Hola personitas, acá les traigo la nueva temporada de la historia de Venus espero que les agrade y nos leemos pronto.
Habia dejado de comer, los días pasaban lentamente, tenía que dejar de sufrir por más tiempo, lo habia prometido. Ella lo habia…
Era mejor no pensar en eso, tenía que seguir adelante tratando de mantenerse a salvo. Era necesario. Los únicos que sabían cómo se sentía eran solo ella y tres personas más, entre ellas Dumbledore.
Sabía que si alguien se enteraba de lo que habia pasado, probablemente nunca los perdonarían, Alec se encontraba igual de nervioso que ella. Había hecho un buen trabajo tratando de que Venus superara la muerte de esa persona. Porque a pesar de que los planes habian salido de alguna manera perfectos. Él no tuvo la suerte de sobrevivir.
Era la primera vez que enserio se sentía mal por algo que ella habia hecho. Algo en el plan de Dumbledore habia fallado y ella no tendría que fingir nada. Ella enserio estaba mal. Aun no sabian que era lo que fallo, tal vez el secuestro de Sirius.
Por suerte de la pelinegra ella no estaba viviendo con sus padres y por lo mismo no habia tenido que verle la cara a Potter y a su familia. Estaba bien con su padrino. Aquella tarde estaba más nerviosa de lo normal, presentía que sería una tarde algo movida.
Alguien llamo a la puerta, su padrino no estaba cerca y parecía que no iba a abrir la puerta. Después de unos segundos pensando si sería una buena idea, ella no estaba segura, sin embargo lo hizo de tal manera que solo se abriera un poco. Narcissa se quitó su capucha. Era tan pálida que pareció brillar en la oscuridad; el pelo largo rubio cayó derramado en su espalda, la miró como a un ahogado.
— ¡Narcissa! — dijo Venus, abriendo la puerta un poco más, de modo que la luz cayó sobre ellas y sobre su hermana también. — ¡Qué sorpresa tan agradable!
—Venus, — dijo ella en un susurro filtrado. — ¿Esta tu padrino? ¿Puedo hablarle? Es urgente.
—Pero desde luego. — Ella se apartó para permitirle que pasara a la casa. Bellatrix todavía encapuchada siguió sin la invitación.
—Niña— dijo ella de manera cortante al pasarla.
—Bellatrix, — contestó ella, en su boca delgada se dibujó una risa ligeramente burlona, y cerró la puerta con un chasquido detrás de ellas.
Estaban avanzando directamente a una sala diminuta, que tenía el aspecto de una celda oscura, acolchada. Las paredes estaban completamente cubiertas de libros, la mayor parte de ellos cubiertos con un viejo cuero negro o marrón; un sofá gastado, un viejo sillón, y una mesa desvencijada estaban de pie agrupado juntos al fondo de la luz débil arrojada por una lámpara de vela colgada del techo. El lugar tenía un aire de abandono, como si no fuera por lo general habitado.
Su padrino, Snape, apareció de la nada y le señaló el sofá a Narcissa. Ella dejó su capa, se corrió a un lado, y se sentó, contemplando sus manos blancas y temblorosas en su regazo. La mirada que le regalo a Venus decia claramente que no la queria ahí.
Bellatrix bajó su capucha más despacio. Oscura al igual que su hermana, con párpados pesados y una mandíbula fuerte, no percibió la mirada fija de Snape y se movió para estar de pie detrás de Narcissa.
— ¿Qué puedo hacer por ustedes? —preguntó Snape, sentándose en el sillón frente a las dos hermanas.
— ¿Nosotros... estamos solos, verdad? — preguntó Narcissa silenciosamente.
—Sí, desde luego. Bien, Venus y Colagusano están aquí, pero no contamos ni ahijadas ni bichos, ¿verdad?
Él señaló con su varita en la pared de libros detrás de él y con un golpe, una puerta escondida se abrió, revelando una escalera estrecha sobre la cual un pequeño hombre estaba de pie congelado y una pelinegra curiosa.
—Te dije que no tenías que estar aquí Colagusano… eres una mala influencia para mí.
—Cómo has visto claramente, Colagusano, tenemos invitados, — dijo Snape perezosamente.El hombre se arrastró, jorobado, con pocos pasos y se movió en el cuarto. Tenía ojos pequeños, acuosos, una nariz puntiaguda, y con una desagradable sonrisa de afección. Su mano izquierda sobaba su derecha, que miró como si fuera encerrado en un guante brillante de plata.
— ¡Narcissa! —dijo él, con una voz chirriante. — ¡Y Bellatrix! Cuanto gusto
—Colagusano nos conseguirá bebidas, si lo desean, — dijo Snape. —Y luego volverá a su dormitorio. Al igual que mi ahijadaColagusano se estremeció como si Snape hubiera lanzado algo en él. Y Venus hizo una mueca ella quería escuchar todo el chisme y su padrino no la dejaría.
— ¡No soy tu criado! — chilló, evitando la mirada de Snape.
— ¿Realmente? Tenía la impresión de que el Señor Oscuro lo colocó aquí para asistirme.
— ¡Asistir, sí pero no hacerle bebidas y limpiar su casa!
—No tenía ni idea, Colagusano, que ansiabas asignaciones más peligrosas, — dijo Snape suavemente. —Esto puede ser fácilmente arreglado: hablaré al Señor Oscuro…
— ¡Puedo hablarle yo mismo si quiero!
—Desde luego que puedes, —dijo Snape, riendo. —Pero mientras tanto, tráiganos bebidas. Un poco del vino hecho por el elfo.
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Los Secretos De Una Weasley
FantasyLos Secretos De Una Weasley Una Chica: Venus Aluminé Weasley Un Confidente: Alec Nott Secretos revelados. "Tal vez es momento de que mis secretos, Los Secretos de una Weasley, salgan a la luz"