capítulo XXIV (24)

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_ ¿Pero que te hecho yo?

_ Existir, antes de que llegaras al pueblo yo era la nueva, era cierto que llevaba más de seis años ya con ellos pero aquel título era mío y cuando tú apareciste me lo arrebataste y no solo eso también a mi ex novio, Roberto se enamoró de ti y los demás empezaron a creer que eras una chica guay.

_ Roberto y yo nunca fuimos novios.

_ Me cabreé cuando supe que salía conmigo solo porque quería ponerte celosa, lo que él no sabía era que tú ya habías pescado uno mejor, cuando empezaste a exhibirte con tu novio guapo y rico delante de todos nosotros te odié aún más, ¿cómo podías haber conocido tú, que apenas llevabas más de un año en nuestro pueblo a un chico como ese?, ¿por qué nosotros nunca nos habíamos tropezado con él? Nos habías estado mintiendo todo el tiempo, eres una buena mentirosa, ¡tú paseándote por ahí con un vampiro y nosotros sin saberlo! , te he visto con él, te he estado observando, siempre supiste lo que era ¿verdad?, pobre Roberto ¡y él que creía que aún tenía alguna posibilidad!

_ Roberto está con Marta.

_ ¿Con tu amiga?, tal vez pero no creo que esté enamorado de ella, ¿sabes?, puede que me pase por su casa a hacerle una visita después de matarte, no pienso pasarme el resto de mis días con Carlos, siempre me ha gustado mucho Roberto.

_ ¡No puedes hacerle eso!, él no te quiere y acabaría odiándote, además los custodios no permitirán que sigas matando gente.

-¿Los custodios, que sabes tú de eso?, ¡así que tu novio te ha estado preparando para convertirte en su compañera! , Bueno pues lo siento, no, es mentira, la verdad es que no lo siento pero tu historia de amor con tu novio vampiro se termina aquí, voy hacer que sientas todo el dolor que he sentido yo cuando Roberto terminó conmigo.

- ¡Nooooo!

Me lanzó contra la pared, reboté en la cama y luego caí al suelo, había escuchado un crujido en mi interior, algo estaba roto porque el dolor era insoportable, uno de mis brazos tenía una posición bastante rara y no lo podía mover, se había caído una lámpara de mesa y un cuadro que había colgado en la pared y los cristales estaban desperdigados por la habitación. Me había hecho varios cortes en los brazos y en las piernas, y el pantalón estaba manchado de sangre, por la boca me recorría un hilillo de sangre y resbalaba por mi cuello. El ruido en la planta de abajo seguía, no sabía que estaba pasando con Diego pero deseaba que esto acabase de una vez porque ya no podía aguantar más el dolor, Andrea se acercó a mí y abrió su boca, unos colmillos empezaban a clavarse en mi mano y sentí todo su odio penetrar en mi interior. Mis párpados comenzaban a cerrarse pero un fuerte rugido hizo que levantara la vista, un enorme lobo gris estaba delante de la entrada de la habitación, ocupaba todo el hueco de la puerta. Andrea se levantó y se enfrentó a él, bastaron unos pocos minutos para acabar con ella, luego el lobo se acercó a mí, sabía que era Akos, sus ojos lo delataban, acercó su hocico a mi rostro y me habló a través de su mente.

_ Aguanta, todo ha terminado.

_ ¡Diego!

Apenas había terminado de pronunciar su nombre y él apareció a mi lado, tenía la ropa rasgada y varios cortes que estaban cicatrizando en su cara, estaba manchado de sangre pero aparte de eso no había mayores daños, la peor parte me la había llevado yo por ser la más débil. Su cara reflejaba dolor y miedo, un lobo más apareció en la habitación reduciendo el espacio, apenas cabíamos todos, Akos habló con él mentalmente aunque yo no pude saber lo que decían, debían de estar en otra sintonía, inmediatamente después los lobos se fueron llevando con ellos los restos de Andrea. Diego me cogió suavemente del suelo aunque eso no impidió que sintiese un enorme dolor, chillé , el no dejaba de lamentarse y decirme que lo sentía, luego me depositó lentamente en la cama, Akos había regresado ahora con su apariencia de hombre y vestido, ¿ de dónde sacaba la ropa?

Qué eres tú?  Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora