CAP 17. EL INICIO DE LA RENDICIÓN

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POV ASTRID

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POV ASTRID

Como el tiempo detenido por unos segundos, pude sentir como un mechón de mi cabello volaba debido a una onda de aire causada por una flecha que se clavó justo en la espalda del que iba delante de mí.

-Hipoo- dije con un grito ahogado mientras lo sentía detenerse en seco –resiste...- le supliqué mientras rápidamente lo abrazaba permitiéndole poner su peso sobre mi

-Estoy bien- apenas me dijo tranquilo, gracias a Thor, Chimuelo llegó lo ayudé a subir y salimos de la isla volando

-ES EL MAESTRO DRAGÓN- los escuché decir en el suelo, pero en esos momentos poco me importo aquello –Hipo háblame- le pedía mientras lo sentía débilmente abrazar mi cintura, para mi buena suerte, hace mucho Hipo me enseñó a volar a Chimuelo, en caso de una situación como esta.

-Esto va a doler por la mañana- me dijo burlón mientras yo soltaba una risa aliviada

-La próxima vez voy a venir sin ti... contigo solo consigo dolores de cabeza- le advertí mientras él se reía a mis espaldas.

-Te aburrirías demasiado sin mí- yo solo negué con la cabeza. Atenta a su agarre, después de un rato comencé a sentir que se estaba debilitando bastante

-Hipo no te duermas por favor- le supliqué entrelazando una de mis manos con la de él, casi en un intento desesperado porque se agarrara más fuerte, pero ya no sentía mucha más fuerza en su agarre –Hipo háblame- lo sentí entonces recargar su cabeza en mis hombros dejando caer todo su peso sobre mí –CHIMUELO- el dragón entendió rápidamente mi suplica, pero en lugar de aterrizar tomó el control de la dirección y voló más rápido.

De la nada Chimuelo aterrizó en una isla despoblada, casi como Berk, con solamente algunas construcciones en pie, estaba claro que había estado nevando, claramente había sido atacada hace mucho, pero yo conocía este lugar, estuve aquí hace dos años... aquí fue la reunión de los 10 clanes.

Aterrizando cerca de una de las cabañas, Chimuelo me ayudó a meterlo, al parecer la destrucción aquí no era tan significativa como en Berk, aguantando un ataque de tos sacudí el suelo y estiré una de las mantas de la mochila de Chimuelo.

Dejando en el suelo boca abajo a Hipo quebré la flecha para evitar que se fuera a hacer daño en caso de que se moviera y monté en Chimuelo. Hipo me dijo que las islas por lo normal se estructuraban de la misma manera, así que si la famosa curandera de Berk igual que Siv prefería los lugares lejanos, supongo que la de aquí también.

Me llevó sobrevolar solo unos instantes para saber que estaba en lo correcto, aterricé en la más lejana de las cabañas, victoriosa encontré una caja de madera con paños y esterilizantes y otro más de sutura, los tomé y salí de ahí.

-Chimuelo... algo de calor- le pedí y una bola de plasma encendió la chimenea de aquella deshabitada cabaña dándonos un poco de calor y una cálida luz.

LA ESPADA Y EL HACHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora