C U A R E N T A Y D O S

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Todo eso estaba mal y ambos lo sabíamos.
Sentí vergüenza de mi misma desde ese momento y más aún al llegar a donde Jungkook me esperaba.
El último beso que Dave me había dado, lo sentía ardiendo en mis labios y en su rostro enrojecido, me demostraba que él también estaba avergonzado.
Eso no podía ocurrir.

Yo no quería lastimar a Jungkook. Sabía que él ya había sido lastimado por muchas personas y no quería hacerle lo mismo. Quería quererlo, amarlo, confiarle mi cariño, pero no estaba segura de poder hacerlo en esos momentos y lo único que restaba era ser sincera. ¿Pero como podría explicarle que estaba sintiendo una atracción por su mejor amigo?

Sabía que eso iba a destruirlo. En especial ahora que podía verle intentar arreglar esa pequeña relación conmigo.

Al sentarme a su lado, intentó tomar mi mano y la incomodidad no me permitió corresponderle.
Jungkook me miró confundido por la forma en que había apartado mi mano y en sus ojos marrones atisvé su preocupación.
Me sentí culpable pero le regale una sonrisa y el resto del tiempo no pare de pensar.

Pedirle que me esperara parecía algo imposible. Porque no quería dejarlo pero necesitaba un tiempo para pensar en todo eso que estaba sintiendo.
No quería engañarlo, no quería lastimarlo. En realidad, aún pese a lo que sentía por Dave, también sabía que seguía enamorada de Jungkook.

Cuando el juego terminó, Jungkook volvió a llevar su mano hasta la mía y esta vez no pude apartarla.
La sensación agradable de sus dedos entrelazandose a los mios tejían una telaraña de emociones muy dentro de mi cuerpo.

-Jungkook...- traté de que mi voz sobresaliera entre el barullo de personas que iban y venían de distintas direcciones de los corredores.

Caminábamos tranquilos y sin prisa, a diferencia de mi corazón cuyos latidos desesperados, acompañados por un enrojecimiento en mis mejillas, dejaban entrever mi preocupación.

Al llegar a la zona de casilleros, tomé un par de cosas y estaba lista para irme a casa, mientras Jungkook me hacía cosquillas con sus manos en mi cintura y sus labios susurrando a mi oído.

-¿Quieres ir a comer conmigo?- la suavidad y dulzura con que me trataba me hicieron sentir como una rata desvergonzada y las lágrimas no tardaron en delatar mi angustia.

-No puedo- susurré y baje la cabeza para que no me viera llorar, pero aquello fue inútil.

Su mano calientita se apoyó en mi mentón al darme vuelta y elevó mi rostro para mirarme confundido.

-¿Que pasa?- preguntó.

-Esto... esto ya no es lo mismo- sollocé titubeante.

-¿Que cosa?

-Nosotros.

-¿Por qué?- exclamó y se acercó otro poco, dejándome acorralada entre su cuerpo y los casilleros.
Estaba loca por dejar ir esa sensación abrigadora, esos ojos tan grandes  y esos labios tan suaves que me invitaban a probarlo, al menos una última vez.

-¿Es por lo que hice?- preguntó triste- se que no es fácil pedirte que lo olvides, se que te lastimé pero no quise hacerlo Lexi, te quiero, realmente te quiero, podemos intentarlo y te prometo que no te lastimaré de nuevo- aseguró y las lágrimas caían por mis mejillas mientras él me observaba espectante, más atento que nunca.

-No es por ti, Jungkook- le dije- este tiempo en que estuvimos lejos, fue muy fuerte para mí, tu estuviste con otras personas y yo... creo que he sentido algo por alguien más- confesé con timidez, apenas un susurro nervioso y el chico me miraba tan fijamente que me intimidaba.

-¿Alguien? ¿Quien? ¿Es ese tipo de último año?- preguntó ansioso, frunciendo ligeramente el ceño por la impaciencia.

-No, no, no es él- negué.

-¿Y quien es? Al menos dime quién es ¿Lo conozco?- insistió.

Sabía que no se iría hasta conseguir un nombre, pero yo me negaba rotundamente a decirle que se trataba de su mejor amigo. Eso sería horrendo para él y no sabía las consecuencias que traería después.

-Eso no importa, tan solo quiero un poco de tiempo para pensar, hemos hecho muchas idioteces, terminamos demasiado rápido y volvimos tan de pronto, la forma en que vemos las cosas han cambiado para los dos, estuvimos saliendo con otras personas y eso nos afecto, al menos a mí me afecto- traté de explicar pero Jungkook estaba encaprichado por llegar al fondo de todo eso, y en realidad no era tan ingenuo como parecía.

-¿Con quien? ¿Con quien estuvimos saliendo? Yo te dije con quién salí, dime tú con quién... con quién estuviste saliendo... no... no te ví con nadie...- tartamudeo y luego hizo una pausa.
Aquella pausa fue escalofriante y me hizo saber que sacaba sus propias conclusiones en solo unos segundos.

-Basta Jungkook, hablemos de esto despues- traté de alejarme, pero el cruzo un brazo a mi lado para formar una barricada que me impidiera escapar.

-Dímelo Lexi, por favor- suplicó y tras un gutural suspiró prosiguió- o al menos dime, no es Dave ¿Cierto?- encogió las cejas, como si el mismo se avergonzara de sugerir tal cosa, pero era evidente.

Su mejor amigo fue la única persona que anduvo tan cerca de mi durante los últimos meses y él lo sabía, no necesitaba ser un genio para concluirlo.

No respondí. La voz se me había escapado como si hubiera recibido un fuerte golpe en el estómago que me sacó el aire por completo.

-¡Es Dave! ¿Es Dave?- exclamó en diferentes tonos, aumentando el volumen y yo intenté tomar sus manos para hablarlo con calma, pero él me soltó bruscamente- ¿Enserio Lexi? ¿Con mi mejor amigo? ¡Ese hijo de puta! ¡Lo sabía! ¡Lo supe desde el principio! ¡Hijo de perra!- gruñó y azotó un fuerte golpe contra los casilleros antes de darse vuelta en dirección a donde los alumnos aún recorrían los corredores.
Sabía que iba en busca de su amigo y yo lo seguía aterrada.

-Basta Jungkook, no hicimos nada, te lo juro, solo déjame explicarte- refunfuñé por verlo tan eufórico, montando una vergonzosa escena enfrente de toda la sociedad estudiantil.
Y para mí mala suerte, en poco tiempo encontró al causante de su enojo.

-¡Jungkook!- levanté la voz como una madre autoritaria, pero mi autoridad valía una mierda en ese momento.
El castaño se precipitó a pasos más rápidos hasta una mesa en el jardín, donde Dave charlaba con otro par de tipos.

-¡Imbécil!- advirtió Jungkook antes de jalarme del hombro y darle vuelta para soltar un fuerte golpe contra su rostro.

-¡Jungkook!- volví a gritar su nombre y Dave apenas se recuperaba para apartarlo desorientado.

-¿Que mierda te pasa?- le preguntó con el ceño endurecido, aunque al verme ahí, supuso de inmediato que Jungkook ya sabía lo que ocurría entre nosotros.

-Lo sabía hijo de puta ¿No te lo pregunté? ¿Y que me dijiste, imbécil? Me dijiste que ella era mía, ella era mía y tú eras mi amigo, pero eso no te importo una mierda- le gritó, empujándolo con rudeza, pero Dave devolvía el acto de la misma manera.

-¿Era tuya? ¿De que mierda hablamos? ¿De una persona o una cosa? Ella no es de nadie, idiota, tu la mandaste al rayo, como siempre lo haces y crees que ella iba a esperar hasta que te decidieras a hablarle, no eres más que un cerdo machista y acomplejado- le gritó también y yo retrocedí sin saber que diablos hacer mientras esos dos se gritaban, se empujaban y se lanzaban varios golpes sin piedad.

-Por favor, ya basta- chillé desesperada. Pero mis lamentos no los detuvieron.

Alrededor, los espectadores miraban con morbo y gritaban para animar la pelea, hasta que finalmente un profesor apareció para detener el conflicto.
Su voz fuerte hizo callar a todos los morbosos e hizo que Jungkook y Dave se separaran.

Ambos fueron reprendidos, y antes de que yo me alejara, pude ver sus miradas fijarse en mí.
No sabía cuál de las dos era más profunda y eso me desgarraba el corazón.

PredestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora