CAP 34. TRATADO PELIGROSO

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POV NARRADOR

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POV NARRADOR

La noche ya había llegado desde hacía un par de horas en el faro, Astrid reposaba en el pecho del castaño mientras este tenía un brazo como almohada y el otro acariciando el suelto cabello de la ojiazul, desnudos y cubiertos por algunas mantas y pieles descansaban y recobraban el aliento de los momentos anteriores, había sido un día largo para Astrid, conocer a los Defensores del Ala fue un tanto agridulce e Hipo estaba consciente, y lo estuvo mucho más cuando Astrid se quedó mirando a la nada acomodada en su pecho

-Dale tiempo a Mala pequeña- 

-Mi reputación me precede- se quejó -no debí decir mi apellido, cada vez que lo menciono alguien me odia- 

-La gente no puede odiar lo que no conoce, solo puede generar barreras fáciles de derrumbar cuando se permite conocer a la persona... ¿sabes quien me dijo eso?- Astrid negó -Mala- 

-Se que ella piensa lo mismo que Heather pensó cuando me conoció o lo que estoy segura piensa Moggadon- ahora fue Hipo quien la miró curioso 

-¿De que hablas?- 

-Heather me lo dijo después de hacer esa tregua, dijo que tu eras un imbécil que tenía sitiado el cerebro por unos ojos bonitos- Hipo dibujó una sonrisa de lado -Hipo, creo que tus aliados van a terminar odiándote por mi- 

-En primera, estas hablando de Heather ¿si?, tu actual amiga y la persona que se que te quiere como una hermana, nuevamente estaba asustada y resentida y no supo contra quien descargarse, Moggadon, ese imbécil te ama, créeme... a el nunca dude decirle tu apellido y origen cuando le hablé de ti, por que si alguien me enseñó lo poco que un apellido vale fue el, sobre Mala, créeme As, no pierdas tu tiempo tratando de adivinar sus pensamientos... y- le dijo tomando su barbilla haciéndola mirarlo -escúchame bien Hofferson, me importa poco quien termine odiándome, venimos en paquete señorita, tu y yo, y a quien no le agrade se puede ir a la mierda- Astrid sonrió sonrojada y se acercó a el cubriendo su pecho con una manta 

-Te amo- le informó depositando un cálido beso en el castaño 

-Y yo a ti- retribuyó el ojiverde mientras Astrid volvía a acomodarse en su pecho 

-¿Cómo llegaron estos almohadones aquí?... no terminaste de contarme- 

-Bueno, te dije que Ossur me trajo aquí casi retándome a que lo reparara,  digamos que me obsesione un poco por lograrlo, entonces me quedé aquí por un mes poco más construyendo el sistema giratorio- le contaba Hipo

-Y sacaste almohadones solo para dormir afuera- se burló Astrid mientras se acomodaba mejor en el pecho desnudo del castaño

-No me gustaba el encierro de la habitación del faro, y el clima aquí no es malo-

-Para ti- se quejó cubriendo mucho más su desnudez en su manta

-Cierto... venga vamos a meternos- Astrid negó e impidió que Hipo se levantara

LA ESPADA Y EL HACHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora