capítulo LXIX (69)

18 3 0
                                    

Me puse a pensar en mi familia, ¡los echaría tanto de menos!, si lo que decía la cúpula era cierto puede que ellos se salvasen, necesitaba despedirme de los míos ya que tal vez no los volviese a ver. Les pedí que me ayudasen a salir de la isla para despedirme de mi familia y amigos, regresaría en tres días al mismo tiempo que Luca y los demás, también tenía que despedirme de ellos. Salimos cuando anochecía, nos acompañaba a Maya y a mí dos ángeles ya que ella se ofreció voluntaria para protegerme, solo que a los de la cúpula les pareció poca protección para la elegida y mandaron a dos guardianes, ¡qué importaba si total iban a sacrificarme!, ¿cambiaría algo el destino si lo hacía antes? Volvimos a cruzar una isla tras otra, navegamos en barco y volamos en avión, había perdido prácticamente un día hasta llegar a mi destino. Mi madre se llevó una gran sorpresa cuando me vio, luego de presentarle a Maya nos condujo hacía el salón del pequeño apartamento que había alquilado. Los dos ángeles que nos acompañaban preferían seguir ocultos aunque siempre vigilantes, durante las siguientes tres horas mi madre no paró de hablar, se sentía feliz por mi vuelta. Se habían preocupado por mí cuando intentaron contactar conmigo y no lo lograron, primero creyeron que seguía en casa o en el Pazo pero no había rastro de mí en aquel lugar, pensaron que había regresado a Londres y viajaron allá para localizarme, se pusieron muy nerviosos cuando nadie podía decirles nada incluso llegaron a hablar con la policía. Pero ellos no podían hacer mucho, yo era mayor de edad y me había ido con un chico de viaje según les habían dicho, así que tendría que esperar a que alguno de los dos nos pusiésemos en contacto con la policía o con mis padres.

_ Creí que algo malo te había sucedido.

_ Tranquila mamá ya ves que estoy bien, debería habértelo contado para no preocuparte pero fue algo repentino, no sabía que te ibas a preocupar tanto, nos fuimos a una isla con dificultad para comunicarnos, lo siento, ¿así que tú y papá...?

_ No queremos precipitarnos por si no funciona, empezamos despacio pero ahora vamos a dar un gran paso, regresa aquí a la ciudad en donde nos conocimos, en donde naciste tú y tu hermano, donde crecisteis, de donde nunca debimos irnos.

_ ¿Qué pasó con... ya sabes, la otra?

_ No salió bien.

_ Me alegro por ti mamá, ¿y qué es de Marcos?, supongo que estará feliz con todo esto.

_ Le han ofrecido un contrato en un club internacional, es muy bueno, ¿sabes?

_ Sí, siempre se le ha dado bien el fútbol, ¿sabes mamá?, me han ofrecido un trabajo dando clases de español a niños de cuatro a ocho años y a cambio obtendría una beca para estudiar en una universidad con todo los gastos pagados, solo que está muy lejos de aquí pero es una muy buena oportunidad, y ahora que tú y papá parece que os vais a arreglar me parece una buena idea.

_ ¿Muy lejos, en donde sería?

No me gustaba mentir pero era necesario si no quería causarles más daño, solo me quedaba que los ángeles me ayudasen para que se metiesen en sus cabezas y la noticia por mi desaparición les fuese lo menos dolorosa posible, si alguien podía hacerlo eran ellos.

_ En Alaska, allí no hay muy buena cobertura pero un año pasará pronto, ya lo verás.

_ Alaska está muy lejos.

_ Pero es una muy buena oportunidad

_ Está bien, si es bueno para ti hazlo pero tienes que buscar la manera de mantenernos en contacto.

_ Lo intentaré, ¿vale?

_ ¿Cuándo te vas?

_ Esto..., pasado mañana.

_ ¿Tan pronto, pero si has llegado hoy?

_ Lo sé mamá pero es un trabajo al que no quiero renunciar.

Qué eres tú?  Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora