capítulo V (5)

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Yo solo esperaba que fuese un viaje corto ya que no me gustaba nada abrazarme a un desconocido, no me sentía a gusto, un cuarto de hora más tarde acabé relajándome un poco y lo pasé bien, la mayoría del trayecto lo pasamos en silencio, solo algunas veces acercaba su cara a la mía para decirme como se llamaba algunos de los lugares que divisábamos a lo lejos. Cuando regresamos con nuestras familias Thelma me dijo que yo era una chica con suerte, que muchas de sus amigas desearían estar hoy en mi lugar y a juzgar por cómo lo dijo ella también se incluía, ya que había cabalgado con el chico más guapo del instituto. Yo no lo había visto así, tenía el pelo castaño, ojos azules y era alto y musculoso pero nada más, mi nueva amiga tenía que haber visto a Diego, seguro que después no le parecería tan guapo, miré mi móvil y seguía sin recibir ninguna llamada suya. El lunes volví de nuevo a la rutina de las clases, empezaba a ser aceptada en el grupo de Thelma, sobre todo por los chicos. A mediados de semana volví al Pazo y todo seguía igual, estuve un buen rato sentada en un banco de la capilla esperando por si aparecía alguien, al final decidí aceptar que él se había ido borrando todas las huellas posibles de su paso por aquí, si quisiese ser encontrado me lo haría saber cómo la última vez, lo que no entendía era porque me había dicho si podía llamarme cuando no tenía intención de hacerlo. El viernes mientras volvía a pelearme una vez más con la física sonó el móvil, era Thelma y me llamaba para decirme que Roberto le había pedido mi número de teléfono y que se lo había dado y ahora no sabía si había hecho bien, luego me preguntó si me gustaba le dije que mi intención no iba más allá de una amistad, después hablamos de la física y de que me estaba costando aprobarla, un rato después de estar hablando colgamos. Cinco minutos más tarde volvió a sonar el móvil y yo ya me imaginaba quien era, tenía que dejarle claro que solo quería amistad con él, pero aquella voz que escuché al otro lado no era la que me esperaba y el teléfono se me cayó.

-Hola, ¿qué tal?

-Pero tú, tú, ¿tú cómo te atreves a llamarme después de haber desaparecido durante dos semanas?, te he llamado un montón de veces y no me digas que no las has recibido porque no te lo creo, ¿sabes lo preocupada que estaba?, no sabía nada de ti y creí que te habían encadenado de nuevo, he ido al Pazo pero no pude abrir la pared, ¿y ahora vas tú y me dices un hola, así sin más?

-Siento que te hayas preocupado por mí pero acabo de llegar de viaje y he visto ahora tus llamadas, no suelo andar con el móvil, lo compré simplemente para hablar contigo, no tengo más que tu número grabado, si quieres puedo estar en unos minutos en tu casa y lo compruebas, créeme que si supiese que estabas tan preocupada por mí te hubiese llamado antes.

Menos mal que no me podía ver la cara porque me ardían las mejillas de la vergüenza.

-No te creo que lo hayas comprado simplemente para hablar conmigo pero en todo caso ni se te ocurra aparecer por aquí, además eres ya mayorcito para hacer lo que te dé la gana pero si quedas en llamarme lo menos que puedes hacer es llamar.

-¿Qué te parece si nos vemos mañana en el Pazo y me disculpo en persona?

- Lo siento pero he quedado.

- Ah, pues entonces que lo pases bien, hasta otro día.

Luego escuché un clip y silencio, me quedé con el móvil en la mano y mirándolo como una tonta, no había hecho planes para el día siguiente pero no quería correr detrás de él como un perrito, me apetecía verlo pero no quería que él se enterase, además pensé que insistiría más. Creo que ya no me gustaba, ahora lo odiaba, bueno solo un poquito. La mañana del sábado seguía enfadada con Diego, parecía que él no tenía las mismas ganas de verme como yo a él y eso me cabreaba, además debo confesar que mi imaginación me había llevado demasiado lejos ya que por la noche dejé media abierta la ventana deseando que él apareciese y entrase igual que en una película de vampiros que había visto y ahora que lo pensaba estaba avergonzada, menos mal que nadie podía leer mis pensamientos. Llamé a Thelma y nos fuimos de compras, necesitaba un par de cosas para clase. Casi habíamos acabado cuando nos encontramos con Roberto, su primo Hugo y un par de amigos suyos, nos invitaron a ir por la tarde a la bolera y yo fingí un terrible dolor de cabeza. Thelma había insistido mucho en acompañarme a casa ya que no quería dejarme ir sola con mi "terrible dolor de cabeza" pero yo le dije que apenas era un kilómetro desde la parada del autobús a casa, además le llamaría cuando llegase, su parada era dos antes que la mía. Por la tarde estaba más que decidida a encontrarme con Diego, sabía que era una locura pero no podía evitarlo. Había llamado a Thelma una vez llegado a casa, ayudé a mi madre a preparar la comida y luego de comer en familia me fui a la habitación, Marcos iba a jugar por la tarde con su equipo de futbol y mis padres lo acompañarían, yo le dije que había quedado, no era del todo una mentira simplemente que no estaría con la gente que ellos creían que iba a estar. Cuando llegué al Pazo me fui directamente a la iglesia, no había nadie pero a los pocos segundos apareció, llevaba una camiseta azul oscura que le marcaba sus pectorales y un pantalón oscuro, botas negras completaba su atuendo, las manos las llevaba metidas en el bolsillo. Me miró profundamente y yo me tuve que apoyar a la pared.

Qué eres tú?  Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora