CAP 9. DIFERENCIAS EN LA HISTORIA

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POV NARRADOR

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POV NARRADOR

-Basta- le ordenó Hipo cuando bajo con ella de Chimuelo en la cabaña y cerró la puerta

-Es que.... Aaaaaaaa- decía frustrada cuando al fin Hipo la soltó y esta comenzaba a caminar con furia de un lado al otro –una maldita oportunidad para explicarle no me dio... una sola... te juro, te juro que aaaaaa- 

-Lo entiendo- le decía tratando de calmarla  -solo fue el calor del momento- insistía el castaño –mañana cuando todos se hayan calmado entonces lo hablaremos como Thor manda-

-No habrá mañana Hipo, me largo de aquí- dijo mal humorada Astrid mientras trataba de salir de ahí

-Ey ey... con calma- le dijo deteniéndola –en este momento no piensas con claridad...-

-Ah no... créeme, pienso con mucha claridad, no me voy a quedar a tolerarla y escuchar que me eche en cara lo que ya sé que hizo mi gente... me voy Hipo-

-¿Y a dónde iras?- la retó –Astrid, no hay un lugar seguro además de aquí- la rubia solo se inclinó en cuclillas y escondió su cabeza entre sus manos

-No debí irme de Naddod... no se en que estaba pensando- murmuró para ella, el solo dejó escapar una risa irónica y se sentó a su lado

-Fueron mis palabras exactas después de una semana de haberme ido de Berk- Astrid sacó su cabeza de sus manos y lo volteo a ver acomodándose junto a el –por un momento pensé que debía regresar, es decir vamos, era solo un niño, sin la más mínima idea de cómo sobrevivir solo, todo lo que tenía era un dragón, pero sabes, al final no regresé porque muy en el fondo sabía que haberme ido fue lo correcto-

-Hipo es diferente, tú no tenías a un grupo de gente que te odia... prácticamente te fuiste por eso- Hipo le regalo media sonrisa

-Hay algo más en lo que tú historia es diferente a la mía- Astrid lo miró atenta –tú me tienes a mí- en una respuesta corporal incontrolable para la rubia, se recargó en el hombro del chico, ese simple contacto desestabilizo la respiración de ambos que solo se complicó cuando la cabeza de Hipo sin su permiso se recargó en la cabeza de Astrid

-Gracias- murmuró al final la rubia –Tormenta- levantó la cabeza de repente –la dejé ahí-

-Tranquila, yo voy por ella, tu solo quédate a descansar- le respondió el chico mientras se ponía de pie y ofrecía su mano para que Astrid también se levantara –el cuarto ya está limpio, duerme ahí- le dijo en calma guiándola a las escaleras

-No, está bien... yo puedo dormir aquí- dijo señalando el lugar anterior en el suelo en donde durmió la noche pasada –tu deberías dormir ahí, después de todo es tu casa-

-¿Y perderme la comodidad del suelo y a Chimuelo de almohada?... no, no lo creo- le respondía sarcástico –ya, ve a dormir pequeña- Astrid solo le sonrió apenada y subió dejando a un Hipo atontado por un momento mientras ella subía.

LA ESPADA Y EL HACHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora