-No beberé mucho, le prometí a mis padres que volvería a casa a media noche- mentí descaradamente con la finalidad de no demorarme mucho en esa fiesta con Jungkook, pero había un pequeño problema... ¿Qué mierda tenían las galletas de chocolate?
-Tal vez no debas comer muchas de esas, nena- resopló Dave Ford cuando tomé la tercera galleta y Jungkook a mi lado carcajeaba sin vergüenza. Era claro que para él nada fue un secreto, pero para mí, la novata del grupo, apenas me enteraba de que la especialidad de Brenda Clark, eran las galletas de chocolate obscuro, con chispas de nuez, pasas y cocaína.
-Tienen coca, Lexi- sonrió el castaño y mi mentón casi pudo haber caído al suelo por el pánico.
-¡Debes estar bromeando!- escupí en la palma de mi mano el ultimo mordisco, pero no había forma de sacar de mi cuerpo las dos galletas que me había tragado.
Con un gesto de susto corrí al baño y me metí el dedo a la boca desesperadamente, intentando vomitar lo que había comido, pero yo no era una chica que se le facilitara provocarse las nauseas. En esos momentos desee ser una bulimica con el don.
-Tranquila Lexi, no te pasará nada- escuché la voz suave pero ahora fastidiosa de Jungkook.
-No me pasará nada, solo acabaré drogada y corriendo desnuda por las calles- bufé, dando un par de arcadas nada atractivas. Intentaba vomitar con todas mis fuerzas pero no lo lograba.
-Wow yo quiero ver eso- sonrió el idiota, mirandome divertido desde la puerta. Lo ignoré y solté varios alaridos ahogados que retumbaban en ese pequeño espacio, pero seguía sin conseguir vomitar. Chillé agobiada y finalmente Jungkook se acercó para ayudarme.
-Tranquila cariño, te prometo que no acabarás desnuda, solo fueron un par de galletitas, ven conmigo- me jaló del brazo y me permitió lavarme las manos antes de llevarme como a una niña llorona de vuelta a la fiesta- si bebes un gran vaso de agua fría, la cocaína no surtirá efecto- me mintió y yo era una tonta ilusa, así que le creí. Me acompañó a la cocina y bebí el agua helada tan rápido como pude, pero todo lo que conseguí fue tener frío. Vibré ligeramente y Jungkook me jaló de la mano para llevarme de vuelta a la sala. Se sentó conmigo en el sofá individual, pues ahora todos los lugares estaban vacíos. Estábamos apretados pero eso me permitía entrar en calor pronto.
Confié en su consejo del agua y en verdad creí que todo estaba bajo control, pero poco a poco mi cerebro perdía el contacto con la realidad y una paz me sumía tanto en ese asiento que casi podía sentir que flotaba. Las luces del televisor se volvieron tan brillantes, junto con la decoración florecente que estaba por toda la casa.
-Esos murciélagos son increíbles ¿No crees?- pregunté al levantar la cabeza, mirando con encanto esos murciélagos de colores brillantes en el techo.
-Si lo creo- respondió Jungkook con una risita, mirándome fijamente mientras mi cabeza comenzaba a dar vueltas y una sonrisa estúpida cruzaba mi rostro.
-Ten linda, come un dulce- ofreció al ver cómo me mordía un dedo. Obedecí. Tomé un caramelo de colores y lo saboreé a gusto mientras me dejaba arrullar por el brazo de ese chico que me mantenía cerca y apegada a su cuerpo. Solté una risita entrecortada, bastante patética que continuaba divirtiendolo.
-¿De qué te ríes?- me preguntó con un murmullo, acercando su rostro y apagando delicadamente su nariz en mi mejilla, pero eso no me importaba, porque mis ojos estaban perdidos en algún punto de la distancia y tan solo era consciente de su delicioso perfume y la forma en que su cercanía me hacía sentir tantas mariposas.
-Me haces cosquillas- reí de nuevo, casi escupiendo. Apenas había notado que acariciaba mi pierna, así que lo aparté y me puse en pie. Arrojé el caramelo lejos, no me interesó donde había caído y luego jalé a Jungkook, llevándolo conmigo hasta el jardín. -Uff el calor está aumentando- suspiré, jaloneando mi abrigo para despojarme de él.
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Predestinados
FanfictionUna mirada, una sonrisa, un beso. La historia de la chica a la que el amor y la muerte la persiguen. Esta historia estaba adaptada con personaje masculino a Harry Styles. Todos los créditos a su autora