En la segunda planta de la plaza se encontraba el popular restaurante La Margarita. Era un lugar de comida italiana cuya decoración pintoresca representaba el orgullo Nápoles y la memoria a la reina Margarita de Saboya.
Era un sitio muy cotizado, mayormente a causa de su deliciosa variedad de pizzas.
Su especialidad, por supuesto, era la Pizza Margarita, servida en diferentes tamaños para saciar hasta a 8 personas.Al entrar, tomamos una mesa con butacas. Esas eran mis favoritas. Nos deslizamos uno a uno en esos muebles acoginados que rodeaban la mesa. Por encima de nuestras cabezas, relucía una lámpara de cristales multicolor y a un lado, un cuadro con la obra de Gustav Klimt, El beso.
Por todo el rededor, los meseros iban y venían con las pizzas de tamaños monumentales para compartir.
En esa ocasión, no éramos tantas personas sentadas a la mesa, pero los chicos que me acompañaban morían de hambre: Jeon y sus amigos más cercanos, Dave Ford y los mellizos, Nick y Jay Clayton.-Como nos dejaste plantados por la mañana, esperando hasta el cansancio, no tuvimos tiempo de comer nada- explicó Jungkook, justificando la desesperación y abundancia con que ordenaban. Asentí en silencio, sin desear opinar al respecto. No quería darle vueltas a la conversación, aunque tampoco podía evadirla tan fácilmente. En especial porque los sujetos que nos acompañaban parecían muy divertidos por ese tema. Dave Ford, a un lado de Jeon, apretó los labios y resopló ruidosamente como un caballo, escupiendo un poco sobre la mesa al reír de esa forma.
-¿Nos dejó plantados? Querrás decir te dejo plantado- señaló con un dedo en su hombro, marcando en tiempos las últimas palabras y sonreí tímidamente cuando levanto una mano para invitarme a chocar palmas- Fue sublime niña, jamás vi a Jungkook quedar como semejante idiota- rio junto conmigo al estrellar nuestras palmas pero pese a todo eso, Jungkook sonreía divertido.
-Jamás me habían dejado plantado- murmuró- fue una experiencia nueva, quizá me gusto- alardeó y yo arquee una ceja a la defensiva.
-Bien, me alegra, porque es probable que suceda de nuevo- respondí con grandes aires y todos en la mesa aullaban como locos y carcajeaban, mirando fijamente a Jungkook en busca de alguna expresión. Pero nada. Ese sujeto continuaba sin inmutarse ni un poco.
-Excelente, solo es probable, eso es un avance, me gusta- sonrió malicioso y yo endurecí el rostro para volver a la seriedad. Él estaba tergiversando mis palabras y yo apenas me daba cuenta de mi torpeza. Al decirle que era "probable", hacia comprender que había una probabilidad de que lo rechazara de nuevo, pero por regla toda probabilidad tiene dos lados, así que también existía una probabilidad de que no lo rechazara en una próxima invitación. En tal caso, lo mejor habría sido decir; "es muy seguro que suceda de nuevo".Fruncí el ceño, rodé los ojos y con la nariz en alto mantuve mi indignación.
Agradecía al menos que mi acosador no estuviera sentado a mi lado, porque imaginaba lo fastidioso que sería si intentaba romper los límites de distancia o si trataba de cruzar su brazo tras mis hombros.
Para dicha mía, él tomó un lugar al otro lado de la mesa, aunque para desdicha, al tenerlo frente a frente, era casi imposible impedir que nuestras miradas se cruzasen en más de una ocasión.
Para evitarlo, trataba de mantener la mirada distante, distraerme con cualquier cosa, como la gente que iba y venía en ese lugar o la obra de Klimt a mi lado.
Los colores de esa pintura eran magníficos y la escena tan romántica que cada vez que la veía, sentía derretirme.
Jungkook, que continuó evaluándome por unos minutos, siguió mi mirada y observó la pintura, pero estaba segura que sería incapaz de apreciarla porque era un cerdo ignorante.
Alguien debía hacérselo saber y ese alguien debía ser yo. Sin embargo, me resistí por completo a los impulsos y me mordí la lengua hasta que nuestra orden llegó.
Mis acompañantes ordenaron una pizza Margarita, especialidad de la casa y una pizza boloñesa, con albóndigas y diferente variedad de quesos.
Ambas eran deliciosas y muy capaces de llenar hasta el último rincón de nuestros estómagos.

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Predestinados
FanficUna mirada, una sonrisa, un beso. La historia de la chica a la que el amor y la muerte la persiguen. Esta historia estaba adaptada con personaje masculino a Harry Styles. Todos los créditos a su autora