T R E I N T A Y T R E S

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-Pensé que dijiste que iríamos al cine- objeté cuando Jungkook detuvo su vehículo al frente de su hogar.

-Dije que podríamos ver una película- corrigió, saliendo del auto y dando vuelta a este para abrirme la puerta- renté varias películas durante el fin de semana, ven a ver- tendió su mano para que la tomara y lo acompañara al interior de esa casa y me vi a mi misma como una pequeña niña y a él como un peligroso secuestrador que me invitaba a acompañarlo por dulces.

Eso en tal caso, debía ser una trampa, sin embargo no me negué y tomé su mano, aferrándola fuerte y con deseo, demostrándole que no estaba en contra de ninguna muestra de afecto.
De hecho, lo deseaba. Lo había extrañado y eso era todo lo que quería. Quería que Jungkook volviera por mí y ahora ahí estaba, así que consideraba que era mi día de suerte.

-Huele bien aquí- mencioné al entrar junto con él a la casa.

-Mamá siempre deja la comida preparada antes de irse al trabajo por la tarde- explicó, guiándome hasta la cocina donde nos esperaba una gran ración de comida tailandesa. La madre de Jungkook parecía tener talento para eso.

Nuestras manos se soltaron un momento después y el chico se dedicó a servir dos platillos grandes con esa comida que desprendía un delicioso aroma.
Por mi parte, me tomaba un momento para agudizar mi oído. Todo parecía en calma y supuse que su padrastro tampoco estaba ahí.
Estábamos solos y conocía los peligros de eso. Necesitaba ser precavida. ¿Podía serlo?

-Toma amor- musitó el chico y entonces supe que no podía serlo.

-Gracias- respondí con un hilito de voz, mirando mi plato con timidez. Me encontraba en un gran aprieto, pero no me sentía culpable y tampoco arrepentida.

Las mariposas en mi estómago impedían cualquier tipo de contradictoria y todo lo que sabía era que necesitaba urgentemente su calor, su fragancia y sus labios. Sonreí enamorada al verle sorber de forma adorable los fideos y luego lo seguí hasta la planta alta, donde su habitación me sorprendió bastante. A pesar de que ese chico lucía como un adolescente desastroso, ese lugar parecía un santuario, con todo en meticuloso orden.

Entonces me di cuenta de que nunca había estado ahí antes y pensé que eso no era normal.
En una relación ambas partes debían conocer a fondo las cosas uno de otro, pero me daba cuenta de que Jungkook se inmiscuyó tan rápido en mi vida y yo nunca tuve la oportunidad de conocer en absoluto la suya. Nos sentamos a comer en el suelo porque le preocupaba manchar las sabanas de su cama y no pude evitar burlarme.

-No tenía idea de que fueras tan limpio- le dije.

-Solo aquí. Supongo que es costumbre- sonrió y revisó la selección de películas para esa tarde.
Tenía varias de terror y tan solo un par de comedia, pero yo me consideraba una fanática del terror así que no me enfadé en absoluto.

Elegimos "Evil Dead" y Jungkook me confesó que la primera vez que vio esa película mojó la cama.

-Tenía catorce años y ya estaba grande para mojar la cama, pero sucedió y lo peor es que estaba pasando la noche con varios amigos. Dave estaba ahí... hasta la fecha siempre me lo recuerda- rodó los ojos y carcajeé.

La imagen de Jungkook en un momento como ese era cómica. Eso era algo más para agregar a la lista de cosas que no sabía acerca del chico con el que estuve saliendo durante los últimos meses.
Me avergonzaba. ¿Por qué nunca hablamos acerca de su vida? ¿Acaso yo fui demasiado egoísta y tan solo hablaba de mi misma? ¿Eso era mi culpa?
Comencé a pensar que yo era la culpable de que Jungkook no hubiera confiado lo suficiente en mí. No lo conocía tanto como debía y hasta ese momento me daba cuenta.

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