Tenía la teoría de que habría logrado ser más resistente y controlar mis sentimientos, de no ser porque Jungkook sabía darme justo donde era más débil.
Después de que se fue de mi casa, me dejó sola, pensando demasiado en lo que estaba ocurriendo en las calles. La ciudad estaba escandalizada y en la televisión y la radio se anunciaba toque de queda a causa del alto riesgo que se corría, especialmente para las chicas como yo. Jóvenes, esbeltas, estudiantes de ese rumbo. Saber que yo podía ser el blanco de un asesino me aterraba y también aterraba a mi madre.
-No saldrás de nuevo por la noche, quiero que te quedes aquí y al salir del colegio vendrás directo a la casa. No hables con nadie desconocido, no camines por calles vacías y si alguien intenta acercarse, corres y gritas tan fuerte como puedas- enlistó cada una de las órdenes que debía seguir.
Escucharla hablar de esa forma me atormentaba. Yo siempre me caractericé por ser una cobarde y más ahora, que me sentía como una carnada.
El bocadillo de un asesino serial.Pero volviendo a Jungkook, es aquí donde se convirtió en un ingrediente importante de mi resignación. Por la noche, llamó al teléfono de mi casa y me sorprendí bastante.
-¿Dónde conseguiste mi numero?- le pregunté.
-En el anuario escolar- confesó con una risita y suspiré. No tenía ánimos de reír y tampoco de discutir. Estaba demasiado preocupada y Jungkook lo sabía, así que encontraba el momento perfecto para ofrecer su ayuda, con la que planeaba beneficiarme y beneficiarse a sí mismo. -Sé que no soy la persona en quien más confiarías, pero si quieres hablarme de esto, soy bueno escuchando- aseguró y sus palabras fueron suficientes para vencerme.
Pasé horas colgada al teléfono, hablando y hablando acerca de todo lo que tanto me preocupaba. Apenas me daba cuenta de que en verdad tenía mucho que decir, asi que no pude callarme nada.
Aun no superaba la culpa que me causó la muerte de Ruth Martin y tenía miedo. Sentía que la vida iba a castigarme por haber sido tan estúpida. Mi castigo sería la muerte. Una muerte tan dolorosa y tortuosa como la de Ruth.
-No fuiste estúpida Lexi, cualquiera en tu lugar habría hecho lo mismo- la voz tranquila de Jungkook al otro lado de la línea, era profunda, estremecedora y capaz de hacerme derramar un par de lágrimas.
-Debí haberle advertido. Supe que eso era peligroso y no le dije nada. Tan solo estaba pensando en mi misma y ahora estoy condenada a morir como ella. Moriré como ella por haber pensado tan solo en mí propia seguridad- titubeé entre sollozos y durante unos segundos, hubo un gran silencio. Apostaba a que Jungkook ya no sabía que debía decirme, así que lo meditó por un minuto y luego suspiró.
-Nadie puede saber cuándo morirá, nena- me aseguró. Sabía que ese era un pensamiento coherente. Se suponía que nadie en el mundo podría saber cuándo moriría y en realidad, yo tampoco lo sabía. No era capaz de saber cuándo ocurriría, pero apostaba a que sería pronto y sería doloroso.
-Ya ni siquiera soy capaz de imaginarme en unos cuantos años, siento que no llegará ese momento, estoy segura de que moriré pronto y que ese sujeto va a matarme, está buscándome, puedo sentirlo- chillé y pese a mi insistencia que rayaba en la paranoia, Jungkook se mantuvo tranquilo y continuó animándome a recuperar la calma. Por primera vez, me pareció amable. Incluso dulce.
-¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?- preguntó humildemente y reí comovida. Limpié mis lágrimas y traté de pensar en algo, pero no había nada, excepto quedarse ahí.
-Tan solo háblame hasta que pueda dormir- casi le rogué y el aceptó. Su voz grave y lenta me arrullaba mientras hablaba de cualquier cosa. Comenzando con el clima. Jungkook al igual que yo disfrutaba del frio y explicaba que le era más sencillo dormir cuando la temperatura descendía. También me contó acerca de una familia de gatos que se mudó en su jardín. Vivían en un tronco hueco y el chico sentía compasión por ellos, así que todos los días les daba comida y leche.
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Predestinados
Fiksi PenggemarUna mirada, una sonrisa, un beso. La historia de la chica a la que el amor y la muerte la persiguen. Esta historia estaba adaptada con personaje masculino a Harry Styles. Todos los créditos a su autora