Lo que había sucedido entre Jungkook y yo esa tarde, me hizo sentir tan segura como nunca antes.
Aún tenía el recuerdo de sus labios, tocando cada rincón de mi cuerpo. Susurrando palabras dulces a mi oído y acariciando con las yemas de sus dedos, mi piel que ardía sensible bajo sus encantos.
La forma en que hizo todo eso, me dio la sensación de que en verdad me quería. Me costaba pensarque alguna vez hubiera sido tan sensible y meticuloso en una relación.
Como siempre, quería pensar que yo era la única que fue capaz de llegar a su corazón, porque estaba segura de que él tenía un corazón y un montón de sentimientos en alguna parte.
Apenas podía pisar el suelo en que caminaba después de haber estado en su cama.
Fantasee con la idea de que su perfume estuvo siguiéndome el resto del día. Podía sentirlo tatuado en mi piel.
Como una lunática, al llegar a casa, me deshice de la ropa que había utilizado y la olfateé ansiosamente, disfrutando de esa fragancia varonil.
Jungkook había dejado una marca en mí. No tan solo en lo superficial, sino también en el interior más profundo de mi alma.
Los recuerdos estaban grabados en mi mente, daban vueltas una y otra vez y al derrumbarme en mi cama, no podía deshacerme de la sonrisa.
Lo que Jungkook hizo conmigo podía brindarme tanto placer aun cuando ya no estaba presente. Tan solo, imaginarlo de nuevo me permitía revivir los hechos y las cosquillas iban y venían desde mi estómago hasta mi vientre bajo y mi entrepierna, acelerando considerablemente mi ritmo cardiaco.
Recordar la fricción de su cuerpo era la mejor parte. Ese sube y baja de pura adrenalina y los atractivos gemidos que me regalaba.
Necesitaba eso de vuelta. Necesitaba mucho más que un encuentro apresurado. Quería a Jungkook conmigo. Hacerle saber cuánto lo deseaba, cuanto me volvía loca por él.
No podría olvidarlo fácilmente.
La mañana siguiente a lo ocurrido, me coloqué un vestido de flores amarillas, unas calcetas blancas hasta los muslos y una chaqueta de mezclilla ligera. La primavera comenzaba a llegar. Poco a poco, la nieve, la humedad y el frio se desvanecían.
Colores radiantes iluminaban las calles para levantar mi ánimo y darme esperanza.
Me coloqué los patines y rodé hasta el colegio, observando en el camino las pancartas que se encontraban en cada poste de iluminación.
El rostro de una chica joven era expuesto a la ciudad, bajo la advertencia «Desaparecida». Ni su rostro ni su nombre me eran familiares, pero su desaparición si me recordaba a algo que no pensé que volvería a ocurrir. Esa chica desaparecida era una advertencia, de que el ahora famoso asesino serial que atormentaba a la ciudad.
La policía continuaba haciendo un pésimo trabajo en encontrar al responsable y mientras tanto el pavor se extendía por todos lados. ¿Cuánto tiempo más tendríamos que soportar eso?
Apresuré un poco mi andar a causa del miedo que me dio el estar sola. Sin embargo, a tan solo unas pocas calles de llegar al colegio, un vehículo se detuvo de improviso a mi lado, haciéndome sobresaltar del susto.
Suspiré al reconocer la lujosa camioneta de Dave Ford, y desde el interior de esta, el chico saludo con la mano, estirándose para sacar el seguro de la puerta del copiloto.
-Hola, ¿Te llevo?- preguntó con media sonrisa.
-¿No has escuchado las noticias? Hay otra chica desaparecida, no creo que deba subir al auto de nadie en la calle- bromeé mientras entraba al lugar y me despojaba de los patines para colocarme los zapatos.
-Qué más da, la vida es una, arriésgate- resopló.
Se puso en marcha y el rugido del motor era como el de un monstruo. Esa camioneta era similar a un tanque de guerra y las ocasiones en que había estado ahí adentro, me sentía poderosa e influyente, aun cuando no fuera mi auto. Me observé rápidamente a través del espejo desplegable en el techo. Dave guardó un minuto de silencio y me miró con curiosidad.
-Cuanta elegancia- opinó y aquel fue el cumplido más extraño que me hubieran dado.
-Gracias- sonreí hasta que él extendió una mano y tomó entre sus dedos la cadena de plata que colgaba de mi cuello. Ese accesorio con la J, no era mío, sino de Jungkook y supuse que Dave lo sabia bien así que no me movi ni un centímetro. Esperaba su reproche con temor.
-¿Te vestiste así para alguien en particular?- encogió los ojos con intriga.
-Para nada...- aparté su mano tan delicadamente como me fue posible. No quería lucir nerviosa.
-Ese collar es muy parecido a uno que tenía Jungkook - señaló finalmente y supuse que de esa forma estaba confrontándome, aun cuando no fuera directo al grano.
-Es de él- confirmé al tiempo en que entrabamos al estacionamiento del colegio y Dave ahora tenía los ojos fijos en el camino, buscando algún lugar desocupado para aparcar.
-Jungkook lo notará de inmediato y sabrá que estás desesperada- me advirtió pero para entonces, eso ya no me atormentaba.
Mis planes, a diferencia de los suyos, habían cambiado de objetivo. Ya no me interesaba ser indiferente ni distante. No quería que Jungkook pensara que lo había superado, sino que quería que supiera que estaba ahí para esperarlo, porque lo quería y quería tenerlo de vuelta.
-No estoy desesperada, tan solo quiero que sepa que todavía pienso en él- murmuré, sacándome el cinturón de seguridad y al abandonar el automóvil podía sentir la mirada hostigadora de ese chico.
-¿Qué? ¿Por qué rayos querrías eso? ¿No recuerdas nada de lo que dije?- me interrogó y yo no quería entrar en una larga discusión. Había comprobado que su estrategia no funcionaba. Lo único que necesitaba hacer era demostrarle a Jungkook que lo quería aun pese a los problemas y de esa forma el volvería. Lo hizo el día anterior al llevarme a la cama. Esa fue una muestra de debilidad de su parte. Jungkook al fin y al cabo era débil también, tan solo debía darle tiempo para que se rindiera- Escucha Lexi, se de esto y conozco por mucho más tiempo a Jungkook, estás a punto de convertirte en solo otra chica desesperada más, créeme que eso es lo que piensa de las chicas al final y la única forma de que tal vez, reconsidere pasar más tiempo contigo, será si haces lo que te digo...- trató de especificar de nuevo cuales eran las reglas, pero yo lo interrumpí sin más preámbulos.
-Estuve en la cama con él ayer- lancé la bomba con orgullo.
No estaba avergonzada, de hecho estaba segura de que eso era algo bueno y pensaba que Dave se retractaría pronto, pero en lugar de eso, abrió los ojos al tope e hizo una mueca que me hizo sentir que él me tenía... ¿Lastima?
-Oh no, no lo hiciste- suspiró, rodó los ojos y siguió caminando, dejándome por un instante como a una tonta. Una piedra pesada cayó hasta mi estómago y vibré en mis adentros.
-¿Qué? Eso no es malo. Es algo bueno. Era lo que quería- refunfuñé y el chico continuaba negando con la cabeza.
-Nunca habías tenido novio antes ¿Cierto?- me preguntó fríamente y yo callé. No planeaba responder esa pregunta, pero Dave no necesitaba que le confirmara ninguna de sus teorías. Él lo sabía prácticamente todo- Lo imaginé- continuó- no me extraña que le hayas atraído tanto a Jungkook. Eres demasiado inocente. Todos saben que la primera regla que se aplica después de romper una relación, es huir del sexo. El sexo será siempre la primera tentación. La gente vuelve a juntarse para revolcarse en la cama unas cuantas veces después de haber terminado, pero el sexo nunca salva la relación, por el contrario, la convierte en algo superficial y sin sentido. Comienzas a preguntarte ¿En verdad hago esto porque lo quiero o solo quiero sexo? Y luego, la siguiente fase, es aquella en que vas por ahí buscando sexo con todos, esperando que alguno te haga sentir como tu ex novio. Finamente cuando te das cuenta de que estás fuera de control, comienza el tedioso proceso de aceptación. Comprendes que tu relación quizá fue linda alguna vez, pero ya se ha ido y entonces todo queda ahí, se van y nunca regresan- me sermoneó y tras dar un ágil giro en el siguiente corredor se detuvo al frente de su casillero- por otro lado, también caes en la trampa de hacer lo que a Jungkook le dé la gana. No eres nada de él, te mandó al rayo sin darte motivos pero puede usarte por un rato más sin compromisos. Cuando esté seguro de que ya le aburriste hasta en la cama, entonces se irá- finalizó y las lágrimas ya comenzaban a aparecer en mis ojos por todo lo que él había dicho- Lo lamento Lexi, en verdad no quiero meterme. Esto es algo entre tú y Jungkook, no debí intervenir. Tal vez lo mejor es que vivas tu vida y hagas lo que necesites hacer. No me escuches, ve y arriésgate, es parte de vivir, yo no soy tu madre para decirte que hacer y estoy seguro de que no me creerás ni una palabra a menos de que lo compruebes- sacó algunas cosas de su casillero, y después de dedicarme otra de esas miradas cargadas de lástima, se alejó, dejándome ahí sola.
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Predestinados
ФанфикшнUna mirada, una sonrisa, un beso. La historia de la chica a la que el amor y la muerte la persiguen. Esta historia estaba adaptada con personaje masculino a Harry Styles. Todos los créditos a su autora
