20. Problems.

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Emma. 

Llegué a casa, dejé a Sophie durmiendo en la cama y me metí directa a la ducha. Necesitaba relajarme y poner todas mis ideas en orden. En cuanto el agua comenzó a caer por mi espalda empecé a pensar. Marco se había portado demasiado bien conmigo y tendría que recompensárselo, ¿cómo? No lo sabía. Tendría que hablar con Carla sobre ese tema. 

Lo primero que haría cuando saliera de la ducha sería llamarla, llevaba todo el día sin conectarse al Whatsapp y eso comenzaba a ser extraño. Y lo segundo sería pedirle una explicación a mi padre por su comportamiento esta tarde y por la pensión que supuestamente deberíamos estar recibiendo Sophie y yo. 

Fue media hora lo que estuve en la ducha, pero me pareció que fueron horas. Salí con la energía renovada. Cogí el teléfono y llamé a Carla, pero nada, seguía sin cogérmelo. Lo intentaría más tarde. 

A las ocho y media de la tarde mi padre aún no había llegado y Sophie comenzaba a despertarse. 

-¿Te duele la cabeza cariño? - ella negó con la cabeza y volvió a cerrar los ojos. 

-Tengo hambre - dijo con su preciosa voz de dormida. 

-Te prepararé la cena - dejé un beso en su frente y salí de la habitación. 

Cuando estaba preparando su cena fue cuando mi padre apareció por casa. 

-¿Dónde has estado? - no le di tiempo ni a que me saludara. Cuando le vi supe que algo había pasado, tenía los ojos enrojecidos y traía una bolsa llena de cosas del trabajo. 

-Me han despedido - automáticamente dejé de cocinar y me senté en una de las sillas de la cocina. 

-¿Por qué? - pregunté sin apenas creérmelo. 

-La empresa ha quebrado - mi cabeza comenzó a funcionar a mil por hora. 

-Tienes que dejarme tu contrato papá, si es así podemos llevarles a juicio y que te indemnicen, pero no solo a ti, sino también a todos los demás. - me levanté de la silla y fui corriendo a mi habitación para coger un libro de mi carrera de derecho - Tiene que haber algún artículo en la ley que hable de estos casos, tú no te preocupes que...

-Emma, cariño ¿sabes lo que significa esto? - me agarró de la mano y yo asentí. Significaba que no íbamos a llegar a final de mes, que teníamos que ponernos a buscar un trabajo para mi padre en seguida y que a Sophie no podía faltarle de nada o sino tendríamos que vernos las caras con asuntos sociales. 

-Mañana mismo vas a la oficina del paro y que te den la ayuda, así podremos ir tirando hasta que encuentres algo y yo pueda encontrar un trabajo a tiempo completo - abracé a mi padre y olvidé por completo todo el asunto de mi madre y la dichosa pensión. 

Le conté lo que había pasado con Sophie y que un amigo nos había ayudado, pero en ningún momento nombré que era el mismísimo Marco Asensio y mi padre tampoco mostró mucho interés. 

Di de cenar a Sophie y luego cenamos mi padre y yo sin decir absolutamente ni una palabra. En cuanto terminamos de recoger la cocina, me fui derecha a mi habitación y comencé a llorar. ¿Por qué todo tenía que suceder en el mismo día? Mi paciencia se estaba acabando y mi fortaleza también. 

La melodía de mi móvil sonó y lo cogí en seguida al comprobar que era Carla. 

-Por fin me puedo poner en contacto contigo - dijo Carla algo sofocada. 

-¿Estás bien? - intenté pronunciar las palabras lo mejor posible sin que se notara que había estado llorando.

-¿Puedo quedarme a dormir en tu casa? No quiero estar ni un segundo más con mi padre - definitivamente, algo había pasado. 

-Por supuesto, ahora mismo te preparo la cama - mi padre estaba al corriente de toda la vida de Carla y las puertas de mi casa siempre estaban abiertas para ella. 

-Estaré allí en una hora, millones de gracias Emma. 

-De nada, corazón, ahora nos vemos. 

Saqué la cama que había bajo la mía y la preparé antes de contarle a mi padre las novedades. Como de costumbre no puso ninguna pega, incluso creo que se alegró un poco, Carla trasmitía alegría sin necesidad de hablar. Con solo verla te sacaba una sonrisa. 

Tardó en llegar exactamente una hora y cuando abrí la puerta supe que algo gordo había pasado. Llevaba su preciosa melena recogida en una coleta, se había quitado las lentillas y llevaba sus gafas de pasta que escondían unos ojos rojos. 

La abracé en cuanto entró en casa y ella se desmoronó por completo. 

-Necesito que acabe esto ya - me susurró entre sollozos. 

Fuimos directas a mi habitación, hacia demasiado tiempo que no veía a Carla así y se me partía el corazón. Nos sentamos ambas en mi cama y esperé a que se tranquilizara. 

-¿Qué ha pasado, cariño? - la cogí de la mano y la escuché.

-Todo es un desastre Emma - apartó el pelo de su preciosa cara y me miró seriamente. - Hacía bastante tiempo que mi padre no aparecía en casa con un nuevo pretendiente para mí ¿verdad?

Asentí con la cabeza intentando mantener la calma. 

-Y siempre solían ser hijos de sus socios que tenían la misma edad que yo, pero esta mañana - tuvo que tragar saliva antes de continuar hablando para que no le temblara la voz - Sin previo aviso mi padre me ha presentado a un socio suyo con la intención de...darle mi mano. Joder Emma, mi padre quiere que me case con uno de sus socios, con un hombre de 50 años. 

Tardé varios minutos en poder contestar porque tenía que asimilar toda la información. 

-¿Has estado toda la mañana con él? - Carla asintió con la cabeza. - Tienes que rechazarle como lo has hecho otras veces. 

-Esta vez es diferente. 

-¿Por qué?

-Porque me caso en 2 semanas - y rompió a llorar de nuevo. 

No supe qué decir, simplemente me limité a abrazarla y nada más. Joder, estoy había llegado demasiado lejos. 

-Cielo - sequé sus lágrimas con mis manos - Es hora de hacer eso con lo que llevas tantos meses soñando. Has ahorrado lo suficiente como para hacerlo, y yo te voy a apoyar en esto. 

-¿Juntas? - me preguntó intentando no volver a llorar. 

-Juntas, siempre. 

Nos tumbamos juntas en la cama y nos quedamos mirando al techo sin decir ni una palabra. 

-Ay, se me olvidaba, ¿por qué me has llamado tantas veces, ha pasado algo? - me preguntó girándose hacia mí. 

-Será mejor que te lo cuente mañana, te quiero Carla. 

-Yo también te quiero. 

Y así fue cómo, no solamente mi vida, sino la de aquellos que más quería comenzaba a complicarse y yo no sabía por dónde empezar a arreglarlo. 

Mentiras. // Marco Asensio //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora