capítulo LII (52)

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_ ¡Te he echado tanto de menos!

_ ¿Qué ha pasado con los que te perseguían?

_ Dejaron de hacerlo, la orden quiere que regrese a la isla y que lo haga acompañado de Maya, quiere reunirnos a todos, supongo que tiene que ver con lo va a suceder, mañana me voy por eso quería estar aquí. Este es el número de teléfono de un amigo mío, se encarga del reparto de alimentos entre la isla y distintos puntos de la geografía terrestre, no sé cuánto tiempo estaré fuera pero si tienes problemas llámalo, él se pondrá en contacto conmigo, ¿lo harás verdad?

_ ¿Y si no te vuelvo a ver?

_ Dije que cuidaría de ti y estaría siempre a tu lado, no voy a romper esa promesa.

_ ¿Y si no te dejan regresar?

_ Entonces renunciaré a ellos, me convertiré en un ángel caído, haré lo que haga falta para estar contigo.

_ ¡No!, no puedes hacer eso, ¡prométemelo!

_ Ya te lo he dicho, te quiero Beca, mi padre siempre me decía que renunciara a mis sentimientos que me haría ser débil pero tú lo has cambiado todo, he vivido muchos años y nunca jamás había sentido esto que siento estando a tu lado y me gusta, no renunciaré a ello.

De mis ojos brotaban lágrimas de desesperación.

_ Y si no soy buena para ti.

_ No lo creo, ahora entiendo a los ángeles caídos y porque algunos decidieron quedarse aquí y formar una familia y no regresar a la isla, ahora veo las cosas de manera distinta, tú has hecho que esto sea así, deja que cuide de ti Beca.

Después de aquellas palabras nos besamos de nuevo, sus labios se unieron con los míos para robarme el más largo e intenso de los besos, ahora sí que tenía que contarle todo, debía hablarle de Diego y Akos, tenía que contarle lo que yo era, ¿pero cómo?, esto se me había ido de las manos.

_ Ven, vamos, quiero llevarte a un lugar.

Cogimos el coche y nos fuimos hasta el Hyde park, ya era casi media noche y apenas quedaba nadie ya en el parque sobre todo porque el tiempo no acompañaba, hacía frio y empezaba a llover. Se quitó la camisa, por su torso resbalaban diminutas gotas de lluvia, era como si brillase, entonces desplegó sus hermosas alas, aquella visión era espectacular, su cuerpo y sus alas se reflejaban en el lago serpentín, todo parecía un sueño del que no quería despertar, me cogió entre sus brazos y volamos por encima de Londres. Me llevó hasta el The Shard, un rascacielos de reciente construcción y de unos trescientos diez metros de altura y más de setenta pisos, nos elevamos hasta la planta setenta y dos donde un mirador con espectaculares vistas de Londres nos esperaba. La lluvia seguía cayendo y la niebla cubría gran parte de la ciudad, no pude disfrutar de las vistas pero no importaba, estaba con Luca.

_ Ya veo que te gustan las alturas.

_ Me gusta las vistas, ¿tienes frío Beca?

_ Estoy bien, ¿por qué me has traído aquí?

_ Espera.

Poco a poco la niebla se fue disipando y la lluvia dejó de caer, la vista de Londres era maravillosa, un barco navegaba por el rio Támesis y las luces adornaban toda la ciudad, era como sentir la ciudad y yo empezaba a amar todo aquello.

_ Beca ya conoces mis sentimientos, te amo y necesito saber que tú sientes lo mismo que yo, cuando te beso y te abrazo siento que no te entregas por completo, que algo te impide hacerlo, ¿crees que podrás olvidarlo algún día para entregarte entera a mí?, ¿quién era él y cómo ha podido hacerte tanto daño?, a veces siento celos de ese amor, ¿crees que podrías amarme a mí con la misma intensidad?

Qué eres tú?  Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora