V E I N T E

405 57 1
                                        

Esa tarde perdí rotundamente la batalla. Era presa de Jeon Jungkook y él lo sabía bien, así que buscaba cualquier oportunidad de tocarme, besarme o tenerme a solas.

-Yo te llevaré a casa- ordenó. Ya no me dejaba oportunidad de elegir y eso me hacía sentir nerviosa.
Después de pasar un par de horas en la plaza, volvimos al colegio justo cuando la última campana sonaba.

Jungkook tomó su vehículo e intentó seducirme con la idea de fugarnos los dos solos a cualquier lugar, pero aun cuando aceptaba que su propuesta me resultaba tentadora, no pude aceptar.

-Debo volver a casa, mis padres están muy preocupados por lo que está ocurriendo en la ciudad- me justifiqué y él no insistió más, sin embargo, al llegar a mi casa, fui yo misma quien le pidió que se quedara un poco más.

Anuncié mi llegada en casa y luego le pedí a mamá la oportunidad de quedarme en el jardín con Jungkook durante unos minutos. Minutos que luego se convirtieron en horas. La tarde nos cayó encima con todos sus resplandecientes colores rojizos y Jungkook, sentado a mi lado en el pórtico, tomaba mi mano y jugaba con ella, enamorándome lentamente contra mi propia voluntad.

Todo eso que estaba sintiendo no era algo que hubiera elegido, pues mi lado racional aun me decía que eso era un terrible error del que tarde o temprano me arrepentiría, pero no podía escuchar a mi conciencia cuando estaba cerca de él. Simplemente era débil y estúpida.

-¿Por qué te aburriste de Dakota?- pregunté con timidez. Buscaba una respuesta en específico, ya que ese mismo día Dave Ford me dijo que Jungkook tan solo buscó en esa chica, la oportunidad de acercarse a mí. ¿Pero era cierto?

-No me aburrí de ella, en realidad pienso que es una persona divertida- confesó y luego guardó silencio mientras yo lo miraba fijamente, esperando que continuara hablando y me explicara la razón especifica por la que había salido con ella antes- ...tan solo me alejé porque pensé que era incomodo seguir hablándole- explicó.

-¿Por qué?- quise saber, importándome poco demostrarle que estaba ansiosa.

-Pensarás que soy un cabrón- resopló, negándose un momento a decirme.

-No lo haré- prometí. Lo cierto es que ya sabía lo que él iba a decir y en cierta forma estaba halagada. Estaba sorprendida.

-Realmente no me atraía tanto Dakota- confesó finalmente con un murmullo- Si pensé que era linda, como varias otras chicas, pero yo estaba intentando salir contigo desde Septiembre y pensé que la única forma de hacerlo sería por medio de tu mejor amiga. De otra forma tú nunca me mirabas- me culpó y no pude evitar sonrojarme y reír como tonta.

-Lo lamento- me disculpé, aunque luego pensé que eso era absurdo. Yo no necesitaba disculparme en absoluto, ni siquiera debía estar teniendo esa conversación con ese chico, aunque como dije antes, mi conciencia ya estaba muy lejos y ya ni siquiera era capaz de escuchar sus cuchicheos dentro de mi cabeza.

-No hay problema- me dijo y apenas notaba que ahora su mano había dejado de juguetear con la mía. Dejaba los rodeos a un lado y nuestros dedos ya estaban entrelazados firmemente, en tanto nuestras miradas se regalaban la oportunidad de un encuentro inacabable.

Era intimidante, aceleraba mis latidos por tan solo verle tan cerca y sabía lo que buscaba al mirar con curiosidad mis labios. No podía decir que lo había estado esperando, pero en definitiva no pude detenerlo y en cuanto se propuso terminar con la distancia, yo me presté sin pensarlo. Ladeé la cabeza junto con él y nos besamos como si aquello fuera ahora, algo común entre nosotros. Sin rastros de inseguridad. Nuestros labios se entregaban cual si fueran tan conocidos.

Sentí un cosquilleo en el estómago y en otra zona más baja que no quisiera mencionar, cuando su mano soltó la mía y se apoyó en mi pierna. Un toque que me transmitía un mar de sensaciones abrumadoras. Llevé mi mano a un costado de su rostro, tocando su mejilla rosa y fría mientras el chico profundizaba el beso otro poco, mordiendo mis labios y recurriendo a la intervención de su lengua que me parecía tan esquicito, moviéndose ágilmente en el interior de mi boca. La mano que posé en su mejilla se deslizó lentamente a su nuca e inconscientemente lo atraía más a mí, haciéndole comprender que podría seguir y seguir y jamás detenerse.

Jungkook parecía de acuerdo con ello y apretaba suavemente mi pierna, acercándose más a mi cuerpo y movía la cabeza lado a lado, incansablemente, haciéndome sentir en el cielo por la forma tan comprometida en que me besaba.
Hice una pequeña pausa, tomando aliento cerca de sus labios. Su frente se apoyó a la mía y nos miramos de cerca mientras mis dedos se enredaban en su cabello enrulado y sedoso. Jugueteé por un momento.

Me gustaba sentirme deseada y ese chico lo hacía muy bien. Dejé otro par de besitos en sus labios que en cada ocasión que me sentían cerca, buscaban ansiosos profundizar el acto, pero yo no se lo permitía e iba y venía mientras él esperaba que dejara los rodeos y lo besara propiamente.
Reí quedito cuando suspiró y se impulsó para atrapar mis labios. Tomó mi rostro entre sus manos para impedirme huir de nuevo y una vez más sentí su lengua electrizante haciendo cosquillas en mi paladar.

Hice un ruidito con la garganta, hechizada por la forma en que estaba complaciéndome.
No había ni una sola palabra reclamadora en mi interior, tan solo mariposas que aletearon desesperadamente cuando le sentí sonreír contra mi boca y aquello me pareció tan atractivo.

-Podría besarte todo el día- ronroneó y desee poder corresponderle tan solo un poco de todo lo que él me hacía sentir, pero no tuvimos tiempo suficiente para ello.

Escuché el sonido de la puerta incluso antes de que esta se abriera y tuve tan solo un instante para apartar violentamente a Jungkook, quien bajó la cabeza también y pretendió inocencia ante los ojos de mi padre que llegaba en un mal momento.

-Lexi, ya es tarde, despídete- me dijo, sin demostrar ningún tipo de sorpresa o frustración, así que guarde la esperanza de que no hubiera visto nada.
El hombre se marchó y yo suspiré, inclinándome para dejar un beso en la mejilla del chico castaño.

-Ven por mi mañana temprano- le pedí con un susurro y luego me fui mientras él apenas se ponía en pie con una sonrisa. No le di tiempo de responder nada en absoluto, ya había tenido suficiente de eventos vergonzosos, aunque aún restaba mucho por sobrepasar.

Durante la cena, supe que en realidad mi padre si había visto lo que sucedía entre Jungkook y yo, y aparentemente no era el único. Comencé a sospechar que mis padres estuvieron espiándome por las ventanas, porque no demoraron en preguntarme acerca del beso que Jungkook me dio esa noche.

-Ya no eres una niña, Lexi, queremos respetar tu privacidad, tan solo te pedimos que seas cuidadosa. No dejes que los chicos te toquen de esa forma- me sermoneó mamá y rodé los ojos enfurecida.

-Ni siquiera estaba tocándome- refunfuñé.

-Tú sabes lo que hiciste- finalizó y me puse de pie indignada. No tenía ánimos de seguir debatiendo, así que me dispuse a huir de vuelta a mi recamara.

PredestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora