CAP 21. CIELO DE AURORAS

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POV NARRADOR

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POV NARRADOR

En llamas purificamos el dolor de su partida, tras las murallas sagradas de Asgard Odín reclama su presencia. En la tierra esperamos pacientes nuestro reencuentro, en el mar permitimos a las olas llevar el dolor de los que quedamos, en el viento permitimos las llamas volar.

Que las valkirias la bienvenida a quien haya protegido el hogar de Frigg, que canten su nombre con amor y furia para que los escuchemos alzarse desde las profundidades del Valhalla, donde los valientes vivirán por siempre.

Astrid miraba perdida en la nada, ya ni siquiera podía llorar, por primera vez, desde que sintió el aire llegar a sus pulmones no supo que hacer.

Enfundados en trajes negros como la tradición de Naddod lo mandaba, todos tomaron un arco finamente decorado y una flecha. Astrid tragó saliva, protegida por la capa negra de su compañero y levantó su arma también.

Chimuelo miró con tristeza el mar, y se posó al lado de Astrid, sus ojos verdes de repente se habían convertido en los de Hipo tratando desesperadamente de decirle que todo estaría bien.

Entonces ella disparó... y Chimuelo lo hizo enseguida.

Despues de eso, una lluvia de flechas y fuego de dragones bañó el mar de Naddod encendiendo todo los barcos de los caídos dándoles un homenaje que solo el fuego les podría brindar.

La ojiazul miró a Chimuelo cuando el dragón dejó escapar un gruñido triste, se agachó a él y lo abrazó.

-Estaremos bien-

... días después...

Astrid colocó la última nota, destinada al líder de los Wessters en el terrible terror y lo dejó salir volando.

Miró irse a casi una decena de mensajeros que llevaban consigo una dolorosa y quebrante nota.

Dejó al viento frio apoderarse de ella mientras que desde un navío de velas blancas se dirigía a Berk.

Su cabello suelto volaba junto a la capa negra que no había dejado de resguardarle del frío, se rehusaba a quitarse ese olor a ámbar y maderas que lo caracterizaba.

-Astrid- escuchó a su espalda a Heather –al amanecer llegaremos a Berk- la ojiazul asintió... -As... ¿Qué pasará ahora?-

La ojiazul caminó hacia ella y le dio el ojo del dragón sin dejar de mirar al frente, se detuvo y giró un poco su rostro para verla

-Que Anika se arrepentirá de haberme conocido-

Heather miró a su amiga irse, con la frialdad de un tempano de hielo sin más motivos para caminar que hacer que el aire no se escapara más de sus pulmones.

-¿Enserio vamos a hacer esto?- preguntó Heather cuando Patapez llegó a su lado

-No tenemos más opción ya-

LA ESPADA Y EL HACHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora