C U A R E N T A

292 37 0
                                    


Su perfume me tenía bajo un hechizo. No podía soltarlo aun cuando deseaba no demostrar tanto mi debilidad.
A Jungkook le bastaba tan solo besarme y tomar mi mano en la suya para enamorarme de nuevo.

Besó mis nudillos al entrar al auto conmigo y mientras conducía, me aferraba a su brazo, recostando mi cabeza en su hombro. Nuestros dedos estaban entrelazados y suspiraba por sentir el calor de su palma y su cuerpo.

No decíamos ni una sola palabra. Escuchábamos en silencio la radio y el motor del vehículo que avanzaba entre las calles nocturnas.
Había pasado la mejor tarde a su lado, besándolo como hace mucho no lo hacía, y ahora, finalmente se disponía a llevarme a casa.
Apostaba a que mis padres me reclamarían por volver tan tarde.

Ya imaginaba todo lo que tendrían para decirme e intentaba pensar en una buena excusa que me salvara de un castigo.
Sin embargo, me costaba pensar mucho, mientras Jungkook continuaba llevando mi mano a sus labios.

Se detuvo en un semáforo en rojo y lo miré sin mover la cabeza de su hombro, cuando llevó a mi mejilla la mano con que sostenía el volante para besarme de nuevo en los labios.
Fue un beso lento pero apasionado que me llenaba de energía y calor. Un calor que aumentaba en mi cuerpo.

Deseaba tanto pasar la noche a su lado, pero no estaba segura de si eso sería posible.
¿Era oportuno invitarlo a escabullirse en mi dormitorio?

«¡Ni lo pienses! Es demasiado pronto» Me advirtió la conciencia, aunque al tocar su pecho y sentir su corazón acelerado, la duda me hacía titubear.
Debía ser fuerte. Debía mantener el control en todo momento.

-Luz verde- reí y corté nuestro beso para volver a una postura correcta en mi asiento.
Jungkook me imitó y avanzó una vez más por la calle, dibujando una hermosa sonrisa en su rostro.

Suspiré. Definitivamente sería difícil despedirme esa noche.
Pensé en ello durante los últimos minutos y al notar que nos encontrábamos a tan solo unas calles de mi hogar, observé con desanimo por la ventanilla el cruce que debíamos tomar, pero para sorpresa mía, Jungkook siguió de largo.

-Emm... Jungkook- murmuré- te pasaste la calle- lo miré confundida y él miraba el retrovisor con el ceño fruncido.

-No quiero asustarte, pero creo que ese auto nos está siguiendo- me dijo con voz baja, como si temiera que alguien más escuchara nuestra conversación.
Volví la vista atrás. En aquella larga avenida, algunos vehículos iban y venían y justo detrás de nosotros había un vehículo rojo, que en un principio no me pareció tan sospechoso.

-¿Cómo lo sabes?- pregunté.

-Acabo de notar que es el mismo auto que salió detrás de mí en el estacionamiento de la plaza- me dijo, mientras mis ojos se movían con inseguridad de un lado a otro.

-No lo creo. Debe ser otro vehículo... dobla en la siguiente calle- insistí, confiando en que la persona detrás de nosotros no nos seguiría.

Jungkook obedeció y giró la guía lentamente para adentrarse a una calle tranquila, donde mis miedos crecieron al ver el par de luces detrás de nosotros que siguieron nuestra ruta unos segundos después.

-¡Mierda!- me alteré de inmediato.

-Tranquila, tranquila, espera- dijo mi compañero y una vez más giro en una calle diferente pero sin importar a donde fuera, la persona detrás de nosotros continuaba siguiéndonos- carajo, si nos está siguiendo- susurró y mi corazón palpitaba a prisa mientras me removía en mi asiento sin saber qué hacer.

-Llévame a casa, apuntaré sus placas y llamaré a la policía- pensé en voz alta, esforzándome por alcanzar a ver las letras y números que se encontraban en la parte frontal del auto, aunque la poca iluminación me imposibilitaba los planes.

-¿Estás loca?- exclamó el castaño- No sabemos quién es ese tipo. No quiero que sepa dónde vives. ¡No!- se negó obstinado, volviendo en dirección a otra avenida.

-¿Y qué haremos entonces?- pregunté desesperada.
Jungkook aumentó un poco la velocidad y el misterioso sujeto nos seguía ágilmente entre los vehículos que se interponían.
Nos alcanzaba sin problemas y no era fácil perderlo de vista.

-Iré a la estación de policía- dijo y al dirigirse a ese lugar, tan solo me restaba esperar.
Mi corazón iba tan rápido como los neumáticos. Nada de eso era normal pero me llevó otro par de minutos recordar ese vehiculo.

No fue hasta que Jungkook se detuvo violentamente al frente de la estación policiaca cuando los recuerdos volvieron a mi cabeza.

El automóvil que nos había estado siguiendo, continuó su camino a alta velocidad.
Era de suponer que no estaba entre sus planes, acompañarnos hasta donde los policías podrían arrestarlo. Y eso se debía a una razón.
Aquel hombre, era la persona que todos habían estado buscando durante meses.

-Jungkook, ese era el vehículo que vi la noche en que asesinaron a Ruth- jadeé al seguirlo a prisa, cuando él bajo del vehículo junto conmigo y me jaló de la mano para llevarme a rastras hasta la estación.

-No digas eso, tranquila, seguramente se trataba de un loco... mira, ya se ha ido- señaló la calle por donde había desaparecido el auto que yo estaba segura que pertenecía a un asesino.

-Estoy segura, estoy segura de que es el mismo auto- insistí al entrar por las puertas de cristal del establecimiento y deseaba gritar con todas mis fuerzas: ¡Un asesino nos está siguiendo!, pero eso hubiera sido una locura.

-Tal vez sea el mismo auto, pero no creo que sea la misma persona- murmuró el tonto chico y se detuvo al frente de la ventanilla de una mujer de mediana edad- buenas noches, quisiera reportar un automóvil que ha estado siguiéndome.

-Modelo, color y placas del auto- recitó la mujer como un robot.

-No estoy seguro del modelo. Me parece que era un Mazda. Era color rojo... y no pude ver las placas- explicó y la mujer al otro lado de la ventanilla, arqueó una ceja.

-No puedo hacer nada entonces, niño. Necesito una descripción del vehículo...

-Era el asesino que la policía anda buscando... soy  Lexi Cassidy, fui testigo del secuestro de Ruth Martin, la primera víctima. Reconozco el auto- parloteé desesperada como una lunática y Jungkook suspiró.

-Lexi- se quejó y la mujer de la oficina, oprimió un botón a un lado de ella.

-Por favor esperen un momento ahí- señaló los asientos en la sala de espera y ambos obedecimos.

-¿Por qué dijiste todo eso? Ahora nos tendrán detenidos aquí por horas- me reclamó. No parecía entender la magnitud de la situación.

-¿No lo entiendes? Ese tipo era el asesino. He tenido pesadillas con ese maldito auto, ¿Crees que lo olvidaría?- casi grité y él levantó las manos en señal de tregua.

-Bien, está bien, de acuerdo. No voy a discutir. No quiero discutir contigo- se sentó en una silleta y se cruzó de brazos, como un niño en medio de una rabieta.

PredestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora