capítulo XVIII (8)

33 5 0
                                    

Mi padre se acercó a la puerta del salón donde mi hermano Leonard estaba hablando por teléfono y la cerró, él se apoyó en el pomo, mamá me preguntó que estaba ocurriendo, mi padre ya sabía en lo que me había convertido y me dijo que ya era hora de que me fuese, mamá siguió insistiendo en que me quedase hasta que papá le dijo que pensara en Leonard, los dos se miraron yo me di la vuelta y me fui, lo último que escuché fue la voz de mi madre diciéndome que me cuidara mucho y que a pesar de todo me quería. Anduve de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, conocí a gente, personas como tú y vampiros igual que yo, aprendí mucho de ellos y también me di cuenta de que no me podía fiar de la gran mayoría, había sobrevivido a varias peleas pero también me habían dado de lo lindo. Durante los primeros años como vampiro cuando tenía hambre mordía a una persona hasta saciar mi sed, para cuando me daba cuenta de lo que estaba haciendo ya estaba muerta, intenté prolongar mis ansias de comer porque así mataría a menos gente pero me era difícil controlar mi sed y evitar asesinarlos. Un día me encontré con unos vampiros y me advirtieron que si seguía así los custodios acabarían encontrándome, que tenía que dejar de matar, que no éramos los únicos que se aprovechaban de esa clase de humanos. Eran vampiros sociables y me enseñaron a alimentarme sin hacerles daño, a luchar, a controlar mis impulsos y mi mente, y también me enseñaron a ser más humano, durante los siguientes años aprendí todo lo que pude sobre los vampiros y los custodios.
Una tarde llamé a mi madre, quería saber cómo estaban, cogió el teléfono Leonard, papá estaba en el hospital y ya llevaba allí un par de semanas, le había dado un infarto. Tres días más tarde llegué a casa, mi padre había fallecido y yo ni siquiera pude despedirme de él, solamente habían pasado cuatro años desde la última vez que nos habíamos visto pero mamá había envejecido un montón y mi hermano ya tenía diecisiete años. Me quedé en casa un par de días, eso sí, siempre escondiéndome de todo el mundo, mis padres habían tomado la decisión después de la última visita de fingir mi muerte. No podía explicarles a nadie en lo que yo me había convertido, solamente se lo contaron a Leonard porque ahora era lo bastante mayor para saberlo y pronto se daría cuenta de que mientras él seguía haciéndose mayor su hermano no avanzaría y mi madre no quería perder todo contacto conmigo. Leonard quería estudiar la carrera de medicina, le hablé de que entendería que él ahora no me viese como un hermano por lo que yo era, me contestó que seguía siendo el mismo solo que ahora era un poco más complicado, cuando me fui les dije que seguiríamos en contacto. Un par de años después me vine a vivir aquí, estaba cansado de andar de un lado para otro y en este lugar había sido feliz, así que me instalé en el Pazo, intentaba pasar desapercibido pero era un pueblo pequeño así que de pronto se presentaron unos policías, les dije que era un amigo de la familia, se pusieron en contacto con ellos y al cabo de unos meses mi madre y mi hermano se presentaron aquí trayendo todas sus pertenecías. Mi madre también tenía muy buenos recuerdos de este lugar y ahora que sabía que yo vivía en el Pazo quería pasar más tiempo conmigo, había perdido muchos años sin estar a mi lado y Leonard ya era bastante mayor para entenderlo. A mi hermano le ofrecieron una beca para estudiar en Madrid y aunque me quería a su manera no me tenía suficiente confianza para dejarme solo con mamá, yo era el mayor pero era él quien ejercía esa función. Se puso en contacto con Adam, un amigo de la familia desde que llegamos a Francia, su mujer había muerto de cáncer unos años atrás, aceptó la oferta de venirse a vivir aquí y hacerle compañía a mi madre y llevar el mantenimiento del pazo, quería cambiar de aires. Mi madre y él siempre fueron buenos amigos y durante los siguientes años su amistad siguió intacta, los dos habían amado muchísimo a sus respectivas parejas. Leonard estudiaba en Madrid y pasaba las vacaciones en el pazo pero un día me llamó y me dijo que si no me importaba irme durante sus días de descanso ya que él vendría con su novia, así que a partir de aquel día casi no nos veíamos, él y su novia estaban con mamá durante las vacaciones y yo el resto del año. Luego su novia se convirtió en su mujer y aceptó un trabajo aquí como director de un hospital, se vinieron a vivir al Pazo y yo me fui, durante años volví a andar de ciudad en ciudad y de vez en cuando los llamaba. Una tarde me llamó Leonard y me dijo que nuestra madre estaba muy enferma, le dije que hiciese lo que quisiese con su familia pero que yo iba a ver a mamá, no quería que se repitiese lo de mi padre, cuando llegué su mujer y su hija se habían marchado a visitar a unos familiares a Madrid. Habían pasado algunos años y en aquel tiempo mi madre se había deteriorado más y más, yo no podía soportar verla así, cansada, rendida, sin ganas de luchar por la vida, tenía miedo de perderla así que intenté convencerla de que me dejase convertirla en lo que yo era, ella se negó y no sabía qué hacer para que cambiase de opinión. Entonces intenté hablar con mi hermano para que me ayudase a convencerla y él me tomó por un loco que había perdido por completo la razón.
_ Mírate, no pareces mi hermano mayor, ni siquiera el pequeño, pareces más bien mi hijo, ¿no te das cuenta?, la vida sigue avanzando para nosotros, mamá tiene ya una edad considerable para dejar de luchar, tal vez le ha llegado el momento de reunirse con papá, mírame tengo cuarenta años, algún día a mí también me llegará mi hora, ¿ qué vas a hacer, convertirme en lo que tú eres? Tal vez a ti te vaya bien pero yo no quiero eso para mí ni para mi familia, ¿crees que mamá sería feliz viendo morir a todos sus seres queridos?, nosotros algún día dejaremos de existir pero tú seguirás aquí aunque ya no te quedará nada, ya no tendrás a tu familia a tu lado, ¿quieres hacer pasar a mamá por esa situación?
_ Por eso te necesito, quiero que me ayudes a convencerla para salvarla, además sí que tendrá familia, estaré yo con ella.
_ Tú no escuchas ¿verdad?, esto no lo haces por mamá, lo haces por ti, sé que mamá te quiere pero también sé que no desearía esa vida para ella.
Un par de días después mi madre murió y de nuevo mi lado animal salió, mi dolor no me dejaba pensar y maté dos personas, también deseé matar a Leonard, sabía que el huir no me eximiría de mi culpa y que continuaría asesinando a más gente hasta olvidar mi dolor. No quería seguir matando, llevaba demasiadas muertes a mi espalda así que pedí ayuda a mi hermano, Leonard también temía por su familia y pensamos que lo mejor era encadenarme hasta que mi dolor y mis ansias de matar se calmasen. Me dejé llevar por Adam y por él a la habitación donde me encontraste y allí me encadenaron, luego Leonard se fue a Madrid, había solicitado trabajo en un hospital de allí y Adam cuidó de mí. No lo culpaba, su familia no sabía que yo existía y era lo mejor, además aunque yo era su hermano me había convertido en un vampiro y él debía  proteger a su familia de mí, Adam me venía a visitar todos los días y hablábamos durante largo rato. Pasaron unos cuantos meses y mis ansias de matar se habían calmado pero no dejaba de pensar en lo que era y en lo que había hecho, así que tomé una decisión, le pedí a Adam que me matara, incluso le dije como tenía que hacerlo pero no quería, a pesar de todo para él había sido como un hijo al igual que Leonard, además le había prometido a mi madre que ayudaría a mi hermano a cuidar de mí. Cada vez que venía yo le seguía diciendo lo mismo pero él siempre se negaba, quería que se enfadase, que me viese como lo que yo era y le dije que si tuviera una oportunidad seguramente a él también lo mataría pero no me hizo caso. Dos días después de haberle dicho aquello Adam dejó de venir, a veces lo hacía enfadar pero siempre acababa viniendo a mí, tal vez hubiese regresado a Francia, no quería hacerme daño se lo había prometido a mi madre así que tal vez se había marchado sin más. Supe que nada de eso había sucedido cuando escuché sus quejidos a varios metros de mí, algo le había pasado y yo no podía ayudarlo, intenté arrancarme las cadenas pero lo único que conseguía era resquebrajarme la piel y que la sangre resbalase por mis manos para luego cicatrizarse mis heridas, me disloqué los hombros pero acabaron volviendo a su sitio, no podía liberarme de aquellas malditas cadenas y me estaba volviendo loco allí sólo sin saber que le había pasado. Una madrugada lo vi acercarse, estaba demacrado, tenía ojeras y cojeaba de una pierna, le pregunté que le había pasado, me dijo que se había caído y estuvo tres días sin poder moverse y con dolor. Pregunté si había hablado con Leonard, tenía que verlo un médico, me contestó que solamente lo llamaba cuando era estrictamente necesario y se tratase de mí, además no quería molestarlo, con el trabajo, la familia y yo, solo le faltaba que tuviese que cargar también con un viejo enfermo. Me dijo que estaba cansado y que era ya hora de descansar al lado de su mujer.
_ Tú no eres ningún viejo enfermo, tú formas parte de la familia, además has cuidado de mí, eres como un segundo padre para mí, sino quieres molestar a Leonard está bien no lo hagas yo te llevaré a un médico, necesito que me sueltes, no voy a cometer ninguna locura pero tú necesitas ayuda y yo no me voy a quedar aquí sin hacer nada.
_ Tal vez sea hora de soltarte, has pasado demasiado tiempo aquí torturándote, creo que lo que te hemos hecho ha sido suficiente castigo por todas las muertes que has cometido, puede que seas distinto a nosotros pero sigues siendo bueno Diego nunca lo olvides, además necesitas alimentarte, Leonard prometió traerme unas bolsas de sangre pero supongo que está muy ocupado, eso sí, ten cuidado, no más muertes Diego yo ya no puedo cuidar más de ti, busca tu destino.
_ No necesitamos a mi hermano yo cuidaré de ti, además si quieres después de que te vea un médico podemos irnos a Francia, ¿no es eso lo que tú querías?
Lo miré, su cara reflejaba dolor, algo le estaba pasando a su corazón no latía como debería, necesitaba ir a un hospital.
_ ¡Tienes que soltarme ya Adam, necesitas ir a un hospital, deprisa!
_ Está bien, ya sé que estás impaciente por verte libre de esas cadenas.
Empezó a caminar hacía la ventana pero nunca llegó, luchaba por llegar, por mantenerse de pie pero no pudo, se desplomó delante de mí a unos pocos pasos, durante horas grité, peleé para despojarme de las cadenas pero todo fue inútil, cuando acabé vencido arrastré su cuerpo con mis piernas hacía mí, ninguna rata le pegaría un mordisco. Me odiaba a mí mismo, toda la gente que me importaba se estaba muriendo y yo no podía hacer nada. Unos días más tarde apareció Leonard, sabía que era él porque no dejaba de llamar a Adam, cuando llegó a mi guarida me preguntó por él y yo le dije que había llegado demasiado tarde, cogió una linterna porque casi no se veía y vio su cadáver a mis pies.
_ ¡Pero qué has hecho monstruo, era como un tío para mí!, no puedo creerlo, ¿no podías haber esperado un poco para alimentarte antes de matar a Adam, sabes lo difícil que es hacerme con estas bolsas de sangre?
_ ¿Crees que lo he matado yo porque estaba hambriento?, ¡yo nunca le haría eso!, tú fuiste el que lo ha abandonado, lo dejaste aquí solo para que me vigilase porque tú no tenías el valor de hacerlo, ¿ qué pasa, acaso estabas demasiado ocupado para hacer una llamada y ver si estaba bien?, sabes tú no eres mejor que yo.
_ ¡No me compares contigo, tú eres un asesino, un monstruo!, creo que ya no necesitas esto.
Tiró las bolsas a la otra esquina y se fue, estaba demasiado sediento y sentía como se abrasaba mi garganta viendo toda aquella sangre esparciéndose por el suelo, no lo volví a ver hasta las navidades del año siguiente, yo saciaba mi sed con la sangre de las ratas que pillaba y algunos pájaros que cazaba cuando se colaban a través de los barrotes, cualquier enfermedad que pudieran tener aquellos animales la ponzoña de mi cuerpo acabaría con ella, yo nunca enfermaría. Me preguntó cómo estaba, me dijo que se sentía culpable porque había roto la promesa que le había hecho a nuestra madre.
_ ¿A qué has venido, a soltarme?, le dije con ironía.
_ Sí.
_ ¿No tienes miedo a que te mate?
_ Me lo merezco, no sé lo que ha pasado entre tú y Adam pero merecías ser escuchado, esto me supera, creí que lo podía manejar pero tenías razón, me da miedo que me puedas hacer daño a mí o a mi familia, fui un egoísta dejando que Adam manejase solo esto, yo os tenía que haber ayudado, debería haberme preocupado más por vosotros pero tenía mucho trabajo y las cosas con mi mujer no iban bien, le fui infiel, casi nos divorciamos pero ahora nos vamos a dar una segunda oportunidad. He cogido un par de semanas de vacaciones, nos vamos a Paris y luego a Toulouse pero antes quiero liberarte, ¿puedo hacerte una pregunta, que pasó con Adam? Le conté lo que había sucedido y él me pidió de nuevo perdón y que lo menos que podía hacer era enterrarlo como se merecía, le dije que no, que ya lo haría yo.
_ Está bien, no deberías haber pasado por todo esto, nunca te debimos hacer caso pero debo confesar que yo me sentía aliviado sabiendo que estabas encerrado, que te podía controlar, me daba miedo que un día perdieras la razón y acabases conmigo o con mi familia, ¡has matado gente por no poder controlarte!
_ Eres mi hermano yo no te haría daño.
_ Tal vez pero para mí hacía tiempo que habías dejado de serlo, el día que nos habías hecho aquella primera visita después de haberte ido durante unos años nuestra vida cambió, papá ya no era el hombre alegre y divertido que había sido, ahora estaba siempre callado, siempre triste, yo era un adolescente y prácticamente no me dejaba salir , controlaba todo lo que hacía , a donde iba y con quién, fue horrible, siempre acabábamos peleándonos y todo por tu culpa, tú le habías dicho algo que lo había hecho cambiar, luego cuando supe lo tuyo las cosas fueron mejores incluso me parecía guay tener un hermano vampiro pero luego todo cambió de nuevo y te odié por ello, entiéndelo, todas esas muertes, tu comportamiento, el querer convertir a mamá en un monstruo como tú, y ahora me pedía ella en su lecho de muerte que te cuidara, ¿ cómo podía mamá querer a alguien así?, y también durante un tiempo odié a mamá, siempre habías sido su preferido, incluso sabiendo en lo que te habías convertido, así que cuando pediste que te encadenásemos fue un alivio para mí, sobre todo cuando Adam se ofreció cuidarte. Necesitaba decirte todo esto, llevaba mucho tiempo guardado en mi interior y eso me comía por dentro, me comporté igual que papá o incluso peor con mi familia y eso fue lo que casi acaba con mi matrimonio, cuando me di cuenta de lo que hacía y de lo mucho que odié a nuestro padre en aquel tiempo sabía que tenía que cambiar si no perdería todo lo que me importaba. Estoy cambiando y por eso nos vamos a dar una nueva oportunidad, y necesitaba decirte todo esto, ¿qué, no vas a decir nada?
_ No entiendo porque no me has dicho nada hasta ahora, yo siempre fui sincero contigo, si lo hubiese sabido nunca hubiese vuelto, tal vez las cosas fuesen distintas y Adam no estaría muerto, has sido un egoísta y estoy demasiado cabreado contigo.
_ Lo siento mucho pero ahora intento reparar el daño, lo primero que voy a hacer será soltarte y si no me quieres ver de nuevo lo entenderé.
_ ¡No, no lo hagas!, ahora estoy demasiado cabreado como para prometer no hacerte daño, además estoy hambriento, no he comido en meses, espera un par de días, hasta que me calme y pueda saciar mi sed.
_ ¡Pero no tengo un par de días!, he dejado a Laura y a mi hija en un hotel y nos vamos dentro dos horas.
_ Si he podido esperar unos meses ahora podré esperar unas semanas, tal vez cuando vuelvas nos hemos perdonado los dos.
_ Está bien, pero quieras o no yo te voy a soltar en cuanto regrese, no lo voy a demorar más, toma estas dos bolsas de sangre, eso hará que sacies tu apetito durante un tiempo.

Qué eres tú?  Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora