51. Hospital.

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Emma

Dejé la maleta al lado del armario de la habitación de invitados, y Carla la dejó sobre el lado derecho de la cama. Nosotras compartiríamos esta habitación junto con Sergio que dormiría en un colchón hinchable a los pies de la cama. 

Las demás habitaciones estaban ocupadas por la familia de Marco que había llegado esta misma mañana a la isla. Tenía muchísimas ganas de ver su cara.

Saqué las fotos que había imprimido de la mochila, y Carla todo el material que había comprado. Globos dorados y plateados, de todas las formas posibles. Bajamos al salón para prepararlo todo y apareció por la puerta Igor con sus primos que traían los globos de helios con el número 24. No sabía cómo habían cabido en el coche. 

Nos presentó a sus primos y al resto de la familia. Eran encantadores, sobre todo su abuela que nos miraba atenta desde una silla cómo preparábamos todos. 

-No te separes de mí, por favor, ya sabes que mi fuerte no es el inglés - me susurró Carla cuando se dio cuenta que los primos de Marco no hablaban español. Me reí, pero la hice caso. 

Cogimos la cinta de doble cara y pegamos globos al techo de los cuáles colgaban una cuerda. Mientras yo los colgaba subida a la escalera, Carla la sujetaba y Sergio ponía las fotos con pinzas. Estaba quedando precioso. 

-¡Igor, your phone! - dijo su prima llamándole la atención y acercándole el móvil. 

Sonrió cuando vio el nombre de uno de los amigos de Marco en la pantalla. 

-¿Cómo vais? - dijo nada más colgar el teléfono. - No vengáis todavía, que nos quedan unas cuántas...

Pero dejó de hablar, se había quedado sin aliento y su cara había pasado a ser pálida. Me bajé de la escalera con las piernas temblando y no por vértigo, sino porque algo había pasado. Porque el temor se hizo con mi cuerpo y ni si quiera pude reaccionar cuando Igor colgó el teléfono. 

-¿Cómo van? - dijo Carla alegre, incapaz de poder pensar que algo malo había pasado. Sergio se aproximó a ella y le tocó el hombro. 

-¿Qué ha pasado Igor? - dijo él, se había dado cuenta cómo yo de que había pasado algo y que no era ninguna tontería. 

-Marco está en el hospital - dijo de súbito. No hizo falta que se tradujera al inglés para que sus primos supieran que nada iba bien. 

-¿¡Qué!? - gritó Carla, yo me senté sobre el brazo de uno de los sofás, mirando a Igor fijamente, y su padre apareció por la puerta del salón. 

-¿Qué acababas de decir, hijo?

-Joder, que nos tenemos que ir, que a Marco le ha pasado algo - después del susto, llegan los nervios, y lo pude comprobar tanto en Igor cómo en mí. 

Me levanté de súbito, cogí mi bolso, la chaqueta y fui detrás de Igor mientras Carla y Sergio nos seguían. 

-Toma, vosotros llevad mi coche, que yo voy con el de mi padre - le dio las llaves a Sergio y nos montamos. 

La abuela, la tía y el primo de Marco se quedaron en casa, mientras que los otros 6 nos dividíamos en dos coches. Por un lado, Sergio, Carla y yo, y por el otro, Gilberto, Igor y su prima. 

Llegamos al hospital en 15 minutos, aparcamos cerca de la puerta y fuimos corriendo a la puerta de urgencias. Allí estaban todos, no me imaginaba que les conocería en una situación como aquella. 

-¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Marco? - interrumpió Gilberto nervioso. 

-Ey, tranquilo - un chico rubio ceniza se acercó y lo abrazó - Han sido unas cuántas picaduras, están analizando si puede haber una reacción alérgica. 

-Pero Marco no tiene alergia, no es la primera vez que le pican a él o a alguno de nosotros - habló Carla manteniendo el optimismo. 

-No ha sido una picadura normal, Carla - esta vez fue el chico de pelo negro quien se levantó del asiento y comenzó a andar nervioso. - Era un puñetero banco de medusas, joder, el agua estaba revuelta y ni si quiera fuimos capaz de verlo. 

Me senté en una de las sillas que había porque tenía miedo de que me fallaran las piernas me fallaran. 

-¿Qué han dicho los médicos? - preguntó Igor. 

-Estamos esperando. 

Nos sentamos todos en las sillas que rodeaban las paredes blancas de la sala de espera. Uno de los amigos de Marco se acercó a mí, era el que tenía el pelo rubio ceniza y trató de sonreír. 

-Tú debes de ser Emma ¿verdad? - me dijo dándome los besos. -Yo soy Berto, me ha hablado mucho de ti. 

-Encantada, no veía el momento de conoceros, pero jamás pensaría que sería aquí - dije intentando controlar mi voz. Y sin más, me abrazó intentando tranquilizarme. 

Entendí que los amigos de Marco eran igual de humildes y de cariñosos que él. Carla se levantó y me estuvo presentando a los demás. Intentaron establecer una conversación normal, pero no pudieron, todos estábamos pendientes de lo que estaba sucediendo al otro lado de la puerta. 

Media hora más tarde salió una mujer con una bata blanca y una hoja. 

-¿Familiares de Marco Asensio? - nos levantamos todos de golpe. - Solo pueden pasar dos. 

Gilberto e Igor fueron detrás de ella y los demás nos quedamos en el mismo lugar de antes.

-¿Quieres un café o algo? - me preguntó Sergio preocupado.   - A penas has hablado desde que hemos llegado. 

Negué con la cabeza. No podía controlar mis emociones, tenía un nudo en el pecho. Marco estaba bien, estaba vivo, seguramente le estarían curando y controlando la reacción de su piel, pero respiraba. Lo sabía, era consciente de ellos, pero mi mente solo recordaba el momento de la llamada, el momento en el que todo se había quedado parado a mi alrededor. 

Sergio acarició mi mejilla y me leyó los pensamientos. 

-Estará bien Emma, ya verás. 

En ese momento, Igor salió por la puerta. Carla soltó una exclamación y se dirigió corriendo hacia él. 

-¿Qué te han dicho?

-Le han dado un calmante para los dolores y ahora está dormido. No hay ninguna anomalía, pero prefieren tenerle en observación para ver como evoluciona. Así que podéis iros a casa chicos, hasta mañana por la mañana no le darán el alta. 

Todos se levantaron, pero yo me quedé clavada en el sitio. Volvía a sentir el temblor de mis piernas y el nudo en la garganta. Carla me miró y enseguida supo lo que pasaba conmigo. 

-Ey, Emma, mírame - se agachó, cogió mi cara entre sus manos. - Está bien ¿vale? Fuera de peligro, no le vas a perder. 

Lo sabía, joder, pero mi subconsciente me estaba jugando una mala pasada, no concebía nada bueno, en mi cabeza solo resonaba un "Marco está en el hospital". Estaba teniendo la misma reacción que cuando mi padre me llamó llorando diciendo que mi madre había tenido un accidente. 

-Quiero quedarme. - Fueron las únicas palabras que salieron de mi boca. 

-¿Estás segura? - dijo Igor acercándose a mí, yo asentí con la cabeza. - En ese caso, te quedas con mi padre y yo me voy a casa ¿vale? Así me quedo con mi familia. 

Se despidieron todos de mí y esperé a que Gilberto saliera. Igor me había dicho que nadie se podía quedar dentro de la habitación, pero que podríamos esperar en la sala de espera hasta que se despertara. 

Lo que iba a ser la mejor fiesta sorpresa pre-cumpleaños de la historia, se había convertido en todo lo contrario. Ese día aprendí que no quería perder a Marco por nada del mundo. 

Mentiras. // Marco Asensio //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora