capítulo L (50)

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Fue por aquel entonces cuando mis padres se enamoraron, él había ido a luchar contra los vampiros y ella en calidad de oradora. Se había llegado al acuerdo de que no podían crear una guerra cada vez que se aburriesen y acabar con tanta gente, cada vez que vuestra raza disminuía, nos enfrentábamos a una lucha por la supervivencia, nos alimentábamos de vosotros y cada vez que se perdían tantas vidas también se perdía la oportunidad de alimentarnos más a menudo, sobre todo si ellos no dejaban de convertiros, se dieron cuenta de que si queríamos sobrevivir en este mundo deberíamos ser más cautelosos ya que si vosotros desaparecíais ellos también lo harían y probablemente nosotros igual. Formamos una asamblea y nos reunimos todas las especies que quedaban, concluimos en que cada clan formaría su propio consejo y harían cumplir las leyes. Eso era bueno para nosotros, si había una orden que se preocupara por hacer cumplir las reglas en su propio clan nosotros no tendríamos que salir demasiado de la isla y correr riesgos. Pero hace ya unos años que parece que en el clan de los vampiros la orden se rompió, han formado dos bandos y de nuevo nos toca a nosotros poner a los vampiros en su lugar, sé que por la parte de los licántropos hacen lo que pueden aunque no porque se lo pidiéramos nosotros ya que rompieron toda relación con nuestro clan. Una vez que mis padres regresaron de la batalla decidieron formalizar su relación pero mi abuelo ya tenía un posible compañero para mi madre con un grado de compatibilidad de un ochenta y tres por ciento, suerte que mi padre también se sometió a la prueba y su grado fue mayor, un noventa y cinco por cien y eso fue lo que les acabó uniendo, unos años más tarde nacería yo. Nosotros no convivimos todo el tiempo con nuestros progenitores, nada más nacer nos dejan con las cuidadoras, cada una de ellas tienen una función y a medida que vamos creciendo recibimos más cuidados, nos alimentan, nos enseñan historia, idiomas, botánica, arte... y luego ya pasamos a aprender a ser buenos oradores y grandes luchadores utilizando todo tipo de armas como las diferentes clases de dagas, cuchillos, espadas, lanzas, flechas, arco.... Aprendemos artes marciales como el karate, aikido, kendo... y otras diferentes artes como el boxeo, el pankrase, vajramusti, yudo, laido, nonanuraku, wakkin-hi... Solía ver a mi padre cada vez que regresaba a la isla, mi madre me recogía y pasaba semanas o incluso meses con ellos, luego cuando ellos regresaban a sus funciones yo también lo hacía, yo creí que éramos felices así pero tal vez me equivoqué, a medida que iba creciendo mi padre estaba más orgulloso de mí por los logros que conseguía pero mi madre ya no le sonreía como solía hacerlo, no había pensado en ello hasta hace poco. La primera vez que te vi sonreír me recordaste a mi madre, recuerdo que a veces discutían por diferencia de opiniones, nunca le había dado importancia a aquello pero cuando hace unas semanas les hablé a los miembros de la cúpula incluido mi abuelo sobre que tal vez deberíamos hacer algunos cambios en las leyes, me recordaron que ya no estaba en la orden y que ya era hora de regresar a la isla, que había pasado mucho tiempo con los de tu especie y que me comportaba como lo había hecho Lesmes, mi padre. Recordé entonces a mis padres y que cada uno veía de diferente manera el mundo, mientras mis padres arreglaban sus diferencias tu gente se enfrentaba nuevamente a otra guerra, la independencia en Estados Unidos, mi padre regresaba a la isla luego de un largo período de tiempo en Boston. Recuerdo que no llevaba más de dos días con ellos cuando se fue de nuevo, luego me enteré de que lo había hecho después de que mi madre no le había apoyado cuando se reunió con la cúpula, años más tarde supe lo que allí había sucedido. Después de la marcha de mi padre mi madre se quedó muy triste, pasó un par de años sola antes del regreso de Lesmes, no sé lo que ocurrió entre ellos pero me imagino que lo hablaron y se reconciliaron porque cuando regresé a casa mi madre de nuevo parecía feliz. Unos meses más tarde mis padres decidieron hacer un pequeño viaje fuera de la isla, los de la cúpula se lo concedieron y yo no sabía que esa tarde cuando me despedía de mi madre sería la última vez que la iba a ver con vida. No había pasado más de tres semanas cuando regresaron a la isla, yo estaba practicando tiro con arco cuando alguien me llamó, al entrar en el gran salón donde se discutían todas las decisiones me encontré a mi padre abatido y en sus brazos yacía mi madre ensangrentada, sin sus alas y vacía de vida, me acerqué a ella, la abracé y lloré. Mi padre la dejó encima de la mesa y se arrodilló quedando a mi misma altura, me dijo que ahora tendría que demostrar que me había hecho un hombre, que a pesar del dolor que esto me producía debía esconder mis emociones delante de todos y ser valiente. Unos licántropos habían acabado con la vida de mi madre, los habían cogido a traición y aunque puso todo su empeño no pudo salvarle la vida ya que otros seres metamórficos se unieron a la gran manada, no sabía porque lo habían hecho, mi padre creía que nunca nos habían perdonado no haberles apoyado en la guerra de 1665 en donde murieron gran parte de ellos. Quería que fuésemos a darles caza para que aprendiesen quien eran los más fuertes pero los miembros de la cúpula no lo permitieron, yo no entendía a mi abuelo, era su hija. Mandaron a unos cuantos guerreros y a unos oradores pero los muy cobardes siempre negaron que fueran ellos, tacharon de mentiroso a mi padre. Yo por aquel entonces no tenía más de ocho años, al morir mi madre él se convirtió en miembro de la cúpula por derecho. Pasamos unos años juntos ya que estando en la orden le hacía permanecer más tiempo en la isla, me hablaba de que fuera de allí había un mundo mejor, de gente a la que debía conocer y de que se acercaba grandes cambios. Cuando tuve la edad permitida para salir de la isla mi padre pidió permiso para llevarme fuera y los de la cúpula se lo concedieron, me enseñó a distinguir a los vampiros de los demás seres, tuve mi primera pelea con uno de ellos y luego lo torturamos, por aquel entonces creí que era lo correcto luego aprendí que no. En la siguiente salida conocí a algunos ángeles caídos e incluso a nefilims, las mujeres eran hermosas y algunas demasiado jóvenes pero me dijo que disfrutara de ellas y que nunca mostrase mis sentimientos, fueron ellas las que me enseñaron todas las artes amatorias. Cuando los de la cúpula se enteraron me prohibieron salir de la isla, estuve tiempo sin ver a mi padre y aprendiendo a llevar a cabo las leyes escritas por los de la cúpula, una de ellas era no mezclarse con los nefilims, a mi padre intentaron destituirle del cargo pero todo se tranquilizó cuando se casó con Neylan y al poco tiempo naciera Maya. Los nefilim son otra raza que habita en tu mundo, ellos descienden de nosotros solo que no son puros, antes incluso de que los vampiros convirtieran a niños para su lucha nuestra raza caminaba entre la vuestra, se acostaban con mujeres y tenían nefilims, niños descendientes de ángeles. Hubo una época en la que se le permitía la entrada a nuestras islas, incluso algunos se formaban en nuestras escuelas pero empezaron a querer más, a querer tener voz y voto y querer formar parte de la cúpula pero ellos no eran puros ni siquiera los ángeles caídos que eran de mayor rango se les permitía. Los nefilims se revelaron y hubo una pequeña revuelta que acabó con su expulsión de las islas e incluir una nueva regla en la orden , evitar que nuestra raza mantuviese cualquier contacto con ellos. Los puros así lo hicimos pero los ángeles caídos muchos de ellos siguieron teniendo relación con esa raza, incluso se casaron y tuvieron descendencia nefilim. Nosotros teníamos relaciones con mujeres de vuestra especie pero estaba totalmente prohibido crear descendencia nefilim, para ello antes de salir de la isla deberíamos beber un líquido creado específicamente para ese plan. Desde aquel incidente la entrada de los nefilim a nuestras islas está totalmente prohibida, solo se le permiten a los ángeles caídos ya que trabajan para nosotros. Después del nacimiento de Maya mi padre no fue el mismo, se pasaba largas temporadas lejos de la isla aunque seguía siendo un miembro de la cúpula, eso sí, cuando regresaba pasaba todo el tiempo con nosotros, a mí me gustaba estar con él, sobre todo al principio, era mi padre y hubo un tiempo en que lo admiraba, Neylan, su esposa nunca me tuvo cariño y la única vez que la llamé mamá me recordó que mi madre estaba muerta y qué ella nunca ocuparía ese lugar, nunca más volví a llamarle mamá. A ella no le agradaba los ratos que pasaba con mi padre e intentaba que él se centrase más en su hija, sé que tuvieron pequeños enfados por ese motivo. Al contrario que su madre a Maya le cogí cariño desde el primer momento, no hay más que verla, ella es impulsiva pero cariñosa, es todo bondad y sentimiento, bueno tú ya la conoces. Cuando Lesmes regresaba a la isla yo me quedaba en la escuela con la excusa de que tenía que entrenar mucho para evitar que discutieran entre ellos, a medida que crecía empezaba a importarme menos pasar tiempo con él porque a pesar de ser mi padre me incomodaba su comportamiento, siempre que podía me hablaba de nuevos cambios, de que tener éxito se debía a ser fuerte, poderoso y falto de sentimientos. Yo quería que estuviese orgulloso de mí e intentaba contentarlo pero cuando descubrieron que se dedicaba a las artes oscuras lo destituyeron de la cúpula, incluso iban a proponer expulsarlo de la isla pero al final solo quedó en una advertencia y la salida de la orden. Por derecho de matrimonio debía ser sustituido por Neylan pero mi padre me propuso para el cargo, todos estaban de acuerdo sobre todo porque yo era descendiente de miembros de la cúpula, fui el primer miembro más joven de la orden. A Neylan no le gustó aquello y me odió aún más si podía, entre ella y mi padre no sé lo que pasó porque yo ya evitaba ir a aquella casa y la relación con Maya la teníamos en la escuela. A medida que iba creciendo mi grado de superación era mayor, quería ser el mejor y que mi padre estuviese orgulloso de mí, también creía en las leyes y en todo lo que allí se aprobaba. Como era muy joven para dar mi voto, estaba exento de hacerlo y eso me producía un gran alivio cada vez que mi padre pedía audiencia y proponía sus descabelladas ideas, aunque ahora no me parecen tanto. Cuando mi padre murió a manos de los vampiros fueron pocos los que lo sintieron de verdad, esto ocurría en la época en la que la primera guerra mundial llegaba a su segundo año.

_ ¿Cómo lo llevó Maya?

_ A pesar de ser muy joven, descubrí a una Maya fuerte, días más tarde me pidió que la entrenase para ser una buena guerrera, siempre creí que se dedicaría más a ayudar que a luchar y matar, por eso me sorprendió tanto. La Maya que ahora ves era distinta a aquella, incluso se había llegado a asustar de sus hermosas alas cuando le salieron.

_ ¿Salieron, no nacéis con ellas?

_ Sí, pero no salen al exterior hasta los cuatro o cinco años de vida.

_ ¿Al exterior?

_ Sí, no es una bonita experiencia, recuerdo que el día anterior había cumplido cuatro años, había pasado una semana con fiebre muy alta y espasmos musculares, mis padres y mis cuidadoras sabían lo que me ocurría, ellas estaban preparadas para asistirme pero mi padre les prohibió hacer nada, él siempre decía que el dolor hacía más fuerte a uno. La tarde que empezaron a salirme las alas sentí un dolor en la espalda insoportable, la carne se desgarraba cerca de mi columna vertical, sentía como la sangre resbalaba por mi piel y caía al suelo, gritaba y miraba a las dos cuidadoras que no dejaban de observarme, se sentían mal por no poder hacer nada pero las órdenes debían ser obedecidas, por un momento pensé que me iba a desmayar pero recordé a mi padre decir que desmayarse ante el dolor era de cobardes, aguanté durante horas hasta que se completó el proceso, el dolor seguía pero ya no era tan fuerte, ellas ni siquiera me movieron del sitio, me colocaron una manta encima y me quedé dormido del cansancio allí mismo. Durante los dos días siguientes la fiebre alta y las convulsiones no dejaban de sucederse, cuando mi madre llegó de su viaje se enfadó muchísimo con las cuidadoras por haber permitido aquello y durante días mis padres ni se hablaban. Ella me llevó a casa y me untó unas hierbas que mitigaron el dolor y me hizo beber un líquido que acabó con las convulsiones y la fiebre en un par de días. Cuando le sucedió a Maya yo estaba allí, no quería que pasase por lo mismo que yo, con la ayuda de las cuidadoras y mía, el dolor de Maya fue mínimo.


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