Esa mañana pensé seriamente en no asistir al colegio, pretender tener una enfermedad grave o terminal, pero mi madre era una persona difícil de convencer así que me rendí sin siquiera intentarlo. Era una pérdida de tiempo.«Tranquila Lexi, quizá Jungkook ya olvido todo el asunto. Te preocupas demasiado, no eres tan importante.» Me repetí a mí misma hasta relajarme lo suficiente para tener la valentía entrar al colegio.
Caminé por los corredores, mirando de un lado a otro. Me cercioraba de que ese sujeto no estuviera deambulando cerca y si lo veía, tenía planeado correr.
Me preguntaba cuál era la posibilidad de que él hubiera cambiado de idea respecto a la invitación que me hizo el día anterior, para pasar tiempo con él y sus amigos en McDonald's.
Aparentemente las posibilidades eran nulas y esto lo confirmé al llegar a mi casillero. Intenté guardar mis patines ahí dentro, pero una pequeña nota me tomó por sorpresa.
Cayó como una pluma, colimpiandose en el aire antes de golpear contra el suelo y me quedé quieta mirando ese trozo de papel que yacía frente a mis pies.
Temí abrirlo pero al final la curiosidad me venció y al tomarlo para leerlo, me encontré con una caligrafía descuidada.«Lexi, encuéntrame a la entrada del colegio en el almuerzo para comer juntos. Jungkook.»
Su nota me hizo temblar de miedo. Eso no era bueno, eso era casi un crimen.
Arrojé mis patines en el casillero y blasfemé, arrugando la nota entre mis manos. ¿Cómo iba a salirme de ese lio?Consideré una fortuna que Jungkook no compartiera conmigo la clase de idiomas, pues después de esa clase llegaba la hora del almuerzo.
Necesitaba un plan de emergencia. Algo que pudiera sacarme del aprieto y fuera eficiente.
¡El baño!
Lo único que se me ocurrió para evadir la invitación del chico maniaco, fue encerrarme durante toda la hora en los baños de chicas, mirando a cada instante la hora y preguntándome si Jungkook estaría buscándome enfadado por todo el colegio.
Lo único peor que un delincuente juvenil, era un delincuente juvenil molesto.
Comencé a temer sobre las consecuencias de mis actos pero en ningún momento salí de esos baños, hasta que la campana sonó y me dirigí a clase.Tenía otro par de clases en las que Jungkook no estaba, pero la última hora con el profesor Morris fue la excepción.
Me preparé mentalmente para el porvenir y desde el momento en que entré al aula busque a alguna persona con la que pudiera sentarme, pues esa clase también era en parejas.
Para mi suerte, Kevin Johnson también estaba en esa clase.
Ese chico era un buen amigo mio.
Habia vivido durante años en la calle posterior a la mía y compartíamos muchas cosas en común, así que me apresuré a tomar el lugar libre a su lado antes de que alguien más lo hiciera.
-Estoy en un gran lio, ayúdame- le rogué, pero antes de que pudiera explicarle, los últimos alumnos entraban al aula junto con el profesor.
Entre esas personas estaba Jungkook, que llegaba con un semblante relajado en compañía de Dave Ford. Un vándalo igual a él.
Miré con horror ese par de ojos marrones que parecieron buscarme de inmediato entre los presentes e hicimos un contacto visual escalofriante.
Jungkook mantuvo la seriedad pero movió las cejas de arriba a abajo, en un tono seductor.
-Ay no, ayúdame- susurré con un suspiro y Kevin me miró con curiosidad, preguntándose lo que me preocupaba tanto.
-¿Qué sucede?- preguntó.- Jeon Jungkook me está acosando- musité y el estúpido chico volvió la vista sin discreción alguna- ¡No lo mires!- gruñí, llevando una mano a mi frente y Kevin sonrió sin importarle un bledo la indiscreción.
-Oh si, te está mirando- resopló divertido- ¿Por qué te acosa?- continuó interrogándome pero me negué a responder más.
Ya no quería hablar del tema asi que lo dejé pasar. Lo mejor que podía hacer era olvidar el caso. Aunque con Jungkook no era sencillo hacer tal cosa, pues él estaba decidido a continuar irrumpiendo groseramente en mi vida.Cuando la clase de ciencias terminó, salí disparada del aula, prometiéndole a Kevin que le explicaría las cosas luego.
Prácticamente corrí por los corredores, empujándome hombre a hombro entre los estudiantes hasta llegar a mi casillero.
Tan solo necesitaba mis patines y luego me iría volando a casa, donde estaría a salvo... o quizá no.-Me dejaste plantado- una voz suave me tomó por sorpresa y casi grité del susto.
Miré de vuelta al castaño despeinado que se reposaba de los casilleros a mi lado, como un intento barato de galán. ¿Quién se creía que era? ¿Jake Ryan?
-¿Perdón?- fingí no comprender.
-Te estuve esperando por casi media hora, los chicos se burlaran por siempre de mí- me dijo y yo sentía las mejillas arderme por la incomodidad.
-Oh, lo lamento mucho, lo olvidé- hablé con voz bajita, evadiendo sus intimidantes ojos marrones. Acomodaba algunos libros en mi casillero, intentando ignorarlo. No quería moverme porque temía que me siguiera a casa como un perro callejero.
-Bueno, ¿Quieres hacer algo ahora? Los chicos y yo iremos a comer pizza a la plaza- sugirió y yo suspiré rendida. No podía seguir con eso. ¿Cómo era posible que no comprendiera mi rechazo?
-Jungkook, no puedo- insistí y él me miraba con curiosidad, cruzándose de brazos ante mi negación.
-Yo sé lo que pasa- resopló.
-¿Lo sabes?
-Por supuesto, no soy idiota. Estás evadiéndome porque piensas que soy un cretino.
-Eso no es cierto- fruncí el ceño. No quería ser descubierta por él. Temía ofenderlo y que luego incendiara mi casa como venganza.
-Por supuesto, no soy tan ingenuo, sé que las chicas como tú no salen con chicos como yo- alardeó y yo lo miré, cerrando con cuidado mi casillero.
-Lo sabes- enfaticé y el asintió.
-Sí, pero pensé que quizá querrías ser la excepción a esa regla- musitó y por un segundo casi sentí lastima por él, pero no. Ese chico no era lo que parecía y yo lo sabía. Era un leon disfrazado de minino y eso era peligroso en todos los sentidos.-Lo lamento, no puedo, ni siquiera te conozco- negué, intentando sobrepasarlo pero él se interpuso de inmediato.
-Exactamente, no me conoces- exclamó, plantándose delante de mí para dejarme sin escapatoria- No soy tan malo cuando me conoces... sé qué quizá Dakota te ha hablado muy mal de mí, pero debes saber que ella es diferente- rodó los ojos y pausó por un momento antes de seguir- yo... se comportarme con las diferentes clases de chicas...- parloteó como un perfecto canalla y yo carcajeé amargamente.
-Las diferentes clases de chicas- enfaticé, haciendo comillas con los dedos y él rio también.
-No quiero sonar despectivo, eres diferente y punto, se cómo debo comportarme contigo, prometo que seré educado- aseguró y yo continuaba riendo sin poder creer su cinismo. Ese chico era increíble- vamos, sé que piensas que soy atractivo, es solo que me tienes miedo- alegó muy seguro de sí mismo y mi sonrisa desapareció para convertirse en una jeta de arrogancia.
-Perdóname, no sé qué habré hecho para que pensaras que te considero atractivo, pero no es así- intenté sobrepasarlo por el otro lado y el rio insistente, cruzando un brazo para impedirme huir.
-Vamos Lexi, no voy a morderte- insistió y luego miró hacia otra dirección, ladeando ligeramente la cabeza y pensándolo dos veces- a menos de que me lo pidas, claro, entonces lo haría con gusto- agregó y fruncí el ceño indignada, deseando golpearlo violentamente- es broma, anda, por favor, no perderás nada y te invitaré a pizza, es gratis- ofreció como último recurso, uniendo las manos al frente como una plegaria y yo con los brazos cruzados con fuerza, medité por un segundo.
-De acuerdo, pero con una condición.
-¿Cuál?
-Después de esto dejarás de acosarme.
-Acepto- concedió de inmediato, formando una gran sonrisa, moviendo la cabeza para enseñarme el camino. Esa era sin dudas la decisión más estúpida que tomaría, pero ya tendría mucho tiempo para arrepentirme después.

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Predestinados
FanfictionUna mirada, una sonrisa, un beso. La historia de la chica a la que el amor y la muerte la persiguen. Esta historia estaba adaptada con personaje masculino a Harry Styles. Todos los créditos a su autora