CAP 42. EL JEFE DE LOS MERODEADORES

1.9K 160 137
                                    

POV ASTRID

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

POV ASTRID

Mi cabeza, no, todo mi cuerpo, fue un viaje doloroso, comencé a abrir mis ojos cuando me di cuenta que estaba en un lugar bastante cómodo como para ser la playa en donde perdí la conciencia.

-Avísale a Viggo- escuché unos murmullos a lo lejos, cuando me di cuenta en donde estaba, era una carpa, al parecer es una base, me levanté y comencé a recorrer con la mirada la carpa, rocé mis dedos con lo que se supone simulan una pared, su tacto era seco y trabajado

-Escamas- murmuré con disgusto

-Las mejores pieles de Cremallerus- me sorprendió una voz a mi espalda –somos muy estrictos con el control de calidad... soy Viggo Grimborn- se presentó estirando su mano, con un gesto acepte su saludo

-Gracias por salvarme- le dije fingiendo que no estaba asqueada al ver tantos productos de dragones

-¿Puedo saber cómo llegaste a nuestra isla?-

-La tormenta, arrastró mi balsa hasta aquí- le expliqué

-¿Y cuál era tu rumbo jovencita?- me dijo cediéndome el paso para salir de la carpa mientras dos tipos nos escoltaban, tenía que pensar rápido... ¿Qué dijo Hipo?... ¿Dónde están los refugiados?

-A la isla de los Avigg- le dije al recordar –Naddod atacó mi isla hace unas semanas he sido errante desde entonces-

-Es una pena la invasión de Naddod a este bello archipiélago-

-¿Eres originario de aquí?-

-No- negó riendo –provengo de un archipiélago lejano, pero, por cuestiones de oferta y demanda terminé aquí, aunque la productividad ha sido decepcionante- yo lo miraba con recelo, no podía dejar de notar que todo estaba hecho con pieles de dragones.

Entonces recordé que Hipo me contó que hace muchos años tuvo un ligero enfrentamiento con gente que se dedicaba atrapar y cazar dragones, pero cuando estos se fueron, los cazadores desaparecieron... no desaparecieron, solo están ocultos en los límites con Naddod... tengo que salir de aquí

-Bueno, con el ataque de Naddod, poco queda con el comercio- le dije tratando de sonreír –le agradezco su hospitalidad, pero tengo gente que me espera en la otra isla-

-Y ¿puedo saber cómo planeas llegar?- bueno el tipo tiene un punto, el dejó escapar una sonrisa divertido –jamás retendría a una dama en contra de su voluntad, pediré a unos hombres que te lleven a tu destino- yo lo miré con recelo

-Solo, necesito una balsa, yo puedo resolverlo...-

-¿En estos mares una dama tan bella como tu sola?...- yo comencé a sentirme incómoda –puedo ver en tu mirada que ya notaste mi profesión- yo asentí en silencio –no te dejes guiar por eso, mi moralidad no me permitiría dejar a una chica a su suerte en el mar-

LA ESPADA Y EL HACHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora