capítulo LXIII (63)

26 3 0
                                    

Vi como se llevaban a Diego y al otro vampiro hacía el interior de uno de los edificios, a Akos y al otro no les afectaban de la misma manera, las rosas no le hacían daño pero no podían convertirse en lobos y eso les inquietaba un poco, también descubrieron que para que eso ocurriese necesitaban un buen número de rosas, una simple rosa negra no contenía tanto poder. Quería ver a Diego, saber si se encontraba bien pero me dijeron que debía presentarme primero ante los miembros de la cúpula, que llevaban mucho tiempo esperando. Le pedí entonces a Akos que buscase a Diego para saber cómo estaba, no le resultaría difícil ya que también a ellos se los llevaron para una de las casas que estaba cerca de la de Diego y del otro vampiro, supongo que para tenerlos mejor controlados. Entré en un edificio muy similar al que estaban alojados mis amigos, las cortinas que cubrían unas ventanas exentas de cristales eran blancas y de algodón, los muebles también era de colores claros y los adornos eran una de las pocas cosas que le daba color a aquella casa a excepción de los cuadros con marcos dorados, en la segunda planta estaba una de las salas de descanso que era como ellos llamaban a los dormitorios y un gran salón con un enorme piano de cola, la otra sala de descanso estaba en el piso inferior.

_ ¿De quién es esta casa?

_ Será tu alojamiento mientras permanezcas aquí.

_ ¿Y estaré yo sola?

_ ¿Prefieres que Maya te haga compañía?

_ Eso sería estupendo.

_ Está bien, hablaré con la orden.

_ ¿Cuándo hablarán conmigo?

_ Dentro de un rato, antes necesito hacerlo yo.

_ ¿Me vas a pedir perdón por haber escuchado una conversación privada?

_ No, tenía que estar cerca, no sabía cómo reaccionaría tu vampiro cuando le contaras lo nuestro.

_ Deja de llamarle así, además él nunca me haría daño.

_ Necesitaba asegurarme.

_No debiste provocarlo diciéndole aquello.

_ ¿Lo que?, ¿ que me importas?, es cierto, además a estas alturas todos se han dado cuenta, solo que tu vam.., él no ha querido verlo.

_Diego confiaba en mí y yo lo traicioné.

_ No lo hiciste, él te abandonó, estabas perdida y yo te encontré, no hemos hecho daño a nadie, estabas en tu derecho de rehacer tu vida, lo que pasó fue inevitable, de lo único que me arrepiento fue en dejarte ir, me sentía engañado, dolido, pero sobre todo sentía algo que jamás había sentido, celos.

_ ¡Pero tú me odias, soy un monstruo!, eso es lo que me has dicho cuando me apartaste de tu lado.

_ Lo siento, siento mucho haberme comportado de aquella manera, no eres un monstruo, eres hermosa, eres la persona que ha robado mi corazón y siento haberte alejado de mí, ¿sabes por qué? porque te perdí una vez y nunca volverá a pasar.

Nos miramos intensamente, sabía que me iba a besar y con su mirada me estaba pidiendo permiso y yo no podía decirle que no a pesar de que a unos metros de allí se encontraba Diego, ¿qué me ocurría? Antes de que su boca se posase en la mía miré hacia todas partes y me centré en cambiar de conversación.

_ ¿Bueno y donde se supone que estamos?

Luca sonrió, una sonrisa que podía dejar temblando a cualquier mujer, solo de placer.

_ Piensa un poco, estamos en una isla que nadie conoce en medio del océano atlántico pero de la que todos hablan ¿eso no te dice nada?

Me puse a pensar un poco, eso me distraería de sus palabras anteriores y de lo mucho que quería besarlo.

Qué eres tú?  Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora