Volumen Dieciocho: Fortaleza Interior - Cuarta Parte

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—... El barro se está evaporando —dijo Arthur el Perfecto, caminando por los Bosques del Este, o lo que quedaba de estos.

—Comienza a oler como cualquier bosque —comentó Gauvin el Prestigioso, avanzando junto al inquisidor.

—Las flores se marchitaron con el sol —habló Franck, agachado junto a algunos arbustos—, pero hay brotes nuevos saliendo de la tierra.

—Al amanecer del sexto día del año 294 Después de la Intervención Divina... —comenzó a decir Armelle.

—El sexto día de la Nueva Paz de Creación —le sonrió Ulf.

—... Los Bosques del Este ya no son más.

—Ella dijo que todos los demás habían muerto... —Jean era el más alejado del campamento, adentrado varios metros más que cualquier otro entre las plantas—... parece que decía la verdad —su voz estaba llena de melancolía.

Ambas avanzadas de héroes se habían reunido. Las heridas fueron tratadas, y muchas historias se contaron.

Adrien, Nini, Cyrus, Einarr, Bruno y Zenya habían partido de vuelta al Reino del León. Noticias debían entregarse, y cuerpos debían ser recogidos.

—Deberíamos devolverlos juntos a la tierra... —le decía Dalla a Raudi—... cavar sus tumbas lado a lado.

—Tu hermano y mi padre —contestó él—, sería el primer entierro de una familia salvaje junto a una familia titán.

—Me parece una buena idea —opinó Gunnar.

—Y a mí —concluyó Thorir.

—Mi hermano... —al otro lado del campamento, Kata cayó a sus rodillas.

—Salvó a incontables soldados de tres reinos —la consoló Edith, agachándose junto a ella.

—Murió con gloria, como todos los héroes de esa batalla —agregó Hersir.

—Como todos los héroes de esta guerra —aunque Kelda sonrió, fue una sonrisa triste.

—... Tuvo la muerte de un León... —lentamente, la joven fanática se levantó—... muchos tenemos nuevos motivos para portar los Colmillos Rojos, pero... nadie lo hará. Nadie volverá a hacerlo.

—La guerra se acabó —habló Franck, volviendo desde el bosque—, todo indica que nuestra victoria es definitiva... así que tienes razón, Kata. Si hay paz en Creación...

—Podremos abandonar nuestras ansias de guerra.

—Realmente se siente como cualquier otro bosque —le dijo Ariell a Arthur, cuando ya eran los únicos que seguían en medio de los árboles.

—Ninguna presencia además de los animales y las plantas... nuestra Legión Invicta se ha acabado.

—Somos los últimos dos inquisidores... incluso Johanna murió en el reino...

—Por primera vez, incluso desde antes de nuestra fundadora, la Paladina de las Nieves... Creación ya no nos necesita... Únete a la Legión de Hierro si quieres seguir protegiendo a los vivos, sé que estarán felices de recibirte.

—Maestro Arthur, ¿qué...?

—Me refiero a que la Legión Invicta ya no existe, ahora mismo hago el acto de eliminarla. Hay paz en Creación.

—... Y yo que todavía tenía esperanzas de ser un día aceptado entre los inquisidores... —sonrió avergonzado Anset, acercándoseles sigilosamente.

—¿Después de romper mi reliquia? —Arthur se volteó a mirarlo severamente.

—Eh, este, yo, eh...

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