Predestinados

T R E I N T A Y U N O

Pensé que no lograría sobrevivir a los siguientes días de clase. Por primera vez estaba descubrieron el verdadero significado de un corazón roto y no era para nada como lo había creído.
Anteriormente había experimentado el enamoramiento y la desilusión pero nunca de aquella forma.

Jungkook había logrado alcanzar una parte de mi corazón que nadie había tocado antes y tan solo lo hizo para probarme que era capaz de herirme como nunca lo creí.

Apenas podía creer que hubiera sido capaz. Ya no podía verlo a la cara, especialmente porque él ni siquiera me devolvía la más pequeña mirada.
¿Qué demonios sucedía con él? ¿Cómo podía decir que me quería y tan solo unas semanas después me desechaba con una facilidad impactante?
Comenzaba a pensar que nunca me quizo como yo lo quise a él y ese pensamiento me hería aún más de lo que ya estaba.

Tan solo pensar en ella, me hacía llorar desconsoladamente y no me atrevía a entrar a las clases porque no soportaba que me vieran llorando, excepto por Dave Ford.
Agradecía al cielo por su existencia y no valoré su amistad hasta entonces.
Él realmente era un buen amigo, aunque no lo hubiese creído, porque a pesar de que también era muy cercano a Jungkook, me apoyó en todo momento y escuchó todas las cursilerías deprimentes que tuve que decir.

-Te diré cuál fue el problema, Lexi- me dijo con un suspiro después de largo rato de que me lamentara con él.

Ambos estábamos en el baño de chicas y no parecía importarle un demonio que las estudiantes de esa escuela entraran y lo vieran ahí- Le diste demasiada importancia a Jungkook. Ese fue tu error. A ese idiota le gusta que lo maltraten, le gusta que lo traigan como a un perro, supongo que está acostumbrado a eso y cuando una chica comienza a encariñarse con él, se aburre fácilmente- me explicó mientras yo limpiaba mis lágrimas por centésima ocasión.

Estaba agotada de llorar pero ya no podía evitarlo- ¿Quieres que te mire? Haz lo que él está haciendo contigo. No lo mires, pretende que nunca existió y cuando pase a tu lado salúdalo como si no te doliera su ausencia. No te muestres triste ni enfadada, porque con cualquiera de las dos le demuestras que te duele lo que hizo...

-Me duele lo que hizo- lo interrumpí con un chillido y él suspiró.

-Lo sé- acarició mi hombro- pero el punto es hacerle pensar que no es así. Eso le dolerá en el orgullo, confía en mí. Te ayudaré con esto. Estuve pensándolo y creo que Jungkook aún puede caer en sus propios juegos. Me parece extraña la forma en que te dejo. No lo hizo con tanta crueldad, he conocido chicas a las que deja de peor manera, simplemente deja de responder sus llamadas como lo hizo con Dakota. Pero contigo fue diferente e incluso té dijo que solo sería un tiempo. Apuesto a que aún siente algo por ti y podemos aprovecharnos de eso, tan solo haz lo que te digo. Anda, deja de llorar- me animó y todo eso parecía solo un consuelo de tontos, pero estaba tan desesperada que acepté sus planes, aunque estos incluían una maniobra arriesgada- te diré lo que tienes que hacer- sonrió con malicia y al salir del baño de chicas, sentí que todos me miraban. Tenía tres kilos de maquillaje en la cara para ocultar la inflamación bajo mis ojos, pero tenía la sensación de que eso no bastaba- hoy le diré a Jungkook que comamos en la cafetería y tú debes sentarte en una mesa con Dylan Brady- estipuló y lo miré con incredulidad al escuchar ese nombre.

Dylan era aquel chico de último año que deseché algunos meses atrás, después de la fiesta de Halloween. Él intentó acercarse y yo lo ignoré rotundamente para caer en las trampas engañosas de Jungkook. Ahora me arrepentía de eso.

-Ese tipo jamás va a hacerme caso. Han pasado meses desde que dejamos de hablar. Dejó de buscarme desde que comencé a salir con Jungkook. Seguro me odia y se burlara de mí ahora que me han dejado- parlotee y Dave rió sin tomar enserio ni una palabra.