capítulo XXXII (32)

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_ ¿Cómo te vas a ir en ese estado?, aún no estás curada, necesitas ayuda.

_ Ya lo sé por eso tú vendrás conmigo.

_ No puedo, yo tengo una vida ¿sabes?, y un trabajo que ahora necesito conservar más que nunca, ¿además no tienes a nadie a quien pedirle ayuda?

_ Está bien, no hace falta que me ayudes aunque yo te haya salvado la vida, lo entiendo.

_ Pero es que yo...

Escuché la puerta de la entrada y luego la de la habitación de Tina, al poco se escuchó unos gritos y unos golpes, como si estuviese tirando cosas, oí que me llamaba a gritos y salí corriendo de la habitación antes de que ella entrase y descubriese a Maya.

_ ¿Has cogido tú mi dinero?

_ ¿Qué, qué dinero?, yo, yo no sé de qué me hablas.

_ Espero por tu bien que sea así, entonces debió ser Janice, esa zorra ha cogido mi dinero para largarse con su chulo, cuando aparezca la voy a matar pero antes voy a recuperar mi dinero, ahora tendré que pedir prestado, tú no tendrás cien libras ¿verdad?

_ Lo siento pero no.

_ Bueno ya me las arreglaré.

Poco después salió por la puerta, me sentía muy mal por Janice pero esperaba que cuando regresase al apartamento yo hubiese solucionado lo del dinero, no sabía que más empeñar para recuperarlo pero algo tenía que hacer, cuando entré de nuevo en la habitación Maya estaba sentada en la cama.

_ Está bien, me iré contigo, pero no porque me hayas salvado la vida en aquel callejón sino porque no deseo estar aquí si esas dos se encuentran, ¿por cierto, donde vives?

Kensington es un municipio situado al oeste de la ciudad de Westminster, al sur del famoso Hyde park y de Mayfair, donde nació Isabel II, Maya vivía en el barrio de Edwardes Square, su casa era de tres pisos y de estilo victoriano, las paredes exteriores eran de ladrillo rojo y de tejados inclinados. La entrada era grande y arqueada con un gran porche, la casa estaba rodeada por una verja de hierro negro. Cuando entré me llamó la atención el impactante mural de Ricardo Cinalli que recorría el hall de entrada y el pasillo en toda su extensión, también eran impresionantes los arreglos florales.

_ ¿Los has hecho tú?, son preciosos

_ Si.

Nos fuimos al salón donde predominaba una gran chimenea, los colores de las cortinas y la alfombra eran intensos y la madera de los muebles era de caoba, había una gran variedad de detalles como jarrones chinos, figuras de madera africanas y estatuillas griegas y egipcias, se dejó caer en uno de los sofás tapizados.

_ ¿Cómo te sientes?

_ Ahora que estoy en casa mejor, no es por nada pero tu apartamento es algo deprimente, es muy difícil que alguien se recupere en un lugar como ese, además necesito estar bien para irme lejos antes de que me descubran.

_ Tal vez mi apartamento no sea una maravilla pero yo me siento bien allí, además tengo unas compañeras geniales.

_ Si tú lo dices.

_ Tú no las conoces.

_ No hace falta.

_ ¿Qué sabes tú de mí, además que significa eso de que te tienes que ir antes de que te encuentren, lo dices por aquellos hombres del callejón?

_ No, pero eso es algo de lo que deberíamos hablar, eres demasiado desconcertante.

_ ¿Qué quieres decir?

_ Nada, ya hablaremos, ¿ahora qué te parece si me llevas al piso superior?, creo que necesito descansar.

Qué eres tú?  Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora