Emma.
La claridad se hizo dueña de la habitación, pero seguí remoloneando en la cama hasta que fui sintiendo todo mi cuerpo, no sabía ni si quiera qué hora era. Miré el reloj que Marco tenía en la mesilla y marcaban las 12 del mediodía, me levanté de un salto. Tenía que pasar por casa y luego ir a trabajar.
Me vestí con mi ropa que ya estaba más que seca después de la lluvia de ayer, hice la cama de Marco y bajé al salón a por mi bolso. Me encontré con una nota encima del bolso escrita por Marco.
"Buenos días, cariño. Estoy entrenando volveré sobre las 14, sé que hoy trabajas, si quieres comemos juntos y te llevo a trabajar, cuando salga te llamo.
Te quiere, Marco.
PD: Tienes el desayuno en la cocina".
No era más mono porque no se podía, de verdad. Fui a la cocina y sobre la isla había un zumo y mis magdalenas favoritas, desde que se lo dije siempre trata de tenerlas en casa cuando sabe que voy.
Nada más terminar de desayunar cogí mi móvil y el papel que me dio ayer mi abuela con su número de teléfono. No aguantaba más las ganas, necesitaba hablar con ella urgentemente, quería saber qué era lo que había pasado.
Marqué su número y no tardo más de dos señales en cogerlo.
-¿Si?
-¿Abuela? Soy Emma.
-Hola, cielo - escuché cómo se aclaraba la garganta y continuaba hablando, la había pillado de sorpresa. - ¿Todo bien?
-Sí, simplemente quiero que nos veamos y hablemos. Necesito que me expliques todo porque no entiendo nada.
-Por supuesto ¿cuándo te viene mejor?
-¿Esta noche a las nueve? Salgo de trabajar a las ocho, así que podemos vernos por el centro de Madrid. - Sabía perfectamente por qué zonas se movía ella, y no era ni punto de comparación con las que yo estaba acostumbrada, pero ella ahora mismo tenía el poder y tenía que acostumbrarme.
-Genial, ahora te paso la dirección.
-¿Puedo pedirte un favor?
-Claro cielo. - Cerré los ojos con fuerza, no estaba acostumbrada a que me llamara así después de haber estado tres años sin saber nada de ella.
-No pidas la custodia de Sophie, lleguemos a un acuerdo, pero por favor, no puedes quitármela abuela. - Tragué saliva intentando borrar de mi cabeza cómo sería vivir sin Sophie, sin sus risas y sus juegos.
-Esta noche hablamos sobre ese tema, yo solo quiero lo mejor para Sophie, y también para ti.
-Está bien, luego nos vemos.
-Hasta luego cielo.
Y colgué. Iba a ser la tarde más eterna de mi vida. Un minuto después mi móvil sonó y sonreí al ver el nombre de Marco.
-Buenos días preciosa ¿cómo te has levantado?
-Hola cariño, mucho mejor, dormir con compañía me sienta muy bien - soltó una carcajada al otro lado del teléfono, le quería demasiado.
-Al final he salido antes, así que en media hora me tienes en casa. ¿Qué quieres de comer? Tengo que pasar por el supermercado a comprar.
-Prefiero que me sorprendas chef.
-Sabes que de ahí puede salir cualquier cosa ¿no? - preguntó riendo.
-Lo estoy deseando.
-Mira que eres mala - una de las cosas que peor llevaba Marco en esta vida era pensar en las comidas. Siempre intenta tener un menú semanal hecho para no tener que pensar lo que va a comer y a cenar, incluso una aplicación donde metiendo los ingredientes te organiza recetas. - Entonces tardaré un poco más en llegar, pero en nada me tienes allí.
-Perfecto, no te preocupes. Por cierto, ¿puedo usar un momento tu ordenador para unas cosas de la uni?
-Sí, claro, está donde siempre.
Nos despedimos y subí a por su ordenador para luego sentarme en el jardín aprovechando los rayos del otoño que empezaba a aparecer. Todavía quedaban dos meses para diciembre, para los temidos exámenes de último curso.
Carla me había estado contando que la facultad es puro nervio, todos compiten entre sí paraver quien tendrá más nota, quien conseguirá trabajo antes.
Decidí llamarla para saber cómo lo estaba llevando, no había sido nada fácil, ni tampoco para Sergio.
-¿Dónde está la mejor amiga del mundo? - pregunté contenta deseando escuchar su voz.
-Saliendo ahora mismo de clase, vaya mierda de mañana que llevo, que suerte tienes de no tener que aguantar a los profesores este año. - Daría lo que fuera por estar delante de Carla ahora mismo, era adorable cuando se enfadaba.
-Te acompaño en el sentimiento amiga - escuché cómo abría la puerta de su coche. - ¿Cómo lo llevas?
-Mal, Emma, muy mal, de verdad. A mi madre no le parece nada suficiente, cada casa que encuentra para mudarse tiene algo malo - escuché cómo resoplaba. - "Porque son grandes, porque son pequeñas, porque están cerca del centro, porque están lejos de ti" - dijo imitando la voz de su madre lo que me hizo sonreír. - No puedo más Emma, necesito desconectar, irme lejos.
-Pues yo tengo nuevas noticias que contarte.
-Dime que son buenas por favor.
"Ojalá", pensé antes de contarle todo lo que había sucedido el día anterior. Quedamos en vernos mañana para el almuerzo, después de que ella saliera de clase y antes de que entrara yo a trabajar. Necesitábamos demasiado un rato de chicas, sin novios, sin nadie más que nosotras.
Colgué el teléfono y Marco apareció por la puerta de casa lleno de bolsas de la compra. Al principio, antes de conocer a cualquier famoso pensaba que les traían la compra a casa o que la hacían por internet, pero Marco me dejó bien claro que quería ser una persona normal y corriente, no quería sentirse especial.
Entré rápidamente para ayudarle, había hecho por lo menos la compra del mes, y cuando abrí la primera bolsa vi un paquete de mis magdalenas favoritas, lo que os había dicho al principio, es un amor.
-Hola cariño - se acercó a mí y me besó. - ¿Cómo estás? - preguntó preocupado y acariciando mi mejilla.
-Mucho mejor, he llamado a mi abuela para ir a hablar con ella esta noche. Necesito saber todo con detalles porque aún sigo sin entenderlo - agaché la cabeza y suspiré para tranquilizarme y no volver a mi estado de ayer.
-¿Quieres que vaya contigo? - sabía que lo hacía con toda la buena intención del mundo, y que solo quería lo mejor para mí, pero por mucho que quisiera que estuviera a mi lado, Marco no pintaba nada con mi abuelo y hasta que no descubriera qué es lo que estaba pasando quería tenerle apartado del asunto.
-No te preocupes cariño, estaré bien.
-Si necesitas cualquier cosa, que te recoja, quedarte a dormir aquí o lo que sea, me llamas ¿vale?
-Lo haré, te lo aseguro - le devolví el beso y nos pusimos manos a la obra.
Esa tarde intenté estar distraía con cualquier cosa que se me pusiera delante, incluso en la cafetería. Necesitaba que se me hiciera corta porque las preguntas en mi cabeza se amontonaban una tras otra y no conseguía mantenerme relajada.
Pensé que nunca más lo diría, pero por primera vez en tres años tenía ganas de ver a mi abuela.
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¡¡Feliz Año!! Siento mucho haber tardado una semana en subir capítulo, pero aquí estoy de nuevo. Este capítulo puede parecer un poco sin más, pero era necesario para poder continuar. En el próximo capítulo tendréis una sorpresa y es que tratará especialmente de Carla y Sergio. Lo tendréis en un par de días publicado.
Muchísimas gracias por leer!
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Mentiras. // Marco Asensio //
FanfictionDos personas; Una misma amistad; Un mismo destino. ¿Hasta qué punto estás dispuesto a mentir para que te quieran? Emma lo tiene muy claro, ¿y tú?