CAP 20. LA CAÍDA DEL DRAGÓN (Part II)

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POV NARRADOR

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POV NARRADOR

Chimuelo seguía desquiciado tratando de liberarse de aquel agarre que lo mantenía por completo inmóvil, escuchaba a las afueras todo lo que estaba pasando, sabía que su humano estaba ahí y tenía que llegar a él.

Miró a Tormenta, estaba en la misma situación junto al resto de los demás dragones, sujetos e inmóviles.

Sus pupilas se contrajeron cuando alcanzó a ver una silueta llegar a él y con lo poco que podía mover el hocico comenzó a gruñir en cuanto lo reconoció.

Einar dejó abierta la puerta del lugar, tragó saliva y con toda la humildad que pudo demostrarle, confiando en la palabra de Hipo, "un dragón nunca ataca sin razón", lo liberó.

En cuanto el dragón fue liberado comenzó a extender sus alas sin dejar de mirar al hombre, y tomó vuelo sobre él.

***

-Chicos- dijo Hipo llegando

-NO NOOOOOS MATEEEEEEEEEN-

-Brutacio soy yo- lo tranquilizó el castaño en cuanto bajó a la costa el gemelo

-Regresar a Naddod fue más fácil de lo que pensé- dijo arrogante Patán bajando

-Están de nuestro lado... por ahora-

-Ah, con que haciendo nuevos amigos-

-Te lo dije hermano, tiene el don de la palabra-

-Hipo ¿Qué hacemos?-

-Manténganse en las murallas no permitan a ningún volador descender-ordenó el chico –yo necesito encontrar a los drag...- se detuvo cuando escuchó un silbido que conocía a la perfección, sonrió de lado cuando lo vio volar hacia él y asintió –hora de enseñarles- murmuró corriendo hacia él

-¿Enseñarles que?- preguntó en un murmullo Brutacio a su hermana

-Y yo que sé-

Sin miedo, sin tardanza sin error, Hipo comenzó a hacer frente a los voladores, todos ellos habían cometido un error grave, querían hacerle frente a Hipo de la misma manera que lo hicieron unos días atrás, pero, a un diestro en la guerra, nunca se le ataca de la misma manera dos veces... uno a uno, los voladores iban cayendo.

***

Astrid corría hacia el pueblo esquivando el fuego de los dragones sin dejar de mirar atenta cada rincón, no sabía en donde Naddod había escondido a los dragones, pero sabía que debía tener una entrada hacia la superficie de tamaño considerable.

Krogan sobrevolaba la zona instruyendo a sus voladores cada zona que debían derribar y buscando a su objetivo final, el castaño parecía haber desaparecido, pero ella no, sonrió maliciosamente de lado cuando la vio correr, la tenía en la mira.

No dispararía a matar pero estaba dispuesto a obtener su moneda de cambio así que apuntó y disparó.

Cuando el sonido de un disparo cerca de ella la hizo girar alcanzó a ver como una bola de fuego se dirigía a ella, sin tiempo para reaccionar y en cámara lenta al mismo tiempo, una bola de plasma desvió aquel ataque.

LA ESPADA Y EL HACHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora