Emma.
Veía a la gente pasar de un lado a otro, todos con sus uniformes de policía, con papeles en las manos y con caras de preocupación. Otro caso más de agresión no significaba nada para una oficina de policías, pero cuando el agresor es propietario de las mejores empresas de España y también de algunas partes de Europa, el asombro es aún mayor. Me quité el hielo de la mejilla y lo puse en mi costado, no había una parte de mi cuerpo que no me doliera, estaba exhausta, quería llegar a casa y meterme en la cama.
Había llamado a mi padre y le había contado un poco por encima todo lo que había pasado, que mantuviera la calma y que no le dijera nada a Sophie. Pero tampoco pareció preocuparse demasiado porque las únicas palabras que me dijo fueron "Vale, cariño, esta noche nos vemos". Había dejado de ser el mismo desde que le despidieron y yo cada día me comía la cabeza por saber el por qué.
Miré mi móvil dudando si llamar a Marco y contarle lo que había pasado ahora que estábamos bien o contárselo mañana después de haber descansado lo suficiente. Y en ese momento, como si el destino fuera demasiado cruel conmigo, mi móvil sonó con una foto de Marco y mía de fondo, era la foto que le había puesto para que apareciera cuando me llamara.
Tragué saliva y contesté.
-Hola cariño - solté controlando mis emociones.
-Buenos días, preciosa, bueno allí son buenas noches - reí ante su comentario y me quejé de dolor, las costillas me estaban matando poco a poco. - ¿Pasa algo?
Su tono de voz cálido hizo que todos mis defensas bajaran notablemente.
-Marco... - sollocé.
-¿Que ha pasado, Emma? ¿Estás bien? - intenté controlar mi voz para poder articular alguna palabra y me obligué a mantener la tranquilidad porque estábamos bien, estábamos vivas.
-Estoy en la comisaría con Carla.
-No me jodas, que el hijo de puta de su padre le ha hecho algo.
-Nos ha hecho algo - corregí la preposición.
-¿¡Qué!? - escuché cómo gritó al otro lado del teléfono.
Empecé a escuchar jaleo, oí la voz de Sergio "¿Qué ha pasado Marco?", él le respondió y Sergio perdió los nervios. "Ahora mismo cojo un vuelo para allá, joder, no tendría que haber venido". Creo que también estaba de fondo Lucas que intentaba tranquilizar el ambiente.
-Cariño, qué ha pasado exactamente.
-No - contesté a Marco - No puedo contarte nada, todavía no me han tomado declaración y no debería hablar con nadie antes.
-Dime, solamente si estás bien - noté cómo le temblaba la voz.
-Sí, cariño, estoy bien y Carla también - la mentira más grande que había dicho nunca y él lo sabía perfectamente, pero engañarnos, en cierta medida, nos ayudaba a llevar mejor la distancia.
-¿Me llamarás cuando salgas de comisaría?
-Claro, cariño, no te preocupes - me estaba cayendo una lágrima por la mejilla y quería colgar el teléfono para volver a controlar mis sentimientos.
-Te quiero millones - solté un carcajada llena de tristeza y añoranza.
-Y yo también, Marco, muchísimo.
Vi cómo Carla salía de la sala de interrogatorios acompañada de su madre. Me despedí de Marco y me levanté demasiado rápido para mis costillas que se quejaron. Carla parecía mucho más tranquila.
-¿Todo bien? - pregunté a su madre. Ella asintió y se sentaron en las incómodas sillas de aquella fría sala. - Ha llamado Marco, seguramente ahora te llame él o Sergio, te vendrá bien hablar con alguno de ellos - le dije a Carla acariciando su preciosa mejilla.
Me recompuse y entré en la sala de interrogatorios. No tenía ganas de recordar nada de lo que había sucedido, además que las escenas pasaban por mi cabeza entremezcladas, tenía que ponerlas en orden y acordarme del detonante de toda la pelea.
Me senté en una silla fría de metal, apoyé mis manos sobre la mesa blanca y miré al policía que estaba en frente de mí.
-¿Usted es Emma Parker García?
-Sí.
-¿Puede relatarme su parte de los hechos? - asentí con la cabeza y comencé a contar todo. No desde que entramos en esa casa, sino desde que conozco a Carla, desde que ella empezó a contármelo todo de su padre.
Perdí la noción del tiempo, las palabras salían de mi boca sin poder controlarlas y cuando quise darme cuenta el policía me traía un vaso de agua y me ponía una mano en el hombro.
-Será mejor que vayáis a casa y descanséis.
-¿Pero, qué va a pasar? - era estudiante de derecho, se suponía que tenía que saberme este proceso, pero había empezado a entrar en shock, o a salir de él, todavía no lo sabía.
-Recibiréis una carta para ir a declarar, pero dentro de bastante tiempo, ya sabe cómo son estos casos, el juicio tarda en llegar.
Asentí con la cabeza y salí de aquella sala con un escalofrío en la espalda. Me dirigí donde estaba Carla con su madre, y al llegar me encontré con Isco abrazando a Carla. Al verme se separó de ella y vino hacia mí.
-Madre mía, Emma... - susurró acariciando mi mejilla amoratada. - ¿Qué te ha hecho?
Negué con la cabeza y me encogí de hombros. Abrió sus brazos y yo me dejé llevar por ellos.
-Podíais haberme llamado, os habría acompañado - se separó de mí. - ¿Necesitáis algo?
-No, ya hemos testificado las tres, y podemos volver a casa.
-¿Y qué pasa con él?
-Nos enviarán una carta para el juicio, pero las cosas van lentas.
-Joder - me cogió de la mano, y me atrajo a él otra vez para volver a abrazarme. - Os llevo hasta casa.
Me dejé de llevar, no iba a resistirme más, no iba a luchar, quería llegar a casa. Primero dejamos a Carla y a su madre en casa de Sergio, no tenían ganas de volver al lugar dónde había ocurrido todo. Carla había llamado a Sergio para preguntarle si podían quedarse en su casa, y él aceptó sin dudarlo.
Isco me dejó en la puerta de casa, pero no quería bajarme, no sabía por qué.
-¿Estás bien Emma?
-¿Puedes hablarme de algo normal, algo feliz que te haya pasado hace poco? - Isco dudó unos segundos, pero luego lo hizo y me alegró un poco el día.
-Creo que nunca me voy a olvidar del momento en el que el pequeño Isco conoció a su hermano, Theo. Le quiere con locura, Emma. Se podría pasar las horas mirándole, y yo mirándolos a ellos.
Así era yo con Sophie, no podía quitarla los ojos encima, siempre sería lo mejor que me había pasado en la vida.
-Gracias, por venir y por todo.
-Cualquier cosa tienes mi número Emma, no lo dudes ¿vale?
Asentí con la cabeza, le abracé por última vez y salí del coche. Entré en casa y no me sentí reconfortada, estaba todo en silencio. La luz de la habitación de mi padre encendida pero la de mi hermana apagada. Entré sin hacer mucho ruido, Sophie dormía plácidamente abrazada a su peluche de Olaf.
Entré y me encontré a mi padre dormido con un libro entre las manos, se había quedado dormido leyendo. Me acerqué, le quité el libro y apagué la luz. Pensaba que iba a estar esperándome despierto, que iba a estar preocupado por mí y que cuando entrara por la puerta me daría un abrazo reconfortante, pero estaba muy equivocada.
Me metí en la cama con la ropa puesta, acurrucada entre las sábanas y con la luz encendida, si la apagaba volvería a ver la cara de Roberto, volvería a revivirlo todo y no estaba preparada para ello.
Necesitaba un abrazo de Marco ahora mismo.
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Mentiras. // Marco Asensio //
FanfictionDos personas; Una misma amistad; Un mismo destino. ¿Hasta qué punto estás dispuesto a mentir para que te quieran? Emma lo tiene muy claro, ¿y tú?