CAP 38. EL FINAL DEL AMOR

2.1K 157 164
                                    

POV NARRADOR

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

POV NARRADOR

-Tío- murmuró para sí Astrid respirando profundo y convenciéndose que era lo correcto –TÍO- habló más fuerte para llamar su atención mientras luchaba con sus manos para que la obedecieran y lograra quitarse el casco

-¿Astrid?- dijo al girar y ver los ojos cristalinos de una rubia a quien había buscado por meses –ASTRID- gritó corriendo a abrazarla mientras murmuros de todos los soldados se apoderaban de la escena -¿en dónde estab...-

-Astrid- dijo una voz más joven y profunda saliendo de entre la multitud

-Einar...-

***

-Vamos chicos- murmuraba Hipo completamente ciego por el humo de la explosión –algo no está bien compañero- se quejaba con su también alterado dragón mientras trataba de mirar algo en el catalejo –vamos sobre las nubes amigo, no puedo seguir sin visión- le ordenó tratando de montarse en el dragón cuando alcanzó a ver a un grupo de personas caminando hacia el barco del capitán -¿Qué dem....-

POV ASTRID

-Entonces... te escondiste bajo el disfraz de Naddod-

-Exacto- le explicaba a Einar –no sabía en dónde encontrarlos, hasta ahora- le dije fingiendo una sonrisa

-Te estuve buscando en todos lados, lo que hiciste no es correcto- me recriminó

-Lo lamento, no volverá a suceder- me disculpé mientras llegábamos a la superficie del barco del capitán -¿Cuándo volveremos a Naddod?-

-Tu, en el siguiente barco... nosotros aún tenemos que arreglar cuentas con un imbécil- yo solo traté de tragar saliva discretamente al saber de quien se trataba

-No- dije inmediatamente –quiero que regreses conmigo- le pedí en un intento muy desesperado de darle una ventaja a Hipo –hoy- Einar me miró confundido –quiero volver a casa, contigo... comenzar mi vida... a tu lado-

Pude sentir que la piel me hervía cuando tomó mi cintura y mi cuello, pero no tuve más elección que sonreír

-Te extrañe tanto estos días- me murmuró

-No me extrañes más entonces y regresa conmigo a Naddod- le pedí una vez más –quiero ser tu esposa... lo más pronto posible-

-Astrid, ¿enserio?- me dijo sonriendo yo asentí y se apoderó de mis labios. Fue algo tan agrio y doloroso, pero lo acepté sin otra opción sujetando sus hombros

-¿Regresaremos...?- le pregunté al finalizar dicho beso mientras él no me permitía alejarme de su rostro

-Daré la orden- me murmuró, sonreí y cerré el trato con un beso más, tan amargo como el primero, y correspondí a uno más que el me dio, cuando aquel tacto finalizó, besó mi frente y se alejó de mí a dar la orden de regresar.

LA ESPADA Y EL HACHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora