Carla.
Si mi madre no se iba en menos de una semana, al final la acabaría echando yo de casa de Sergio, de verdad. Estaba a punto de perder la paciencia con ella en casa, ponía pegas por todo, no se conformaba con que Sergio nos hubiera acogido en su casa durante meses después de todo lo que pasó. Además, quiere llevar el control de todo incluso de lo que no es suyo.
Después de hablar por teléfono con Emma, arranqué el coche y fui directa a casa, preparada para aguantar los reproches de mi madre. Llegué a casa y vi que Sergio aún no había llegado del entrenamiento. Entré por la puerta y mi madre apareció por el pasillo.
-¿Has pasado por el supermercado? - mierda, sabía que algo se me olvidaba. Negué con la cabeza y me llevé una mano a la frente. - Carla, te lo he repetido mil veces antes de salir de casa.
-Lo sé mamá, pero se me ha pasado. No he tenido un buen día - dejé las llaves en el mueble de la entrada y la mochila a los pies del perchero. - ¿Has ido a ver el piso de hoy? Tenía muy buena pinta en internet.
Decidí cambiar de tema para que no me echara la bronca por no haber ido a hacer la compra.
-No, ya sabes que no me convencía.
-Mamá, si no te acercas a ver ningún piso al final ninguno te va a convencer - dije elevando el tono de voz. - ¿Cuál es tu excusa esta vez?
-¿Qué excusas? ¿De qué me estás hablando? - preguntó mi madre comenzándose a enfadar.
-De que todos los pisos tienen algo de malo, ninguno te parece lo suficientemente bueno mamá, tienes que decirte, no puedes estar aquí toda la vida - no fueron las mejores palabras para decirle que se tenía que ir, pero era la pura verdad.
-¿Quieres que me vaya? - susurró decepcionada, no era la primera vez que se liaba una así, y sabía que tampoco sería la última.
-No, mamá, no es eso, simplemente...estamos invadiendo el espacio de Sergio.
-¿Estamos o estoy? Porque sé que no te vas a venir a vivir conmigo - me reprochó.
-Ya hemos hablado este tema, mamá - cogí de nuevo las llaves del coche. - Mañana hemos quedado con la inmobiliaria para ver otro piso, a las 9 de la mañana salimos de casa.
No dejé que me respondiera, salí de casa y me dirigí al coche. No podía estar en esa casa sin acabar explotando. Fui directa a Valdebebas, sabía que Sergio tenía coche para volverse, pero necesitaba verle, necesitaba pasar tiempo con él a solas, sin que estuviera mi madre por medio.
Aparqué justo al lado de su coche y esperé durante veinte minutos a que saliera. Apareció por la esquina con Marco, ninguno de los dos esperaban verme aquí porque se detuvieron unos segundos para después seguir caminando.
-¿Todo bien cielo? - me preguntó Sergio nada más acercarse a mí. Me encogí de hombros y me quedé callada, no sabía que decir. - Ven aquí - Dejó la bolsa de deporte en el suelo y me abrazó. Marco hizo lo mismo, los quería a rabiar.
-¿Qué pasa, Carla? - cuando Marco hablaba con tanta dulzura me trasmitía muchísima tranquilidad.
-No puedo más con mi madre, de verdad, necesito que se vaya, sé que no debería decir eso porque es mi madre, pero... - me detuve para coger aire - Está acabando conmigo, me agota.
Sergio acarició mi mejilla y me atrajo hacia él.
-Hoy tenía que ir a ver un piso - continué hablando - Pero no ha ido, ni si quiera muestra interés. Sé que lo de mi padre la ha dejado trastocada, pero no es la única. Yo también estoy mal, joder, yo también tengo miedo de que vuelva a aparecer, no me quedaré tranquila hasta que no salga el juicio.
-Ya sabes que ese desgraciado no se va a volver a acercar a vosotras - me aseguró Marco. - No sabe ni si quiera ni donde estáis.
-Mi tía le ofreció a mi madre un sitio donde quedarse fuera de Madrid, pero ni con esas.
Ambos me miraron sin saber bien qué decir ni qué hacer. No habíamos encontrado todavía la solución, es que ni si quiera sabía si la había.
-Tengo una idea - dijo Sergio rompiendo el silencio. - Todos necesitamos salir de Madrid, aunque sea por unos días, así que hagamos una escapada, después de esta jornada tenemos unos cuantos días libres, tres días serán suficientes, seguro.
Sonaba a planazo, escapada de parejitas, y encima con mis dos mejores amigos, no creo que nada pudiera salir mal.
-No sé chicos, no estoy muy segura de que Emma quiera irse ahora. - Dudó Marco.
-Por Sophie ¿no?
-Sí, esta noche se lo comentaré a ver qué me dice, pero lo dudo mucho.
-¿Qué ha pasado con Emma? - el pobre Sergio nunca se enteraba de nada.
-En casa te lo cuento cariño.
Quedamos en que iríamos hablando del tema, además había quedado con Emma mañana para ponernos al día de todo y que me contara mejor la historia con su abuela. Marco se fue hacia su coche y yo seguí parada en frente del de Sergio.
-Aunque Emma y Marco no puedan venir con nosotros, esta semana nos vamos tú y yo a alguna parte, y me da igual lo que diga tu madre, nos vamos y punto - dijo serio. Cuando Sergio sacaba su genio dejaba de ser todo lo mono que era, incluso en algunas aspectos me parecía una persona totalmente distinta porque no estaba acostumbrada a verle de esa forma.
-¿Podemos comer fuera de casa? - le pregunté mientras pasaba mis manos por detrás de su cuello. - Y planeamos la escapada de dos días. No quiero volver a casa ahora mismo.
Pasó sus manos por mi cintura y me acercó más a él.
-Por supuesto, tus deseos son órdenes - me dio un beso. - Vamos en tu coche si quieres, mañana que Marco pase a por mí y luego recojo el mío.
No le puse ninguna pega, tenía ganas de pasar tiempo a solas con Sergio, aunque fuera en una simple comida. Estaba sintiendo que nuestra relación comenzaba a ser monótona y era lo pero que podía pasarnos ahora que se supone que debería ser el momento más feliz de nuestra relación.
-¿Alguna petición de dónde comer? - me preguntó arrancando el coche.
-Simplemente, lejos del mundo.
Respondí, pensando que algún día seríamos pájaros y que volaríamos libres ajenos a los demás.
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Hola!! Aquí os traigo una novedad y es haceros partícipes de la vida que llevan Carla y Sergio. Me gustaría que me dejarais en comentarios si os ha gustado y si queréis que suba más capítulos como estos.
Muchísimas gracias por leer!!!
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Mentiras. // Marco Asensio //
FanfictionDos personas; Una misma amistad; Un mismo destino. ¿Hasta qué punto estás dispuesto a mentir para que te quieran? Emma lo tiene muy claro, ¿y tú?