POV NARRADOR
Bajo un manto estrellado, con la luna espiándola, tranquila, silenciosa, lejana, estoica y de pie, esperaba aquella isla a sus viejos residentes, cuando el volcán cubierto por la cotidiana brisa del atardecer comenzó a verse a lo lejos, ninguno de los jinetes pudieron evitar sonreír aliviados... al fin estaban en casa.
-Aaaaaaal fin- dijo emocionado Patán bajando de Colmillo y estirándose mientras todos se reunían en la Casa Club –al fin podré dormir en mi cabaña y no compartir mi habitación con el rey de los ronquidos- señaló viendo directamente a Dagur
-Pues tú no eres precisamente el mejor compañero que se puede tener... te huelen los pies- le refutó
-Huy discúlpame señor higiene...-
Hipo solo negaba riendo aquella discusión, penas llevaban cinco minutos en la orilla y ya todo era como antes.
-Sabes Hipi, he estado pensado- le dijo Brutacio recargándose en su hombro –deberíamos decirles a los que tratan de capturar a Astrid, el Ojo del Dragón y muy posiblemente, matarte a ti en un futuro, que se vengan para acá...-
-Cieeeeertooo- dijo Brutilda recargándose en el otro hombro del líder –admítelo, no hay mejor escenario de pelea que aquí...-
-Además, mientras esperamos que pateen nuestros traseros, esteremos en la comodidad de nuestro hogar-
-Chicos... el punto de la Orilla es justamente eso... que sea secreta Y SEGURA- les dijo con los ojos en blanco Hipo –y escuchen bien, si las cosas llegaran a empeorar...-
-¿Maaaas?- lo interrumpieron Patán y Dagur
-Sí, mas- les respondió con los ojos en blanco el castaño –si las cosas se ponen peores, La Orilla volverá a ser el único lugar seguro que tendremos... así que, por su bien... y en medida de lo posible... eviten exponerlo-
-Agg- se quejaron los gemelos
-Regresamos a la Orilla... y regresa la princesa de la base lejana...- murmuró Patán –¡hurra!-
***
-Señor...-
-Naddod- mumuró Einar cuando vio en su nocturnal quietud a su hogar -...al fin...-
Cuando llegó el barco, los muelles se encendieron y algunos soldados y errantes de la noche se acercaron para recibirlos con alegría y orgullo, el querido Jefe de armas estaba ahí, el respetado Finn también y los cientos de soldados que le habían hecho frente al archipiélago, al fin estaban de regreso.
Poco a poco, la multitud comenzó a dispersarse, soldados al fin llegaban a sus casas, se reencontraban con sus esposas e hijos, las puertas enormes del palacio se abrían orgullosas a los últimos dos que aun caminaban en una sola dirección, entonces llegaron a la sala de la corona, en donde con humildad y alegría, se arrodillaron ante aquella que impaciente los esperaba.
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LA ESPADA Y EL HACHA
FanficUna apuesta divina, el bien y el mal jugando sus mejores movimientos, una diosa dispuesta a equilibrar la balanza. El corazón se fue de Berk cuando tuvo que elegir entre su amigo o su pueblo, el alma nunca tuvo elección. Pero el destino es sabio y...