CAP 17. EL HIMNO DEL OCÉANO

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POV NARRADOR

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POV NARRADOR

Finn miraba atento desde la muralla, el maestro dragón combatía a los dragones, no los dirigía, no estaban de su lado... un movimiento en la costa llamó su atención.

-¿Siv?- murmuró cuando vio a la anciana mujer navegar sobre una pequeña balsa de velas lejos de los muelles de Naddod –Lárus- llamó a uno de los guardias –síganme- les ordenó corriendo hacia los muelles.

***

-Disparen- ordenó Einar, precisos rápidos y funcionales los hombres dispararon dos redes, ambas derribaron al dragón negro. El dragón con el que luchaba... salió volando junto a su jinete de regreso al mar.

Ya no había nada sobre el cielo, más que oscuridad y un par de estrellas colándose en la extrañamente nublada noche en Naddod.

Sobre el suelo, dragones heridos eran sujetos por cadenas y los pocos jinetes que no terminaron en el mar eran arrastrados a los calabozos, exceptuando al líder del furia nocturna.

Einar caminó directo al centro del pueblo, en donde un par de rocas que se habían quebrado rodeaban al dragón herido, aturdido y enredado, sobre él, sujeto por aquella red yacía el jinete del furia nocturna.

-¿Señor?-

Einar se acercó a él lo miró con atención, cuando vio su pecho subir y bajar con dificultad resopló con sabor a ironía.

-Ya saben que hacer- ordenó comenzando a caminar hacia el palacio.

***

Una hora pasó de aquel hecho, Chimuelo apenas podía moverse, sujeto por un redondel de madera fijo sobre un grupo de metales que impedían que pudiera mover sus alas o patas siquiera un poco, ni siquiera podría aspirar a disparar con aquella mordaza, su jinete estaba indefenso y había dejado indefensa a aquella a la que le había ordenado proteger en caso de que algo saliera mal.

Trató con todas sus fuerzas liberarse para tratar de salir de aquel oscuro y tibio lugar... pero igual que el resto de los dragones capturados... nunca lo logró.

El eco de un gruñido rendido fue todo lo que se escuchó en las paredes de aquel lugar.

Mas lejos, tendido en una celda, justo en la celda en donde su padre estuvo hace tiempo, el castaño apenas respiraba mal herido, Chimuelo había amortiguado su caída pero el golpe definitivamente lo había aturdido.

Poco a poco se levantó de aquella cama, aun no se percataba de su entorno, llevó su mano a su adolorido cuello y dio un pequeño quejido antes de espabilarse lo suficiente y darse cuenta de en donde estaba.

-Ah mierda...- se quejó cuando se encontró con los barrotes al frente de su celda... estaba capturado.

***

-Ya tardó demasiado- se quejó Astrid tratando de subir a Tormenta

-As, debe estar bien, solo dale tiempo-

LA ESPADA Y EL HACHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora