Emma.
Abrí los ojos a las 10:00 de la mañana. La luz entraba por los pequeños huecos de las persianas y el pequeño tráfico que solía haber en mi calle estaba en su esplendor. Me dolía muchísimo la cabeza y, casi no podía moverme de la cama, estaba reventada. Mi almohada seguía empapada por las lágrimas que había soltado la noche anterior descontroladamente.
Me levanté con todo el cuidado del mundo para que mis costillas no dolieran más de lo que ya dolían, fui al baño y me tomé un ibuprofeno. Era la primera vez que veía mi cara en el espejo después de lo de ayer, mi labio estaba un poco hinchado y mi mejilla comenzaba a teñirse de rojo y morado, esto me iba a costar demasiado maquillaje.
Salí a la cocina y me encontré con una nota de mi padre encima de la encimera:
"He salido con Sophie a comprar y al parque, no sé si llegaremos para comer."
Me pareció demasiado extraño porque mi padre casi nunca salía solo con Sophie a la calle, pero lo dejé pasar porque estaba demasiado cansada como para cuidar de Sophie un día más, y esta tarde a trabajar. Preparé mi desayuno de la manera más rápida que mi cuerpo me dejaba, en cuanto terminara llamaría a Carla para saber cómo había pasado la noche.
Me senté delante de mi café recién hecho y mis tostadas y llamaron a la puerta. Suspiré porque seguramente era el cartero que venía a traer alguna carta certificada o algún paquete que pedí hace tiempo en aliexpress y tardan media vida en llegar.
Abrí la puerta de casa y me quedé sin respiración, las piernas comenzaron a temblarme y el corazón se puso a cien.
-¿Marco? - me costó decirlo en voz alta, porque seguía sin creérmelo, todavía tenía que ser fruto de mi imaginación. - ¿Eres tú?
Alzó su mano y tocó mi mejilla. Ese fue el gesto que necesité para soltar todo lo que no había sido capaz de soltar ayer por el shock. Fue él, quien una vez más, me trajo a la vida, a la realidad.
-Ven aquí cariño - entró en casa y cerró la puerta detrás suya para apoyarse y protegerme entre sus brazos. - Ya estoy aquí - susurró antes de que comenzara a llorar como si se hubiera acabado el mundo.
Me condujo hasta el salón, dónde nos sentamos en el sillón y comenzó a decirme las cosas más bonitas del mundo. Incluso comenzó a hablarme de cualquier cosa para que me tranquilizara, aunque fuera estúpida, pero me estaba ayudando.
-Tenías que haber visto a Lucas en el avión, el pobre aún se tiene que tomar alguna pastilla en los viajes largos para no cagarse del miedo - solté una pequeña carcajada mientras me separaba de él con cuidado.
-¿Qué haces aquí Marco?
-Isco me lo contó todo y no dudé ni un segundo en volverme a España, por vosotras, sobre todo por ti - entrelazó nuestras manos.
-Vas a perderte la pretemporada.
-No te preocupes por eso, hemos conseguido llegar a un acuerdo y continuarla aquí. No iba a dejarte sola. - Acaricié su rostro y me sentí más viva al notar el cosquilleo de su barba en mi mano.
-No te merezco.
-No, te mereces a alguien mejor que yo - le callé con un beso. Hasta este momento no sabía lo mucho de menos que había echado sus labios.
Estuvimos gran parte de la mañana tumbados en el sofá, acurrucados, sin decir ni una palabra, disfrutando el uno del otro. No me preguntó, ni me hizo que le contara todos los hechos y lo agradecí porque solo quería disfrutar de su compañía.
A las dos nos pusimos a hacer la comida como una pareja normal, como si no hubiera sucedido nada. Hicimos nuestro plato favorito, pasta con tomate.
-¿No son demasiados carbohidratos para un futbolista? - le dije de broma.
-Creo que podré con ellos, tú por eso no te preocupes - me guiñó un ojo y comenzamos a comer. - ¿Y Sophie?
-Se ha ido con mi padre - miré el móvil para revisar si tenía algún mensaje de él - Esta mañana cuando me he levantado he visto una nota de que se iban a comprar, al parque y que no sabían si llegarían a comer.
-Eso es bueno ¿no? - sabía por qué lo preguntaba, la relación con Sophie y mi padre no era la mejor de todas, pero el cambio tan repentino de la noche a la mañana no sabía hasta que punto podía ser bueno.
-Espero que sí, nos quedan todavía casi dos meses de verano - a mediados de julio Sophie suele estar ya casi desesperada. - ¿Y tu familia qué tal está?
-Mi padre y mi hermano se han cogido unos días y vendrán a Madrid la semana que viene aprovechando que yo voy a estar aquí. Y mi familia de Ámsterdam muy bien, hablo con mi abuela casi todos los días, la he hablado de ti ¿sabes?
Casi me atraganto con la comida ¿le ha hablado de mí? Le miré fijamente con una sonrisa.
-Sé que estamos a punto de hacer dos meses, pero, no puedo no compartir mi felicidad con los demás.
Me estaba sacando todos los colores y yo no sabía dónde meterme. ¿Se podía ser más adorable?
-Que sepas que siento que llevamos mucho más tiempo juntos - alargué mi mano y acaricié la suya. Me sentía muy afortunada de tenerle a mi lado.
-¿Quieres hacer algo esta tarde?
-Tengo que trabajar - abrió los ojos y dejó de comer.
-No puedes ir a trabajar así Emma, debes...tomarte un tiempo cariño - yo también dejé de comer y suspiré.
-Marco, no han llamado a mi padre para trabajar aún, no puedo permitirme faltar al trabajo, me cobran por horas.
-Pero si no descansas a la larga no vas a rendir y te pasará factura - tenía razón, pero me podía más el agobio de tener que mantener una casa entera y pagar una carrera que mi estado de salud. Marco se levantó y puso su silla al lado de la mía acariciándome la mejilla - ¿Has ido al hospital?
Negué con la cabeza.
-Me curaron en la ambulancia y me llevaron directamente a la comisaria para declarar, dijeron que si tenía dolores fuera a urgencias y me mirarían más a fondo - tragué saliva para no derrumbarme.
-¿Y has sentido dolores? - no le quería mentir, pero tampoco me quería sentir frágil. Asentí con la cabeza lentamente. - Vamos al hospital, te miran, te dan la baja y así te seguirán pagando el tiempo que estés de baja. No será mucho tiempo y no te echarán del trabajo, confía en mí.
Me tendió la mano dándome el privilegio de elegir lo que quería hacer. Me habló con cariño, me aportó seguridad y sabía que me acompañaría eligiera lo que eligiera.
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Mentiras. // Marco Asensio //
FanfictionDos personas; Una misma amistad; Un mismo destino. ¿Hasta qué punto estás dispuesto a mentir para que te quieran? Emma lo tiene muy claro, ¿y tú?