POV NARRADOR
Poco más fueron los abrazos del resto de la gente, que emocionada no recibía un futuro rey o aun viejo aliado, recibía de vuelta a su familia, en Berk por fin había algo similar a la paz.
Cuando aquella ola de abrazos terminó, continuaron caminando hacia la salida del Gran Salón aferrado a la mano de aquella que por un instante su mayor preocupación era que su mano encajara a la perfección con su contrario.
-Necesitas que Gothi te revise- le pidió la ojiazul
-Necesito unas vacaciones después de esto- la molestó jalando su mano hacia su cintura antes de dejarla bajo el sagrado resguardo de sus brazos y besar su cabello -¿a los cuantos años el Rey se puede retirar?- Astrid negó mirándolo haciéndolo sonreír de lado hasta que centró su atención en aquel que caminaba hacia ellos.
Sin dejar de mirarse, ambos, después de tanto, eran capaces de agendar una reunión con solo una mirada, sin más palabras, el ajeno siguió con su camino.
-¿Has comido algo?- le preguntó el castaño, la ojiazul asintió acomodando un mechón de su fleco tras su oreja –porque yo muero de hambre, así que, si la hermosa jefa de la Orilla del Dragón pudiera solucionar ese problema, no me ofendería en lo más mínimo- Astrid entrecerró los ojos
-Iré a resolverlo-
-Solo... no la prepares tú-
-Idiota- le reclamó antes de tomar paso de regreso al Gran Salón hasta que sintió la mano del castaño regresarla hacia él y apoderarse totalmente de sus labios.
Era ese sabor tan arrogante, tan posesivo, tan suyo, eran esas manos sobre su cuello atrayéndola más a él, era ese sabor a canela, era ese olor a ámbar, era él, al fin era él.
Cuando tuvo la decencia de liberarla de aquella deliciosa tortura, dejó a su respiración acomodarse un poco antes de morder su labio y caminar hacia atrás un poco antes de por su propia piedad, ir por algo de alimento. Hipo negó arrogante antes de mirar a la zona de la catapulta y respirar profundo, antes de ir a aquella cita.
***
-¿En qué piensan?-
-Son los gemelos no piensan- se burló Patán recostado sobre la mesa del Gran Salón
-Pensamos en muchas cosas mi amigo-
-Y en nada a la vez- completó Tilda perdida en el fuego de la espada aun encendida de Hipo
-Es que este misterio es tan misteriosamente...-
-Misterioso-
-En efecto hermana-
-Bieeeen me rindo- se quejó Patán -¿Qué les pasa Brutos?-
-¿ES QUE NADIE VE QUE LA ESPADA ESTÁ ENCENDIDA Y EL MAPA NO SE QUEMA?- gritó desquiciado Brutacio –no puedo con tanta ilógica-
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LA ESPADA Y EL HACHA
Hayran KurguUna apuesta divina, el bien y el mal jugando sus mejores movimientos, una diosa dispuesta a equilibrar la balanza. El corazón se fue de Berk cuando tuvo que elegir entre su amigo o su pueblo, el alma nunca tuvo elección. Pero el destino es sabio y...