C U A R E N T A Y T R E S

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Me negaba a hacerlo. No quería elegir entre Jungkook y Dave, simplemente era imposible.
-No puedes dejarlo así, no puedes dejarme así, Lexi ¿Por qué me haces esto?- Jungkook me cuestionó durante un par de días en los que me abstuve a darle muchas razones por las cuales decidí alejarme de ambos.

-No quiero hablarlo, Jungkook- murmuré a sin rodeos pero está ocasión él no estaba para jugar conmigo, para dar vueltas tras de mi y esperar como alguna vez lo hizo.

-¿Que es esto? ¿Es una venganza?- me cuestionó severamente, aporreando una mano contra mi casillero para impedirme abrirlo y utilizarlo como una barrera entre nosotros.

-No todo gira a tu maldito alrededor- refunfuñé en voz baja.
No quería que nadie escuchara nuestra conversación. Era penosa en todos los sentidos.

-¿Y entonces por qué? ¿Por qué mi mejor amigo? Pudo haber sido cualquier imbécil, pero ¿Por qué él?- me interrogó con el ceño fruncido, sus facciones endurecidas como una roca pero sus ojos se aguaban lentamente en un mar de lágrimas que nunca creí verle... y menos por mí.

-Basta- rogué. No quería sentirme culpable- no lo decidí, simplemente sucedió, estuve muy cerca de él cuando tú me dejaste...- traté de explicar pero él me detuvo.

-¿Y sentiste lo mismo? ¿Sentías lo mismo que sentías por mi?- me interrogó y no pude responder a eso.
En definitiva no había sentido lo mismo, ni remotamente. Dave era diferente a Jungkook, pero aún así lo había querido mucho y ese cariño fue lo suficientemente fuerte para arruinar las cosas.
Jungkook bajo un poco la cabeza, parpadeando rápidamente un par de veces y de esa forma deshizo sus lágrimas y me miró de nuevo.

-Perdoname, lamento haberte dejado, lo estoy lamentando tanto- susurró y pese a sus esfuerzos las lágrimas volvían tan pronto, tenían sus ojos de rojo y los míos también- me gustas Lexi, estoy tan enamorado de ti, tan enamorado...- repitió con voz baja y finalmente tomó distancia entre nosotros, dejándome a merced de una de las sensaciones más abrumadoras que alguna vez conocí.

Me rompió el corazón sin dudas y al verle alejarse por el corredor, supe que no había forma de suplantar lo que sentía por él. Sin embargo, ya lo había hecho.
Había lanzado todo por la borda sin pensarlo y era difícil deshacer mi error.

Quería alejarme y pensé que sería sencillo hacerlo porque las vacaciones de verano se acercaban, pero eso no frenaba en absoluto a Dave, quien de forma insistente llegaba hasta la puerta de mi casa para insistir:

-Salgamos, dame esta oportunidad, sé que no lo planeamos, sé que aún piensas en Jungkook, lo sé porque no soy idiota, pero solo quiero una oportunidad, será como antes, solo seremos amigos, tan solo quiero verte- me dijo, pero claramente esa ya no era una amistad.

Cuando las vacaciones comenzaron, tomé una serie de decisiones poco cuidadosas. No pensaba y tan solo confiaba en que Dave sabría decidir por mi.
Le di esa responsabilidad, pero él demostró no ser un buen guía, pues era apasionado y decisivo. Pronto perdió la personalidad de un amigo y ahora era un amante, un amante que me llevaba de la mano y me besaba cada vez que le daba la gana.
No lo detuve porque creí que era momento de dejar atrás a Jungkook y pensaba que el primer amor nunca era el decisivo.
Así que permití que Dave entrara a mi en todas las maneras imaginables.
Incluyendo en la cama.

Me había convertido en alguien suya y no podía negar que me gustaba. Prefería tenerlo a él que no tener nada, porque sabía que Jungkook ya no era una oportunidad viable para mí, pero un par de veces me permití pensar en él. Una ocasión mientras Dave besaba de forma apasionada mi cuello y gruñia mientras iba y venía con fuerza sobre mi cuerpo entre las sábanas de su cama.
Tiré la cabeza atrás y fui consciente al gemir que en mi mente deambulaba Jungkook, y de mis labios casi se escapa su nombre por un segundo, pero lo retuve. Mordí mis labios con fuerza y esa ocasión cerré los ojos e imaginé que era él quien me hacía el amor de esa forma.

Era increíble lo mucho que podía disfrutarlo al pensar en ello. El placer corría más rápido por mi cuerpo y los fuertes gemidos de mi acompañante se hundian entre las profundidades de la almohada.

-Vamos amor, así... vente conmigo- jadeó a mi oído y me estremecí al pensar en esa voz tan suave, tan similar a la de Jungkook.

Una vez más desee gritar ese nombre prohibido pero en lugar de eso oculte mi rostro en su hombro y suspiré, dejándome llevar por su ritmo animal.
En ocasiones era yo misma quien lo inducía a unirnos de esa forma, como una búsqueda de encontrar en él una parte de Jungkook que había extraviado, y Dave nunca se negaba, así que pronto nuestra "relación" se torno demasiado física, demasiado rápida, demasiado errada.

Éramos dos idiotas jugando al amor pero no nos amabamos, tan solo sentiamos pasión y yo había confundido eso con el cariño de un novio, como lo fue Jungkook.

Pese a que ese chico nunca quiso llamarse a sí mismo "mi novio", en muchas formas lo fue.
Fue la persona en que pensaba el día enteró y continuaba siendo el mismo que en ocasiones continuaba cruzando por mi cabeza, aún cuando trataba de olvidarlo.

Ahora, eran los brazos de otra persona los que me acunaban de cerca y su perfume ya no era el mismo.
Mi cabeza estaba contra su pecho y mis ojos miraban el vacío.
El latir de su corazón era suave, ya no tan agitado como antes.

Sus manos acariciaban mi cabello y mi espalda y susurraba dulces palabras a las que no podía prestar la debida atención pues mi mente estaba lejos.
Ya ni siquiera estaba pensando en Jungkook. Mis ojos se fijaron tan solo en una caja de cartón al otro lado de la habitación que decía en letras negras; "Ferreterías Graham".
Leí en voz baja y Dave volvió la vista a la caja que se me hacía tan familiar.

-Ferreterias Graham- repetí otro par de veces tratando de recordar de donde había visto ese nombre y me senté en la cama mientras el chico me observaba como a una loca pero aún mantenía esa fresca sonrisa.

-Es una vieja caja, mi tío tiene una ferreteria- me explicó. Se sentó junto conmigo y besó mi mejilla, emprendiendo un camino sensual de besitos hasta mi oído para susurrar: "Hueles hermoso, mi vida".
Mordió el lóbulo de mi oreja y como una corriente eléctrica eso encendió mis pensamientos y entonces recordé la ocasión en que le expliqué a Jungkook los detalles de una de mis pesadillas acerca de la noche en que Ruth fue asesinada.
Recordaba esa caja de cartón con la misma frase y salté en mi lugar.

-¡El asesino tenía una caja como esa en su auto!- exclamé como quien encuentra la carta del millón de dólares y Dave me miró confundido.
Hasta entonces nunca hablamos de Ruth ni de aquel hombre joven que conocí por un instante la noche del crimen.

Tan solo había tocado el delicado tema con Jungkook, pero ahora se presentaba la oportunidad y no demoré en explicarle.

-¿Piensas que esa es la misma caja del asesino?- preguntó dubitativo, como si pensara que mi intención era culparlo.

-No, no específicamente esa, tonto... Tan solo es la misma ferreteria. El asesino tenía una caja parecida- le dije y comencé a pensar en un plan que pudiera servirme a partir de ese descubrimiento.
Era de conocimiento público que aún no sé conocía el paradero de un asesino en serie que amenazaba a toda la ciudad desde tantos meses atrás. En tres meses se cumpliría un año de la muerte de Ruth y eso me hacía sentir nostalgia.

Nadie había hecho justicia por ella aún.

-Si aquel hombre estuvo en la ferretería de tu tío, ¿No habría forma de saberlo?- le pregunté y el chico encogió los hombros.

-No se, ha pasado mucho tiempo, mi tío debe tener expedientes de los compradores pero tú no conoces el nombre de ese sujeto- me dijo y pensé durante otro par de minutos más, en busca de una solución alternativa.

-Pero estoy segura de que si veo su rostro lo reconoceré... Deben haber cámaras de seguridad en ese lugar- insistí y Dave no parecía seguro de ello.
Él prefería hablar de eso con la policía, pero yo sabía que no nos escucharían, tal como sucedió la última vez que estuve ahí con Jungkook.

-Debes ayudarme, estoy segura de que debe haber una forma de saber quién compró una caja de herramientas como esa, debió ocurrir entre Octubre o noviembre. Si hubiera alguna forma de saberlo, podríamos descubrir quien es el asesino y alertar a la policía... podríamos terminar con todas esas desapariciones- insistí pero Dave parecía temeroso con la idea. Ninguno de los dos era un detective y era seguro que la probabilidad de resolver ese caso era nula.

PredestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora