16. Invitación.

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Marco

Estaba lavándome la cara de recién levantado cuando llamaron al timbre. Me sequé rápidamente y bajé las escaleras. Miré por la cámara del telefonillo y vi la cara de Carla, ¿qué estaba haciendo por aquí a estas horas? 

Abrí la puerta de fuera y también la de dentro apoyándome en el marco y viendo como corría hacia mí. Si no llego a estar apoyado habríamos acabado en el suelo porque se tiró literalmente a mis brazos. 

-Ey, ¿qué pasa? - susurré mientras cerraba la puerta con ella aún en mis brazos. 

-¿Estás bien? - se separó de mí - ¿Qué ha pasado? 

La miré extrañado, no sabía de lo que estaba hablando. 

-Madre mía, Marco - me volvió a abrazar - Siento mucho no haberte cogido ayer el teléfono. 

Tras esa frase supe que Carla había hablado con Emma y le habría contado mi comportamiento extraño de ayer. 

-No pasa nada Carla - la abracé más fuerte. - Está todo bien.

Lo dije muy convencido, pero no había nada bien a estas alturas. 

-¿Desayunamos y me lo cuentas? - me propuso. 

Asentí con la cabeza y fuimos a la cocina a preparar el desayuno, no era la primera vez que hacíamos esto. Muchas veces había sido en su casa, especialmente tras su relación con Álvaro, pero la mía durante los primeros meses que estuve aquí había sido partícipe de todos mis problemas. 

Le conté todo lo que pasó con Valentina, por qué discutimos y cómo me di cuenta de que lo único que quería era la fama y el dinero. 

-No está bien decirte esto - empezó a decir Carla mientras removía su café con leche - Pero te lo dije, yo y todos los del grupo. 

-Sabes por qué era tan importante para mí. 

-Pero se acabó cuando dejó de ayudarte y empezó a preocuparse más por la imagen que dabais a los medios. Marco, ya no estás solo - me agarró de la mano - Nos tienes a todos, y ahora incluso a una persona más, a Emma. 

Sonreí cuando oí su nombre. 

-Se portó muy bien conmigo anoche, además no me hizo ninguna pregunta al respecto - bebí el último sorbo de café. - Es muy buena chica. 

-No te puedes imaginar cuanto - Carla también sonrió. - Ha pasado por mucho y ahora se merece ser feliz. 

Al parecer, yo no era el único con un pasado difícil. 

-Creo que la llamaré hoy, y la invitaré a comer por lo que hizo ayer. Tengo...tengo ganas de conocerla mejor - confesé mientras mi amiga me miraba entusiasmada. 

-Simplemente, id con calma ¿vale?

Asentí con la cabeza y terminamos nuestro desayuno antes de que Carla tuviera que irse rápido y corriendo. 

-Mi padre llega a casa en una hora, como no esté allí cuando llegue ya me puedo ir despidiendo de las vacaciones. 

-¿Cómo están las cosas? - pregunté preocupado. 

-Bueno, no están mal de todos, lleva una época sin presentarme a hijos de sus socios. Es decir, está asumiendo poco a poco que soy feliz con Sergio - se mordió una de sus uñas nerviosa. - Pero no sé cuanto durará esta paz. 

Me acerqué a ella y la rodeé con mis brazos.

-Aquí estoy para lo que necesites, ya lo sabes - susurré en su oído. 

-Siempre juntos ¿no?

-Siempre. 

La acompañé hasta la puerta del jardín y esperé hasta que su coche desaparecía por la esquina de mi calle. Miré el reloj, eran ya las 12 de la mañana y mi último día de vacaciones se consumía sin a penas darme cuenta. Entré en casa y cogí el móvil para llamar a Emma. 

Fueron cuatro tonos los que sonaron. 

-¿Si? - respondió en un susurro. 

-¿Emma?

-Espera un momento que salgo de la biblioteca - esperé unos segundos hasta que escuché su voz de nuevo - Ya estoy disponible - dijo riendo. 

-¿Te pillo en mal momento?

-No, tranquilo, estaba a punto de tomarme un descanso - me senté en el sofá y enarqué mis cejas. Habían terminado los exámenes hacia a penas un par de semanas y Carla me había contado que las dos habían aprobado todo. Borré esos pensamientos de mi cabeza. 

-Llamaba para saber si tenías planes para comer. 

Tardó unos segundos en contestar. 

-Pues la verdad es que no - respondió dudosa. 

-¿Te parece si comemos juntos? Invito yo después de lo de ayer.

-Marco, no es necesario - me encantaba escuchar mi nombre saliendo de sus labios. 

-Venga, anda, paso a recogerte y todo, así nos conocemos más que mucho quedar, pero a penas sabemos nada el uno del otro. - Insistí de nuevo. 

-Bueno, si lo vemos desde ese punto llevas toda la razón - sonreí como un tonto - Pero, ¿podemos comer pronto? Entro a trabajar a las cuatro. 

-¿Te parece si te recojo a la una?

-Vale, me viene genial, ahora te mando un mensaje con la ubicación - me levanté del sofá y subí las escaleras dirección a la ducha. 

-Genial, pues nos vemos en una hora.

Nada más colgar me metí en la ducha con la música a tope y aprovechando la tranquilidad de la casa. Cuando salí del baño y abrí el armario para elegir mi ropa me topé con toda la ropa de Valentina. 

Suspiré y me senté en la cama mirándola. Se había acabado, después de un año y algunos meses volvía a estar solo en esta inmensa casa. Estaba deseando que se llevara todas sus cosas para empezar una nueva vida sin ella a mi lado. Era hora de disfrutar de mi vida y de mis amigos. 

Mi teléfono comenzó a sonar y corrí hasta él. 

-¿Papá? - pregunté ilusionado. 

-Hola cielo, ¿te pillo en mal momento?

-No, tranquilo, puedo hablar un rato contigo - me senté de nuevo en la cama y me relajé. - ¿Qué tal todo por allí?

-Bueno, el verano llega y con eso todos los turistas, pero nuestras playas siguen siendo sitios casi desiertos. 

Sonreí orgulloso, lo malo de vivir en Mallorca es que las playas se llenaban en verano y a penas podías disfrutar de ellas. Sin embargo, lo bueno era que los de allí sabíamos de esos pequeños rincones que se esconden de los turistas y que puedes disfrutar sin ningún problema. 

-Por cierto Marco, me ha llamado Valentina - mi pulso comenzó a acelerarse - ¿Qué ha pasado?

-Ayer lo dejamos, bueno, lo dejé yo papá. - Le conté todo, pero saltándome algunas partes de la discusión y la posterior llamada a Emma. 

-Así que puedo borrarla de mis contactos ¿no?

-Sí, puedes hacerlo e Igor también.

-¿Y tú estás bien? - mi padre se puso serio inmediatamente. 

-Mejor de lo que esperaba. Ahora he quedado con una amiga para comer y esta tarde con el resto del grupo para despedirnos antes de la concentración de mañana. 

-¿Amiga nueva? - preguntó mi padre intrigado. 

-Sí, y me tengo que ir en media hora así que esta noche hablamos ¿vale?

-Pásalo bien hijo. 

Y tanto que lo iba a pasar bien, tenía muchas ganas de pasar tiempo a solas con Emma sin ser interrumpidos por nadie. 

Mentiras. // Marco Asensio //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora