendió una torre del Palacio Imperial.

El Ciervo acordó liberar a Louis Kelm, y junto al Lobo Blanco acordaron entregar la aldea minera en disputa al imperio, y junto a la Lechuza acordaron la defensa del deteriorado castillo Luna Oculta. El Lobo Blanco acordó recibir en su corte a Karla Bendig, la general Leona que ahora forma parte del imperio. El Sol acordó perseguir a Cort East, la Lechuza a Zenya Fata, y el Ciervo a Guillian Benoit, los tres recientemente considerados desertores de sus reinos, convertidos en mercenarios... y el Sol además de la Lechuza y el Lobo Blanco acordaron seguir enfrentando a los devotos, pues un paladín del Sol, un hechicero y un escudero de la Lechuza, y una hechicera del Lobo Blanco, cayeron en las garras de Locura. El Sol logró sacarle la liberación de Garnet al imperio, a cambio de que este no volviera a servir en ninguna legión del reino.

Y todos los enviados salieron de ahí, sin mirarse a las caras, riéndose en silencio. Comunicaron cada decisión a cada uno de sus reinos... y a los reinos no les importó en lo más mínimo. A nadie le importó esa reunión. Karla Bendig, la madre de una pequeña discípula que surge como comandante en el Reino del León, sigue marchando al Norte Congelado, a encontrarse con figuras como Hakon Finn, Asgeir Steinn y Thorir Sterki. Cort East, Zenya Fata y Guillian Benoit han partido en busca de personas como Elizabeth y Lisa, mientras que Alger Kendrik, Merlo Bendith e Inyo Gwyllion, y Ragna Steinn han respondido al llamado del errante, después de que Dagna Baldwin terminara por rechazarlo, y Ariana Renard terminara por aceptarlo.

¿Y sabes? Cosas más importantes pasan en este momento, como que los dioses toman nuevos elegidos, los reinos deciden cosas en secreto, el imperio responde donde cree que debería responder, y Locura lanza un nuevo ataque.

—Siempre haces tan difícil el entenderte, profeta, que ya no sé por qué cobras —dijo el mercenario—. ¿Qué reinos deciden qué cosas en secreto? ¿Qué respuestas envía el imperio? ¿Qué nuevo ataque lanza Locura? Y, sobre todo, ¿de qué elegidos de los dioses hablas?

—Profeta, ahora recuerdo que Creación me conoce por ese nombre... Y para responder tus preguntas, mercenario, te diré: El León ha enviado a Liam Barend en una misión de guerra contra los Bosques del Este, el imperio ha recibido a Dieter y Emma Kendrik, ambos paladines del Reino del Sol; Locura envía a una de sus más recientes reclutas, la lujuria, a enfrentar al ejército León, y la Dama Luna como el Justo Sol han tomado nuevos elegidos... Cyrus Benoit y Einarr Finn, respectivamente.

—¿Un niño Ciervo que entrena como espadachín y aún no entiende nada sobre dioses? ¿Y un salvaje del reino que menos respeta al Sol?

—Recuerda, Ratko el Persistente, que no soy realmente un profeta... sino solamente Maciel el Peregrino, uno más entre tantos como tú.

Fin de la tercera parte del volumen diez

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