C U A R E N T A Y U N O

311 28 4
                                    

Aceptar que Jungkook estaba en la razón fue frustrante. Nadie en esa estación de policía nos tomó enserio ni un segundo, la gente me miraba como si hubiera perdido la cordura.

Incluso a pesar de que me encontré con el oficial que me entrevisto varios meses atrás. Él sabía perfectamente que yo estuve frente a frente con el criminal y sin embargo no creyó en mi veredicto. Sin embargo no nos permitieron partir del lugar hasta que nuestros tutores llegarán al lugar.

Mis padres aparecieron de inmediato y mientras hablaban con la policía ví a una mujer nerviosa entrar al lugar, acompañada por un hombre alto y desalineado.

-Mamá- dijo Jungkook y así supe de quién se trataba. Hasta ese momento nunca conocí a esa mujer y parecía que Jungkook aún no estaba listo para presentarnos.

Se acercó a su madre y ambos hablaron en privado mientras él hombre desalineado miraba el momento con el ceño fruncido. Apostaba a que ese era el padrastro de Jungkook.
Minutos después la policía nos permitió marcharnos y miré con cierta preocupación y culpa, la forma en que el padrastro de Jungkook lo sujetó por la nuca y caminó junto con él hacía la calle.

Su madre murmuró algo que no pude escuchar y Jungkook se hizo a un lado con brusquedad para soltarse del agarre violento de su padrastro.
Todos ellos desaparecieron por la puerta y luego mi familia salió por el mismo lugar.
Mis padres no se caracterizaban por ser violentos pero estaban furiosos porque me habían advertido del peligro de salir de noche.

-Pensé que Jungkook y tu habían tenido problemas- dijo mi padre y yo negué.

-Estuvimos hablando y pensamos en que podríamos resolverlo- expliqué y mamá interrumpió con su voz aguda, enfadada.

-Pues por mi pueden hacer lo que quieran, pero no puedes volver a salir de noche y si vuelves a desobedecer no saldrás el resto del año- en advirtió severamente y yo asentí en silencio.

El resto del camino no dije ni una sola palabra y al llegar a casa me encerré en mi habitación, no podía sacarme de la mente lo que sucedió entre Jungkook y sus padres. Era extraño y desalentador porque pensaba que su vida era tan complicada y eso me preocupaba, especialmente porque eso le afectaba y al mismo tiempo nos afectaba en nuestra relación. Sabía que a Jungkook le costaría ser más ameno en nuestra relación mientras viviera tanta violencia.

Durante el resto de la noche pensé que quizá las cosas serían difíciles por siempre y eso me desilucionaba mucho.
Sin embargo, por la mañana, sin haberlo planeado en absoluto, su automóvil llegó a la puerta de mi casa.

Aún no estaba lista y mi madre recibió al chico.
Sentí pánico al escucharla hablar con él y me apresuré cuanto pude para sacarlo de ahí, pero mamá tan solo necesitaba un minuto para sermonearlo.

-Las calles son muy peligrosas en estas fechas, por favor, no quiero que Lexi esté en la calle a altas horas, es obvio que aunque este contigo sigue siendo un peligro para ella. Te pido que sean más cuidadosos, no me gustaría tener que negarle salir contigo de nuevo- le advirtió y el chico, quien era un perfecto lambiscón aceptó sin problema alguno.

-Por supuesto, nunca sucederá de nuevo. Nunca sería mi intención hacerle daño a Lexi- aseguró y sonreí al haberlo escuchado justo cuando bajaba los últimos peldaños de la escalera.

-Debemos irnos ya- interrumpí la conversación y jale del chico para llevarlo lejos de ahí.
-Te quiero en casa apenas salgas del colegio Lexi- sentenció mi madre mientras él chico y yo salíamos y nos marchamos a prisa por el jardín.

Entramos a su vehículo y me agradaba verlo sonriente pese a los problemas que tuvimos la noche anterior.
Besé sus labios profundamente como un premio por esa hermosa sonrisa que tenía y por la pequeña flor blanca que me obsequió después.
Una flor que apostaba a que había sacado de su jardín, pero aún así era adorable.

PredestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora