CAP 01. REGRESO A CASA

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POV NARRADOR

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POV NARRADOR

Bajo un manto estrellado, con la luna espiándola, tranquila, silenciosa, lejana, estoica y de pie, esperaba aquella isla a sus viejos residentes, cuando el volcán cubierto por la cotidiana brisa del atardecer comenzó a verse a lo lejos, ninguno de los jinetes pudieron evitar sonreír aliviados... al fin estaban en casa.

-Aaaaaaal fin- dijo emocionado Patán bajando de Colmillo y estirándose mientras todos se reunían en la Casa   Club –al fin podré dormir en mi cabaña y no compartir mi habitación con el rey de los ronquidos- señaló viendo directamente a Dagur

-Pues tú no eres precisamente el mejor compañero que se puede tener... te huelen los pies- le refutó

-Huy discúlpame señor higiene...-

Hipo solo negaba riendo aquella discusión, penas llevaban cinco minutos en la orilla y ya todo era como antes.

-Sabes Hipi, he estado pensado- le dijo Brutacio recargándose en su hombro –deberíamos decirles a los que tratan de capturar a Astrid, el Ojo del Dragón y muy posiblemente, matarte a ti en un futuro, que se vengan para acá...-

-Cieeeeertooo- dijo Brutilda recargándose en el otro hombro del líder –admítelo, no hay mejor escenario de pelea que aquí...-

-Además, mientras esperamos que pateen nuestros traseros, esteremos en la comodidad de nuestro hogar-

-Chicos... el punto de la Orilla es justamente eso... que sea secreta Y SEGURA- les dijo con los ojos en blanco Hipo –y escuchen bien, si las cosas llegaran a empeorar...-

-¿Maaaas?- lo interrumpieron Patán y Dagur

-Sí, mas- les respondió con los ojos en blanco el castaño –si las cosas se ponen peores, La Orilla volverá a ser el único lugar seguro que tendremos... así que, por su bien... y en medida de lo posible... eviten exponerlo-

-Agg- se quejaron los gemelos

-Regresamos a la Orilla... y regresa la princesa de la base lejana...- murmuró Patán –¡hurra!-

***

-Señor...-

-Naddod- mumuró Einar cuando vio en su nocturnal quietud a su hogar -...al fin...-

Cuando llegó el barco, los muelles se encendieron y algunos soldados y errantes de la noche se acercaron para recibirlos con alegría y orgullo, el querido Jefe de armas estaba ahí, el respetado Finn también y los cientos de soldados que le habían hecho frente al archipiélago, al fin estaban de regreso.

Poco a poco, la multitud comenzó a dispersarse, soldados al fin llegaban a sus casas, se reencontraban con sus esposas e hijos, las puertas enormes del palacio se abrían orgullosas a los últimos dos que aun caminaban en una sola dirección, entonces  llegaron a la sala de la corona, en donde con humildad y alegría, se arrodillaron ante aquella que impaciente los esperaba.

LA ESPADA Y EL HACHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora