Debí haber sabido que ese chico no era el mejor compañero para hacer un reporte escolar. Al menos no el más adecuado para motivarme a trabajar como es debido.
En un principio dejamos claro que nos reuniríamos en mi casa con la única finalidad de hacer el reporte de lectura, pero desde el momento en que hicimos una pequeña parada en Kentucky Fried Chicken, supe que nuestro destino era perder el tiempo.
Compramos un gran bote de pollo y al llegar a la casa nos arrumbamos en la comodidad de mi alcoba, donde la televisión nos conquistó pronto con sus encantos.Volver al futuro, era una buena película que para mí suerte estaba en la programación de esa tarde, pero me sorprendí bastante cuando Jungkook dijo:
-Nunca he visto esa película.Apenas pude evitar atragantarme con una pieza de pollo y acto seguido lo forcé a verla.
-Es una película excelente- opiné tras sacarme los zapatos y extender las piernas en la cama.
Apoyé la espalda en la cabecera y Jungkook tomó su lugar al centro del colchón, dándome la espalda con las piernas cruzadas.
A un lado, amontonado en el suelo, estaban nuestras cosas. Nuestros útiles escolares y nuestros abrigos. Habíamos dejado el frío afuera y ahora nos reconfortábamos con la calefacción. Devoramos el pollo del bote y luego nos quedamos con un antojo insaciable, así que ordenamos una pizza.Era sorprendente la comodidad que habíamos encontrado ahí, tomando en cuenta que apenas nos conocíamos lo suficiente como para tomar esa confianza.
Quizá en un principio, pensé que Jungkook sería más directo, intentaría besarme o al menos tocarme, pero durante largo rato se lo reservo.
Era probable que después de la patética escena de celos que le había montado en la biblioteca del colegio, él dedujo que la mejor forma de hacerme flaquear y dudar de mis sentimientos era dejando la dulzura a un lado y tratándome con indiferencia.
Eso me confundía, porque por un momento me halagaba y me acosaba y luego lo olvidaba todo tan fácilmente que no podía evitar sentir el dolor en mi orgullo.
No podía negarlo. Me había acostumbrado e incluso me había empezado a gustar que me rogara. Pocas chicas podían resistirse a eso ¿No es así? Aún cuando Jungkook no cumpliera con el perfil de un príncipe azul o si quiera tuviera el estilo encantador de alguien como Jake Ryan.Estaba totalmente fuera de mis ideales, pero era halagador y en cierta forma me hacía sentir bien, así que aceptaba sus juegos sin detenerme a pensar mucho a donde nos conduciría el coqueteo constante.
Por ahora, al menos, parecía que estaba esperando el momento adecuado para comenzar, pero yo dejé de esperarlo después de la primera hora.
Creí que no era la ocasión y estaba tan confiada en su actitud pacífica, que pese a todo, me tomó por sorpresa cuando se recostó de boca en la cama. Su cabeza estaba cerca de donde estaban mis pies y nuestros ojos estaban clavados en la película que estaba aproximándose a la escena final, cuando de pronto sentí su mano deslizarse suavemente en uno de mis pies y aunque no pude sentir su toque por completo, debido a que llevaba calcetas hasta los muslos, fue algo electrizante.
Miré de inmediato el acto y solté un resoplo cuando acercó el rostro y olfateó cerca de mis dedos.
-¿Qué haces?- le pregunté cohibida.
-Tus pies huelen a vainilla- comentó como un demente y reí dejándole proseguir con las caricias aun cuando el cosquilleo me hacía desear desistir, huir o esconderme de sus manos tan grandes y calidas que jugueteaban conmigo.Casi estremecí cuando deslizó su tacto de mi tobillo a mi muslo, apretando suavemente sin quitar los ojos de la película pero sospechaba que estaba más pendiente de mis reacciones.
Sonreí, atreviéndome a ser traviesa por un segundo y llevé uno de mis pies a su espalda, frotando meticulosamente entre sus omóplatos y ahí se sentía tan duro. Parecía fuerte pero decidí no jugar más cuando le escuché murmurar con voz aterciopelada:
-Tengo un fetiche con los pies ¿Sabes?- confesó, volviendo los ojos con picardía sobre el hombro y sonrío cuando yo decliné de inmediato como una cobarde a causa de la incomodidad que me causó su comentario. Reí abrazando mis piernas y volviendo la vista al televisor donde Marty Mcfly se reencontraba con el Doc después de haber creído que se había marchado a algún viaje en el tiempo.
La película finalizó tan solo un minuto después y Jungkook se estiró en su lugar, alzando los brazos y rodando como un tronco en la cama para acercarse un poco.
Le escuché soltar una risita entrecortada como la de un niño travieso cuando lo detuve con una mano, manteniendo la distancia que había entre nosotros.
-Debemos hacer el reporte- le recordé y él se quejó como un perezoso, jalando una almohada para abrazarla.
Se quedó recostado sobre el costado de su cuerpo y me miraba fijamente con esos ojos felinos que me intimidaban, sin embargo le sostuve el acto por un par de minutos y estaba segura de que nunca experimenté tanta incomodidad cuando sonrió y ronroneó como un minino.
-Me gustan tus ojos- musitó- son hermosos cuando me miran- agregó sin cobardía.
La única cobarde ahí, en efecto, continuaba siendo yo.
Había esperado que dijera algo como eso pero luego, al obtener lo que buscaba, experimentaba la culpa de haberlo fomentado.
-Al menos lee el libro- insistí, pretendiendo no haber escuchado sus últimas palabras.
Me incliné y tomé el libro que elegimos de la biblioteca. "El corazón delator". Yo terminé de leerlo antes, pero Jungkook aún debía hacerlo, así que se lo entregué y luego me recosté a observarlo. Un hombre siempre es atractivo cuando tiene un libro entre las manos, pero no Jungkook, que cambiaba de posición a cada segundo, suspirando pesadamente. Por un instante pensé que no sabía leer. Era cómico, aunque también penoso.
Cuando casi terminó, deje que se acercara, o más bien no pude evitarlo, porque estaba tan agotada que apenas fui consciente de ello.
Durante los últimos días no había dormido nada bien. Mis noches eran de lo peor debido a las pesadillas, así que aun cuando apenas iban a dar las seis de la tarde, me estaba privando en un profundo sueño.
-¿Me estás dejando solo? Hay que hacer el reporte- susurró el chico pero no le hice el más mínimo caso.
-Por favor, no he dormido en días, las pesadillas no me han dejado- musité adormilada y Jungkook guardó silencio por unos segundos, hasta terminar su pequeña lectura y tras dejar el libro en la mesita de noche, se acercó íntimamente para darme la sensación de que me estaba olfateando.
-¿Qué pesadillas?- preguntó con un hilito de voz y yo suspiré. La suavidad en su tono y el aroma de su aliento mentolado me hechizaron junto con el toque de sus manos discretas, de las que me percaté un momento después.
-Pesadillas sobre Ruth Martin- confesé y una vez más hubo silencio. Quizá Jungkook no estaba hecho para consolarme, pero no parecía importarle esperar hasta que me durmiera.
-Puedo quedarme aquí hasta que te duermas- ofreció como si fuera una niñita para él y aunque no hubo respuesta de mi parte, el sujeto cumplió su oferta y espero por varios minutos mientras sentía el desliz de su mano haciendo cosquillas en mi brazo y mi cabello.
Lentamente, era envuelta por un sueño inigualable y por primera vez no tenía miedo a quedarme dormida ya que tan sólo podía ser consciente de lo que Jungkook estaba haciendo conmigo. Sentía sus manos, su aliento, su perfume, sus labios.
¿Era real? Era increíble. Suspiré profundamente y cuando abrí los ojos, quedé impactada al encontrarme con los primeros rayos del día.
¡Había dormido toda la maldita noche y sentía como si tan solo hubiera parpadeado!
A mi lado, en la mesita de noche, estaba el libro y el reporte completo para la clase de literatura y a un lado de todo eso, una pequeña nota con la firma de Jungkook.
«No quise despertarte, eres una criatura hermosa mientras duermes. Hice yo mismo la tarea, espero un pago por ello. Recuerda que esta noche pasaré por ti para la fiesta de Brenda.»
Leí la nota y me recosté de nuevo intentando recordar lo ocurrido.
No había tenido ninguna pesadilla pero recordaba que había tenido un sueño referente a Jungkook. Sin embargo estaba tan borroso en mi mente que no sabía qué partes de todo eso habían sido reales y cuales habían sido fantasía.
Tan solo recordaba sus manos acariciando mi espalda y el toque abrazador de sus labios húmedos en mi frente.
¡Mierda! Sin importar si había sido un sueño o había sido real. Sin dudas fue encantador y tan solo recordarlo, causaba que un millón de mariposas se alocaran en mi estómago.
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Predestinados
أدب الهواةUna mirada, una sonrisa, un beso. La historia de la chica a la que el amor y la muerte la persiguen. Esta historia estaba adaptada con personaje masculino a Harry Styles. Todos los créditos a su autora