capítulo LXV (65)

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_ Cuando me marché de tu lado sabías que lo hacía para encontrar a Nadia, tenía que hacer que rompiese nuestra alianza, pensé que aquello iba a resultar fácil y que pronto estaríamos de nuevo juntos, otra vez me equivoqué. Recorrí varias ciudades de Francia como Toulouse, Lyon, Marsella... sin éxito, me fui a Italia pero tampoco estaba por allí, recorrí el continente europeo de norte a sur esperando dar con ella, pero se había esfumado. Pensé que tal vez había cambiado de continente y cuando me disponía a coger un billete para América un amigo me trajo noticias de ella. Estaba escondida en Montenegro, sabía que la estaba buscando y temía por su vida, como sabes yo ya la había visitado varias veces antes para poner fin a nuestra historia pero ella se negaba, no habían pasado los cien años así que si la buscaba significaba solo una cosa. Cuando llegué al lugar un par de amigos de ella me estaban esperando, quería verla pero no me dejaron, quería explicarle como romper nuestra alianza sin que uno de nosotros acabase muerto, quería darle la oportunidad de decirles a todo el mundo de que yo ya no existía y en parte sería cierto. Dejaría de existir para ellos, jamás volvería a verla, viviría mi vida a tu lado en el Pazo allí donde nos vimos la primera vez e intentaría pasar desapercibido para todos, haría lo que hiciese falta para estar a tu lado aunque eso significase no volver a ver a mis amigos ni a nadie del clan, no me importaba, te tendría a ti y eso sería suficiente para mí.

_ ¡Oh Diego!

Me abracé a él y luego nos besamos, al rato se separó suavemente de mí y me miró a los ojos, luego me cogió de nuevo de la mano.

_ Lo había pensado y repasado en mi mente durante muchos días y no pensé que algo podía salir mal, mi plan no podía fallar, era lo mejor que nos podía suceder pero nunca se me había ocurrido que ella ya había hecho sus propios planes. Me tendió una trampa, no me había conocido lo suficiente como para saber que yo tenía una alternativa, creyó que la estaba buscando para matarla y fueron sus amigos los que intentaron acabar conmigo. Logré salvarme pero durante días estuve muy mal, creí no salir de esa, se cabreó muchísimo cuando supo que había acabado con sus amigos y yo seguía vivo. Estaba a punto de cazarla cuando los del círculo me cogieron, sabía que me estaban buscando y me llevó a ellos, me torturaron para que hablase pero jamás lo hice. Si hubiese sucedido hace unos años cuando aún no te conocía no me hubiese importado morir pero ahora tenía que seguir vivo, te había hecho una promesa y pensaba cumplirla, no habían conseguido nada y creyeron que matando a Nadia hablaría. Los muy idiotas pensaban que había ido en su busca porque aún la amaba pero no supieron la verdad hasta mucho más tarde, cuando oyeron hablar de ti. Me sentí muy mal por Nadia a pesar de todo no se merecía eso, debí buscar la forma de haberle hecho llegar mi mensaje, tal vez aquel plan la hubiera salvado, aunque también debo confesarte que me sentí aliviado, ya nadie nos impediría estar juntos. Cuando supieron de tu existencia me volví loco pensando en que pudieses correr la misma suerte que ella, verte allí en aquel lugar..., pensé que sería el fin pero luego me di cuenta de que no estabas sola y nada de lo que había pensado iba a suceder. ¿Sabes? tenías razón respecto a los vampiros, vivimos rodeados de muerte y la gran mayoría de nosotros carecemos de sentimientos, tú te habías dado cuenta y aunque intenté ser más humano jamás dejaré de ser un vampiro, por eso me enfadé contigo aunque no tenías culpa de lo que yo era, Luca es mejor que yo y los dos lo sabemos.

_ No, no digas eso, no quiero escucharte, siento lo que te dije y quisiera olvidarlo.

Volvimos a besarnos y rodamos por la cama, Diego seguía besándome aunque ahora lo hacía más intensamente, su boca se había abalanzado sobre la mía mientras sus brazos me acercaban más a su cuerpo, las palabras de Diego no dejaban de escucharse en mi mente, lo había recuperado, ya no existía Nadia, ¿entonces porque no me sentía plenamente feliz? Oímos pasos en la casa y nos apartamos el uno del otro aunque seguíamos acostados, habíamos dejado de besarnos pero él seguía abrazándome, intenté apartarme un poco pero él me lo impidió. Temía que fuese Luca y que de nuevo se originase una pelea y no podía decirle a Diego que se escondiese porque sería ridículo.

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